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Pasaron los días, mina siempre visitaba a kenma por algunos minutos, gracias a eso se enteró que su habitación quedaba a dos habitaciones de la suya y que bokuto era el que a veces la cuidaba cuando las enfermeras estaban ocupadas.

La niña lo visitaba diario para jugar o para que la ayudara a leer los cuentos felices que tanto amaba.
Kenma realmente se encariñó con la pequeña, incluso le prestaba sus videojuegos y la ayudaba a moverse por los mapas.

Kuroo siempre los veía con felicidad, a pesar de no ser tan cercano a la niña ya se sentía demasiado  querido por ella.

–tu pelo es muy suave mina

–gracias

Se encontraba cepillandole el pelo a la menor.
Un poco después de que jugarán, la niña se tenía que ir, tenía que dormir y estar en un ambiente donde no se enfermara ya que sería peligroso.

–¿Quieres oír música?

–claro

–ten, busca la que tú quieras kenma

Las delgadas manos de kenma tomaron el teléfono de kuroo con delicadeza, todo lo hacía con lentitud.
Pronto serían dos meses desde que esa pesadilla comenzó, cada día más asfixiante que el anterior, cada día más doloroso .

Kenma ya no podía moverse como antes, su torso ya no era tan movible como antes, ahora sí necesitaba de la ayuda de kuroo para moverse al baño o cosas por el estilo.

"Worldstar money" de joji comenzó a escucharse por el parlante de el teléfono.
El bonito y melancólico sonido de la canción hizo que se le formará un nudo en su garganta.

Kuroo comenzó a relacionarse con las pocas palabras de la canción.

"Te mire y dije... No me odies"

Realmente no quiere que la persona que ama lo odia, le rogaría a cualquier dios con tal de que kenma nunca lo odié

"Tan  tiernamente me ves arder, así que dime ¿Estoy loco?"

Todos los días veía la sonrisa cálida de kenma, esa sonrisa que le hacía preguntarse si en verdad estaba en todos sus sentidos, ¿Realmente debería ocultarselo?
¿En verdad merece odiarse?

"Porque yo lo hago"

En verdad se odiaba

"No quiero morir"

Pero lastimosamente ya lo había echo, había entrado a la habitación obscura de su mente, el verdadero kuroo murió y lo único que quedaba con el cuerpo era su amor por kenma, ese amor que a pesar de ser tan doloroso seguiría con el hasta el final.

Las lágrimas salían inconscientemente de sus ojos, kenma lo notó y con lo único movible pudo limpiar sus lágrimas, así es, kenma solo tenía control de sus brazos y cabeza.
–¿Que pasá?¿Estás bien?

–si solo que... E estado estresado y escuchar esa canción me deprime mucho

–perdón, pondré algo más movido

–no, está bien, es tu favorita de ese cantante, escúchala hasta que te canses de ella

–¿Okay?

Esa misma canción se escuchó repetidas veces sin descanso.
Kuroo miraba el rostro de kenma, sus ojeras eran demasiado notorias, el rojo de su nariz era evidente ya que ya se acercaba la época de el frío, sus labios estaban secos y sus pómulos más marcados, su tono de piel era un blanco amarilloso, sus clavículas eran más marcadas y ahora le dificultaba un poco respirar, su pelo pintado se veía más maltratado pero aún así kuroo lo seguía amando.

–la época de el frío está cerca– dijo kenma mientras veía afuera de la ventana

–claro, tengo que tapar las ventanas para que no te entre el frío

–a mi no me importa eso al fin y al cabo yo voy a... Al fin y al cabo yo no siento las temperaturas así que no tenemos que preocuparnos.

–tal vez no lo sientas pero es peligroso así que no tenemos que  confiarnos

–kuroo

–¿Mmm?

–porfavor cuiden a mina, si se enferma en verdad sería muy peligroso, más de lo que el frío podría hacerme, así que porfavor cuiden a mina

–... Claro que lo haremos

–gracias...

–en verdad la quieres mucho

–si, me dijo que era como su hermano mayor, dice que ella tenía un hermano mayor pero no lo recuerda mucho y que tampoco recuerda su nombre, en fin, el caso es que me dijo eso y que si yo no quería ser su hermano entonces tendría que ser su pareja

–esta enamorada de tí

–estas loco, me dijo que como el amor es eterno probablemente ella viviría para siempre si se enamora desde ahora...

–pobre niña, que horrible que sepa eso desde tan corta edad... Seis años y ya sabe que morirá

–si, cuando me contó eso quise llorar pero es obvio que no pude

–tranquilo, ya pasará– el choque de sus manos era todo lo que necesitaba para saber que estaban allí el uno para el otro, la mano fría de kenma le dió un suave apretón, por lo que kuroo alejo su mano creyendo que era en forma de molestia, kenma realmente lo quería sentir.

–gracias por cuidar de mi

–de nada, ¡Ah! Por cierto, mañana hay una sorpresa

–¿No me dirás?

–nop

Los quejidos resonaban,esos pucheros difíciles de ver y sobretodo esas pupilas grandes correctamente hermosas le hacían recordarse que no todo era malo, aún había cariño en su vida

HASTA EL FINAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora