Capítulo XXXVI

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Se estaba sofocando.

Apoyó su frente contra la ventana, viendo a duras penas consciente las gotas que mojaban el vidrio desde el exterior. Inhaló hondo, para buscar aire que esa garganta cerrada no le permite aspirar. El motor del vehículo resonaba fuerte a su alrededor y un zumbido en los oídos de San le impedían pensar con claridad.

Se estaba ahogando.

El lugar repentinamente era demasiado cerrado para respirar, demasiado cerrado para moverse. Su cuerpo estaba entumecido y tenso, con sus uñas dejando marcas en sus piernas a través del pantalón. Un peso oprimía su pecho hundido, como si estuviese aplastándole los pulmones, robándole aire... aplastándole el corazón, deteniendo sus latidos.

El mundo a su alrededor parecido dar vueltas por un momento y tuvo que cerrar los ojos para ahuyentar las náuseas. Un sabor amargo en su boca que se extendía conforme el transcurso del tiempo, mientras San se daba cuenta de que esto no era una pesadilla.

Era la cruda realidad.

No podría despertar al día siguiente envuelto en los brazos de Wooyoung fingiendi que nada había ocurrido. No podría besar sus labios sin saber que Wooyoung pensaba en alguien más. No podría tomar su mano sin recordar que Wooyoung quería reemplazarlo con otra persona.

Porque, lo quisiese o no, Yeosang siempre estaría ahí. No importaba bajo qué circunstancias, si estuvieran descansando en la cama o cenando en una cita, Kang Yeosang siempre sería la prioridad de Wooyoung.

Y San solamente sería desechable.

Su boca se movió involuntariamente, y no se percató de lo que estaba diciendo hasta que su mirada se topó con la del conductor por el retrovisor. La lluvia golpeaba contra el cofre y el techo.

—Detenga el auto.

Una voz lejana lo descolocó un poco, mas las palabras fueron ininteligibles debido al zumbido molesto en sus tímpanos. Siendo incapaz de enfocar otra cosa que el asiento oscuro frente a él y las gotas de lluvia que resbalaban por su ventana.

El vehículo se detuvo no mucho después. San dirigió su atención a la manilla de la puerta y alcanzó a rozarla con la yema de sus dedos, cuando una mano firme rodeó su brazo. Más palabras, más voces. La mente de San no podía procesar la situación correctamente y se zafó de la agarré en su brazo con facilidad, deslizándose fuera de la mano que se movía desesperadamente para alcanzarlo.

Abrió la puerta torpemente y trastabilló al bajar del vehículo. Demasiado aturdido para sentir las gotas de lluvia que chocaban contra su piel y que mojaban lentamente su cabello, enfriando su cuerpo y lo que quedaba de su corazón, en un copo de nieve.

Sus pies se sentían pesados, pero sus piernas estaban determinadas en moverse hacia cualquier lugar que estás le llevarán. Escuchando la voz lejana volverse cercana, las palabras tornándose fuertes y no tan ininteligibles.

La misma mano de antes se asió entorno a su brazo y la obligó a detenerse. San giro sobre sus talones tropezando levemente con sus propios pies, y logrando estabilizarse solamente gracias al agarre firme de la persona que lo sostenía.

A través de la lluvia, pudo reconocer el rostro de Wooyoung.

Su expresión preocupada, sus ojos pendientes y grandes, sus labios fruncidos. Y San quiso golpearlo, porque todas las miradas que el pelinegro le había dedicado, ninguna se parecía en lo más mínimo a la mirada que le daba a Yeosang.

—San —logró entender entre el zumbido y la lllluvia. Su voz era dura en sus oídos. —San, ¿qué pasl? ¿Te sientes mal?

Me siento mal...

𝐑𝐞𝐧𝐭 𝐀 𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 🍥 woosanWhere stories live. Discover now