XXX.

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—¿Y qué haremos si alguna vez no estámos juntos?
—Buscarnos.

✧༺♥༻✧

Cuando todos abandonaron el lugar, Takemichi sacó la mano de su bolsillo y la puso sobre la herida en su costado, observando a Kazutora de pie, frente a Baji, con la mirada gacha.

—¿No tienen nada qué decir? —preguntó de repente, acercándose a la pila de autos tras Baji y subiendo por ésta, hasta alcanzar el toppuku de Mikey sobre uno de los vehículos oxidados.

Estando allí, frenó y tomó aire. Su herida ardía, pero por alguna razón, sentía que no podía relajarse hasta no tener a Baji y Kazutora a salvo. Fué entonces que fijó su mirada en el suelo, en medio de ese cúmulo de basura y el siguiente, en el cual estaba sentado aquel pelirrojo de mechones rubios, junto a otro tipo exactamente igual a él, con la única diferencia de que el otro tenía unos guantes negros y el cabello más largo, atado en una pequeña coleta. Eso fue todo lo que pudo ver, antes de que ambos tipos se marcharan tranquilamente por el lado contrario.

No fue sino hasta ese momento que el lugar quedó realmente vacío, a excepción de ellos tres. Al notar eso, el castaño suspiró realmente agotado y observó la prenda en su mano, sintiendo su cuerpo deshacerse de un gran peso.

Lo había logrado. Baji había sobrevivido.

Sintiéndose ligeramente más relajado, se dió la vuelta para bajar hasta los chicos de nuevo, tratando de no tropezar en el camino.

—...Lo siento tanto, Baji. Y-yo no sé en qué estaba pensando —afirmó Kazutora sin contener su llanto, mientras limpiaba sus mejillas con la manga de su chaqueta.

—Ven… ven aquí, idiota —le ordenó Baji con voz ahogada por el dolor y el de ojos dorados lo hizo de inmediato, recibiendo el cálido abrazo de Baji; su mejor amigo.

Y afortunadamente ahora, no era el único que tenía.

—... No importa lo que haya pasado, superaremos esto y seguiremos juntos. Nada ha podido separarnos y nada lo hará —aseguró el azabache, acariciando su espalda—…Tora, yo- lo siento, perdóname por haberte dejado solo…

—No fue así, Baji. Tú siempre has estado conmigo —afirmó Kazutora, alejándose un poco—. Lo único agradable que tuve en mi vida por los últimos dos años, fue recibir tus cartas cada semana… las tengo todas —susurró esto último con una sonrisa triste, pasando sus manos por sus mejillas humedecidas.

Takemichi limpió rápidamente la lágrima que se escapó de su pecho y se mostró en su expresión conmovida.

La escena frente a él, era tan distinta a la anterior, en la que Baji se despedía vagamente y eran los golpes, gritos y llantos, los que daban cierre a tal fatídico encuentro.

No podía sentirse más aliviado, Takemichi… estaba realmente felíz.

—Kazutora-kun —le llamó él castaño—. Vamos, Baji-kun sigue gravemente herido, la ambulancia está bastante cerca, lo seguiremos en las motos.

El de mechones rubios se fijó en la chaqueta de Baji, notando como la sangre se extendía más. Entonces su expresión tomó total pánico y Takemichi lo notó rápidamente.

—Tranquilo, él estará bien. Aunque se vea mal, una herida así no va a matarlo —afirmó el castaño, tratando de calmarlo, aunque su tono se apresuró un poco, al escuchar las sirenas mucho más cerca—. Vamos, nos encontraremos con todos en el hospital.

—Hazle caso, Tora… —replicó Baji, presionando más su abdomen.

—Mi moto está de este lado —afirmó Kazutora, señalando la puerta por donde entró Valhalla, sin dejar de mirar la chaqueta de Baji.

¿Y quién salvará a Takemichi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora