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El cuerpo de kuroo se congelo al tocar la blanca nieve.
Cargar a kenma ya no era difícil, cada día que pasaba se ponía más delgado y delicado.
El cielo decorado de un gris tenue, las manos de kenma eran frías como la nieve al igual que sus mejillas.

–a mina le encantaría ver esto...

–...

–¿Que pasá?

–nada simplemente, ja, ni siquiera se que pasá

–¿estar acostados en la nieve te congeló el cerebro?

–tal parece

–tranquilo, mientras tú corazón este latiendo todo estará bien, mientras tengas a alguien a tu lado todo estará bien

–...¿Tu tienes a alguien?

–si, tú, eres mi mejor amigo así que estoy bien con eso

–tienes razón, soy tu mejor amigo

–kuroo

–¿Que sucede?

– has un ángel de nieve

–¿Eh?, No, me reuso, ya no somos niños

–jaja andá, porfavor y te prometo que cuando esté mejor comenzaré a hacer ejercicio

–¿Te alimentaras mejor?

–claro

Kuroo rendido se tiró a la nieve y comenzó a mover sus brazos y piernas, kenma se reía como nunca antes había escuchado.
Cuando acabo se levantó mientras seguía observando a su amigo reír.

–¿Es gracioso?

–demasiado jajaja, gracias por hacerme reír

–ya sabés aquí está tu payaso personal...

–no te enojes, en verdad muchas gracias nunca me había reído así... Uff, entonces ahora, bueno, no  ahora, después tendré que cumplir mi promesa

–si

–si– le afirmó– ...la nieve me recuerda a esa vez que éramos niños ¿Recuerdas?

–no con claridad

–yo si, estaba riendo  como ahorita, igual era un día nublado y la nieve estaba por todos lados, jugábamos en el patio trasero de mi antigua casa, tu me aventabas la nieve al igual que yo a ti, nos caíamos, reíamos e incluso hicimos angeles de nieve mientras nuestras manos estaban juntas...

–ya lo recordé... Me encantaría volver a esos tiempos, hubiéramos podido jugar un poco más... Solo un poco más...

–asi está bien... Ahora somos mayores y tenemos más conciencia de lo que hacemos, aparte podemos recordar esos momentos como algo lindo

–tienes razón...

–la nieve empieza a caer

–si

–¿deberíamos regresar?

–no, quédate aquí solo un poco más, no quiero que te vayas...

–ja, siempre estamos juntos y aún quieres más

–realmente me agrada estar contigo, es como están en casa

–¿Mmm?

–me haces sentir cálido – sin decir más tomó su mano y le quitó el guante dejando al aire libre su mano congelada– siempre me gustaron tus manos

–¿Por?

–son delgadas y blancas como la nieve, se ven tus nudillos rosas así que las hace ver más bonitas– con las yemas de sus dedos empezó a masajear las manos de kenma

–creo que debería decir gracias de nuevo

–deja de darme las gracias, no me gusta que tú me lo digas

–¿Porque?

–parece cómo si fueras a morir... No me gusta

–... Entiendo

–creo que ahora sí deberíamos regresar

–tienes razón

Coloco de nuevo el guante y tiempo después se retiraron.

En el camino kenma miraba desde abajo a kuroo con una sonrisa.
– ¿puedes poner música ahorita en la habitación?

–claro ¿Que te gustaría para comenzar?

–no lo sé... Podemos checar ahorita

–entonces vamos...

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Sus párpados se entrecerraban al ver a kenma dormir.

–te amo– fue lo que le murmuró kuroo antes de dormir.

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–quiero oír codplay

–realmente te gusta su música

–si, me indentifico mucho con su música además me ayuda a dormir

–entonces pondré daylight

–esta bien

Kenma comenzó a mover su cabeza de un lado a otro disfrutando de la melodía.
Kuroo lo observaba fijamente, sus largas pestañas brillosas, sus labios rosados y ese color tenue en sus mejillas le daban a entender que todo estaba bien si tenía a su mejor amigo a su lado.

–¡kuroo!

–¡¿Que pasa?! – se despertó de golpe, rápidamente se levantó y fue a dónde se encontraba kenma– ¿Estás bien?

–eso te lo tengo que preguntar yo a ti

–¿Porque?

–estabas llorando...

–ah– paso su mano sobre su mejilla dándose cuenta de las lágrimas– perdón, ni siquiera se el porque...

–no pidas perdón es normal...

–kenma ... Son las cinco de la mañana ¿Cómo es que estás despierto?

–no lo sé

–¿pongo música para que duermas?

–no, verte dormir me ayuda

–¿Seguro?

–claro

–esta bien entonces... Descansa

–si, descansa...

Volver a dormir pero sin un recuerdo, volver a dormir pero sin tener a kenma sano y a salvó, dormir sin estar en ese infierno.

Cuando pudo cerrar sus ojos soño con kenma, ambos estaban en el pasto con un cielo despejado y el sol no tan brilloso.
Tenía a kenma sentado sobre su regazo mientras le daba besos en su mejillas, sus manos no eran frías, sus ojeras no eran tan marcadas, su cabello no estaba tan maltratado, todo era un sueño en dónde pudieran ser felices pero lastimosamente nada era real.

Mañana sería otro día en dónde estuviera a punto de llorar y contarle todo a kenma.
Mañana sería otro cansado día

HASTA EL FINAL Where stories live. Discover now