Extra navideño

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Antes de leer

Esto no es parte de la historia, esto sucede en un mundo alterno. No altera ni cambia nada la trama de verdad. Espero que les guste besos..

Zaila

Estoy frente al espejo colocándome unos pendientes de rubí que me regaló mi esposo y también su collar a juego. El regalo lo recibí en nuestro décimo aniversario, pienso en la vez que lo conocí y la rara sensación de rechazo y gusto que sentía hacía él, ahora lo amo y es lo mejor que me ha pasado junto a nuestros hijos, Meraki y Kalon.

Ella una pequeña de 7 años muy inteligente y hermosa, tiene su pelo castaño claro un poco ondulado sus ojos son de color café. Es una extraña combinación de Adriano y yo. Tiene el carácter de él, a su corta edad siempre sabe que quiere y es muy perseverante, pero también puede ser muy diva igual que su madre, tiene un encanto y carisma natural.

Kalon es un niño de 12 años, pelo café o ojos café oscuros, es de tez morena clara y delgado, ambos son iguales físicamente a Adriano aunque Kalon es muy reservado y poco cariñoso solo abraza a su hermana, a su padre y a mi. Todos sabemos que nos ama, solo que lo expresa con acciones y no con palabras. No le gusta el contacto físico. Tengo la suerte de tener a los mejores hijos del mundo

Me enfundo un vestido rojo apretado que resalta mis curvas, me pongo mis zapatillas, observo mi reflejo y me gusta lo que hay en él. Estoy perfecta para la cena de navidad. Tocan la puerta de mi habitación y entra mi niña, vestida de rojo y con su pelo suelto.

—Mami, papá no deja pasar a Kenji— me dice mi hija cruzándose de brazos.

Kenji es el mejor amigo de Kalon, van juntos en la escuela, se conocen desde los 5 años. El tiene 12 y es un niño muy bueno, muy tranquilo, cuida mucho a Mer y es muy buen amigo y Adriano está un poco celoso.

— Si lo va a dejar pasar. Solo es exagerado.

Suelta una pequeña risita.

—Papá es muy dramático.

—Lo sé amor. Voy contigo.

Salimos de la habitación y bajamos los escalones de la casa a bronquitis como le gusta a mi bebé. Llegamos a la sala y me encuentro con Kenji sentadito moviendo sus manos nervioso por la presencia de mi esposo. Mi hijo mayor se encuentra al lado de él.

—Ya deja al pobre niño Adriano, compórtate.

Lo regaño, voltea su cabeza y hace un recorrido con su mirada de pies a cabeza, pasando su lengua por su labio inferior. No puedo evitar imitar su acción, se ve tan caliente con su traje totalmente negro y en su mano porta un reloj de oro que le regalé. Nunca se lo quita. Pasan los años y me sigue provocando las mismas sensaciones que antes, tal vez más, la versión joven de Adriano es caliente pero si versión de hombre maduro es más que caliente. Muchas jóvenes lo ven con deseo y no las juzgo, yo también lo haría.

—Fiera. Te ves como la perfecta Diosa que eres.

Siento mi rostro enrojecer por sus palabras. Me tendría que haber acostumbrado pero con él no sé sabe.

—Tú también esposito. Te ves muy bien— digo alargando la palabra muy.

Se acerca a mí y me planta un delicado beso sobre los labios.

—No me distraigas. Para de poner nervioso a Kenji por favor.

Rueda los ojos.

—Hola señora Zaila, le traje este pequeño presente.

Me da una pequeña bolsa de regalo, en color rojo muy bonita. Me agacho a su altura y doy un pequeño abrazo.

—¿Le trajiste un regalo a mi esposa?

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora