6:de el

54 10 34
                                    

-¡Ten una piedra!

-¿Porque necesito una piedra kuroo?

-es un regalo sorpresa de mi para ti, la puedes usar cuando yo no esté

-no entiendo

-para los que te molestan, cuando yo no esté simplemente avientasela a la cabeza

-puff

El joven kuroo río con su amigo a pesar de haberlo dicho enserio.
Esas pequeñas sorpresas eran las favoritas de kenma.

Es increíble cuánto hasta las propias sorpresas llegan a cambiar y con el tiempo se vuelvan más oxidadas.

Casi un año sin ver a su madre, claro que estaba feliz de verla, pero esa felicidad se retiró lentamente cuando su madre se le acercó y lo abrazo con lágrimas en sus ojos.

–¿Estás bien mamá?

–claro, esto pasará– se alejó de el menor con sus suaves labios sobre su cabello

–¿Y papá?

–esta en un viaje, de echo solo vine por un poco tiempo

–...¿Cuánto?

–¿Que?

–¿Cuánto tiempo te quedas?

–una hora aproximadamente

–ya veo...

–¿te diviertes aquí?

–algo... Hice una nueva amiga, se llama Kim mina tiene seis años, la cuido y juego con ella aveces

–que bien hijo

–¿Y a tí?

–bien, en Londres hace demasiado frío, aquí también, está a casi el mismo nivel de frío que allá

–me gustaría sentirlo

–no entiendo hijo

–el frío, era mi época favorita antes de todo esto, recuerdo que me dejabas faltar a la escuela por el frío– Con una sonrisa en su rostro miro a su madre, lágrimas adornaban su rostro– ¿Que sucede?

–no quiero que te pase nada hijo

–¿Que?¿Porque? Mamá porfavor explícame

–hijo... Tu vas a mo-

–kenma-san, ¡hola!– la pequeña entro entusiasmada mientras se acercaba a la camilla sin ponerle atención a la madre de kenma

–hola bonita

El pequeño movimiento de su mano le hizo saber a kuroo que todo estaba en orden, el prelinegro asintió levemente y cerró la puerta

-¿Ella es tu mamá?– pregunto curiosa a lo que el acepto– mucho gusto señora ¿Quiere ser mi amiga?

–jaja claro

–bueno... ¿Kenma-san puedes ayudarme a leer esto?

–"lo ojos de la niña brillaron cuando se dió cuenta de las tres mesas y sillas que estaban acomodadas por tamaño, desde la más grande a la más pequeña"

–oh, gracias, no podía leer esto, gracias

–esta bien ya sabes que te puedo ayudar– la pequeña se acercó a el y se paró de puntitas dándole un beso en la mejilla al mayor provocando una sonrisa en los más grandes de la habitación

–¡Achú!

–¿Estás bien mina?– la preocupación se apoderó de su rostro

–si, llevo todo el día estornudando

HASTA EL FINAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora