XX.

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20 de octubre del 2005-
Residencia Hanagaki:

—Listo, lo voy a cubrir de nuevo, para empezarlo de una vez por todas —dijo Takemichi alejándose un poco para ver el mural lleno de líneas negras.

El rubio le lanzó una botella de agua desde su posición en el suelo y él la atrapó con facilidad. Sus manos manchadas y el olor a pintura, poco le importaron al momento de abrirla y beber.

—Te ayudaré a pintarlo —aseguró Chifuyu levantándose y Takemichi asintió pasándole un rodillo.

Ambos se encontraban en la terraza frente al mural, en donde Takemichi había estado practicando con los aerosoles en los último 4 días enteros.

Mikey y Draken habían invitado a Takemichi al baño público ese día, pero claramente el oji-azul tuvo que negarse. Su tatuaje no podía ser visto por ellos, puede que no entendieran mucho al verlo, pero de seguro reconocerían partes como los dragones o el tigre de Kazutora y en estos momentos, eso no le convenía en absoluto. Por ello les dijo que estaría haciendo algo muy importante con Chifuyu referente a la escuela, para adelantarse por los días que faltó. Lo cual era falso y estuvo todo la mañana, comiendo, pintando y hablando con Chifuyu.

—¿Qué has sabido de Baji-kun? —se atrevió a preguntar el bicolor, ahora sentado en la mesa mientras Chifuyu terminaba de pintar su parte.

—Me ignora totalmente. Casi nunca está en su casa y se ha metido en varios problemas, por lo que ahora está en arresto domiciliario —respondió el de ojos verdes, sin molestarse en ocultar lo mucho que eso le afectaba—…Ahora discute constantemente con los chicos, se peleó conmigo y otro integrante de nuestra división a propósito, y le han prohibido ir a la reunión de hoy.

Takemichi levantó una ceja por su tono y forma de hablar.

—¿Y eso te duele por…? —el bicolor dejó el rodillo sobre la taza de pintura y tomó una toalla para limpiar su rostro y sus manos—. Que no te afecte, ahora sabes que no lo hace porque sea malo o algo así. Ya sabes la verdadera razón del porque hace lo que hace.

Chifuyu chasqueó la lengua y se acercó a él, dejando el mural ya completamente blanco.

—No me motiva mucho que haga todo esto por el bastardo que tratará de matarlo —murmuró con desagrado y Takemichi lo miró entre sorprendido e incrédulo—… ¿Qué?

El oji-azul dudó un poco antes de responder—. No, nada, sólo es irónico que, en el ahora, odies a Kazutora-kun.

—¿En el ahora? —el rubio levantó una ceja confundido y Takemichi sólo asintió—…  Cierto, tienes razón; no sé cómo puedo odiarlo. Debería quererlo con todo mi ser y protegerlo de todo mal y peligro —finalizó sarcástico, tomando una toalla húmeda para limpiarse la pintura de las manos.

Takemichi esbozó una pequeña sonrisa divertida.

—En todos los futuros terminaron siendo íntimos amigos —le informó, diciéndole la verdad, claro, pero a su manera—. De hecho, en ningún futuro logras tener una pareja o familia. Sólo te relacionas con los chicos y en especial con Kazutora-kun —Chifuyu le veía con cara de que no le creía ni una palabra—. Es verdad… eras tú quien le iba a buscar al salir de prisión, él trató de salvarte de Kisaki, también tenían una tienda de mascotas juntos…—afirmó enumerando con sus dedos—. Quizás lo hacías por Baji-kun, posiblemente entendiste lo valioso que era para él y por eso decidiste ayudarlo a salir adelante.

—Sí, quizás lo hice cuando maduré y me convertí en un adulto —afirmó fingiendo que pensaba con seriedad—, pero ahora tengo 17 y no me cae bien. Esperemos que me caiga mejor cuando lo lleves a terapia —afirmó palmeando su hombro—. Lo dejo en tus manos, compañero.

¿Y quién salvará a Takemichi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora