4.KIM

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Estaba completamente desconcertada. Aún no lo podía creer, era Shannon pero… ¿cómo? ¿Cuándo? Y…, ¿Por qué? No entendía nada, y entonces recordé el grito de la madrugada. Ese grito había sido de ella, Dios, yo lo había oído y no hice nada. Yo pude por lo menos llamar a la ambulancia a tiempo y no lo hice. Shannon ya debía de estar muerta y todo por mi culpa ¿Cómo no pude darme cuenta? Vive frente a mi casa.
    Sentía que las piernas me estaban fallando en ese momento. No era consiente de lo que pasaba a mi entorno; no escuchaba nada, el mundo me daba vueltas mientras lágrimas de dolor seguían deslizando por mis mejillas.
     ¡KIMBERLY! ¡KIM, CARIÑO! Me llamaba una voz, y entonces, pude volver a la realidad de la que había desaparecido.
     -Hija-me dijo mamá, mientras me limpiaba las lágrimas que deslizaban por mis mejillas, con sus pulgares. Y me abrazó; yo hice lo mismo mientras sollozaba en su hombro.
     Me incorporé a penas vi a los paramédicos salir de la casa de Shannon con un cuerpo en una camilla.
     Corrí hacia ellos como pude, apartando gente del camino para poder pasar.
     -¡Shannon! ¡Shannon!-gritaba yo, acercándome. Entonces, una mano me detuvo.
     Era uno de los paramédico que llevaba la camilla donde estaba Shannon.
     Ahí estaba ella, impregnada en sangre. No estaba muerta aún, lo cual era bueno. Ella no estaba muerta, eso me tranquilizó un poco. Sin embargo, el pensar que no sobreviviría me aterrorizaba.
      -Señorita, no puede acercarse-me aseguró el paramédico, aún con su mano reteniéndome.
     -¿Y-yo… puedo ir con ella?-pregunté, sin esperanza, ya que no era familiar de Shannon.
     -¿Es familiar de la joven?-me preguntó. Ya me lo esperaba.
     -No pero…
     -Lo siento, pero solo lo puede hacer un familiar-me aseguró y cerró ambas puertas de la ambulancia, sin dejarme protestar.
     -Vamos, kim-me dijo mi padre, con sus manos sujetando mis hombros.
     -Quédate aquí, ¿Sí?  Te traeré un té-me dijo mamá cuando llegamos a la casa.
     Suspiré y asentí con la cabeza. Ese té me haría sentir mejor. Aún estaba desconcertada. Solo le pedía a Dios que Shannon sobreviviera.
     Yo me senté en el sofá junto a mi padre, que me acariciaba el cabello.
     -Todo estará bien, cariño-me aseguró y me dio un cálido beso en la frente.
     Minutos después llegó mi madre con un té caliente en sus manos.
      -Mamá, no quiero ir a la escuela-susurré tomando la taza de té de sus manos.
      -¿Qué?... , cariño, no puedes faltar a la escuela. Shannon estará bien, ¿Si?  Ella no querría que lo hicieras. Tienes que ser fuerte por ella, y esto no es la manera…
      -Pero mamá…
      -¡Pero nada!-finalizo firmemente.
     Ella pareció notar mi deje de tristeza, porque se puso de rodillas y me tomo las manos para después echarme un mechón de pelo tras la oreja.
      -Hija, se como te sientes, pero tumbarte aquí en el sofá todo el día, no arreglara nada…  Shannon no querría que lo hicieras; ella quiere que seas fuerte, ¿entiendes?
      Suspiré profundo con los ojos cerrados, y luego asentí.
      -Bien, termina tú té. Yo te llevaré hoy, ¿Sí?
     Se levantó y se dirigió escaleras arriba. Seguro iría a ver a Owen.
      No sé como iba a estar todo el día sin pensar en Shannon. Estaba devastada. Aún me preguntaba por qué. Digo, que yo supiera Shannon no tenía enemigos, y un asalto tampoco ya que el oficial había dicho que todo estaba sin mover. Todo esto tenía que ver con lo que estaba apunto de decirme la noche anterior, estoy segura que si ¿Qué podría haber hecho como para que alguien quisiera hacerle esto? Bueno, tendría que esperar noticias de la policía.
      -Bien, cariño. Cualquier cosa me llamas, ¿de acuerdo?
      -Si, mamá, ya me lo has dicho tres veces-le recordé mientras me bajaba del auto.
      -Lo sé, hija, solo me preocupas-me aseguró tomando mi mano.
      -Prométeme que harán todo por salvarla.
      Mi madre era doctora, y una de las mejores. No estaba atendiendo a Shannon, porque su turno empezaba apenas. Pero lo estaba haciendo el doctor, Wilson, uno de los mejores doctores, junto con mi madre. Se que ellos dos harían todo para que estuviera bien. Las ventajas de tener una madre doctora, no.
       Luego de prometerme que sí e irse, me encamine a hacía mis amigos, que estaban sentados en una de las tantas banquetas del Instituto bajo un árbol.
      Ellos me veían mientras me dirigía hacía allá. Parecía que ya sabían la noticia de Shannon, lo cual era de esperarse, como muchos de los estudiantes presentes en el campus que estaban en las banquetas reunidos.
      Al llegar, Amber me abrazó. Al parecer había notado mi tristeza, como todos los demás.
       -¿Estás bien?-me preguntó preocupada, observándome de arriba a bajo, al apartarse.
       Asentí cruzándome de brazos.
       Liam se dirigió a mí y me inundó en un abrazo, que me permitió oler su deliciosa fragancia que tanto que gustaba. Él me sacaba dos cabezas por lo menos.
        Liam era mi novio ya desde hace dos años. Él era parte del equipo de baloncesto del Instituto, y yo, del equipo de porristas, donde también estaban Amber, Shannon y Lili.
        -¿Viste a Shannon? ¿Cómo está? ¿Está bien?-me preguntaba, cole, luego de separar a Liam de mí.
       Él parecía muy preocupado, devastado.  Cole era el novio de Shannon, ya entenderán su dolor.
        -Yo…, ah…, no sé. Pero mamá me dijo que estará bien. Podemos confiar en ella-le aseguré y pareció a verse tranquilizado un poco.
        -¿Sabes quién lo hizo, Kim?-me preguntó Lili, muy curiosa.
        -Ah…, no. Aún no saben lo que paso.
        -Aún no puedo creerlo, ¿quién querría hacerle daño a Shannon?... digo, es Shannon; es demasiado buena para tener un enemigo-dijo Amber.
       Tenía razón, Shannon era demasiado buena para su propio bien. Quién querría hacerle daño. Ella era tan dulce; tan buena, tan…
        -Y ustedes son demasiado tontos. ¿En serio creen todo ese rollo de niña buena?... por favor…
      Decía Tavo, y cole se le lanzo, tomándolo por lo chaqueta y aprisionándolo contra el árbol enfurruñado, y atrajeron la atención de todos los alumnos.
       -Cállate la maldita boca, si no quieres que te la desfigure toda imbécil.
       Liam separó a Cole de Tavo y las miradas empezaron a desviarse de nosotros.
       Entendía a cole. Tavo puede ser muy imbécil a veces o, mejor dicho, siempre. Era esa clase persona egocéntrica u egoísta. Aún no entendía como era amiga de el; sería porque también pertenecía al equipo de la escuela.
        -Chicos, basta. No pueden pelearse ahora.
        Amber parecía cabreada por eso dos. Últimamente habían estado peleando demasiado.
        La voz del director llamándome desde su oficina por el micrófono, razonó por todo el campus.
         Ya me imaginaba por qué.
         -¿Para que te llama el director, Paterson?-inquirió Liam, con el seño fruncido.
         -Me ofrecí en ser la guía del nuevo estudiante.
         -Un nuevo estudiante. Valla-dijo Lili.
        Me despedí de todos, y me encamine a la oficina del director.
          

HUNTER [Vive o Muere]Onde histórias criam vida. Descubra agora