𝐑𝐞𝐧𝐭 𝐀 𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 🍥 woosan

Capítulo XII

Wooyoung como que... había dejado de odiar a San, y eso era –al menos para él– malo, muy malo. El peor nivel existente de malo.

El chico era un fastidio. Su humor era cambiante y a veces sonreía tan... tan bonito que Wooyoung se preguntaba qué demonios tenía en la cabeza para considerarlo bonito.

No le gustaba su manera de ser. Eso lo había determinado tan pronto la venganza se llevó a cabo. Era molesto, se burlaba de él cuando tenía la oportunidad, inventaba historias absurdas acerca de él que le contaba a Seonghwa y Yeosang.

Y Wooyoung lo dejaba, porque comprendía lo mucho que San debía odiarlo por lo sucedido tiempo atrás, y no había hecho la situación mejor al amenazarlo con hacer que lo despidieran. Sin embargo, eso no impedía que aborreciera su actitud. Era desagradable, un tanto cínico y, tal como le había dicho, odiable.

Odiable... Pero ya no tanto.

—Tengo sueño —gruñó San, regresándolo a la realidad. Wooyoung no alcanzó a contestar—. Préstame tu hombro, Cerdito.

Las palabras quedaron atoradas en tu garganta cuando el rubio apoyó su cabeza sobre el y cerró los ojos, acomodarse para dormir. No tardó mucho cuando su cuerpo se relajó contra el suyo, haciéndole saber que se había rendido a los brazos de Morfeo con facilidad.

Era fin de semana. Seonghwa y Yeosang los habían invitado a unas aguas termales. En los últimos días, el plan Cupido no había marchado bien. Aunque habían tratado una vez más visitar un bar y buscar a alguien, San no podía evitar sentir miedo. Comprensible, considerando su primera experiencia, por lo que decidieron tomárselo con calma.

Lo malo, era que ser Cupido conllevaba ciertas cosas; entre ellas, que pasaran más tiempo juntos de lo presupuestado.

Y Wooyoung estaba confundiéndose.

Pensar que alguien irritante era tierno iba en contra de cualquier lógica, sobre todo de la suya. San jamás era dulce con él, y cuando lo era, su única finalidad era hacerlo enojar. Lo sabía. No era ninguna sorpresa que San era una persona difícil con la que tratar.

Pero por algún motivo que desconocía, le gustaba.

Le gustaba poder lidiar con su complicada personalidad y sus comentarios mordaces, le gustaba que estuvieran en la misma página y que se desafiaran constantemente, le gustaba frustrarlo, cuando sus ojos quemaban como fuego y su sonrisa engreída se apoderaba de sus labios.

Dios. ¿Qué demonios estaba pasando con él? Ni siquiera era capaz de descifrar sus propios sentimientos.

—Muévete, pesas mucho —se quejó Wooyoung, empujando al rubio lejos de su hombro. San función las cejas, medio dormido aún.

—¿Me llamaste gordo?

—Tal vez.

—Eres el peor, Cerdito. Te acusaré con Seonghwa —murmulló, para después descansar su cabeza contra el respaldo y caer dormido de nuevo.

¿Quién podía juzgarlo? Eran las siete de la mañana de un sábado y ya iban en el bus de camino a las termales. San había trasnochado debido a un informe de la universidad y se hallaba en las peores condiciones por su falta de sueño. Además, según le habían informado, tenía prueba el lunes. Su maleta se basa en ropa y libros, montones de libros que utilizaría para estudiar. Wooyoung le había dicho que se quedara en casa, pero el terco rubiecito insistió hasta que se encontró sentado en aquel bus.

—Debiste haberte negado —susurró viendo el rostro cansado de San, sus ojeras y sus pestañas que rozaban éstas. Escuchó una risa peresoza venir de él, indicándole que estaba despierto.

—No. Siempre he querido venir a las aguas termales. Además tú pagaste el paquete de pareja, que me incluye a mí —abrió un ojo y le sonrió—. ¿Quién podría rechazar esa oferta?

—Alguien cuerdo —contestó. San frunció el ceño y le sacó la lengua—. ¿Quién en su sano juicio viene a estresarse y a relajarse al mismo tiempo?

—Yop.

—Tonto... Vamos, ven acá —cruzó su brazo hasta que su mano alcanzó la mejilla de San y empujó ésta suavemente hacia él para apoyarlo en su hombro—. Debiste haber traído una almohada.

—Mm —San se removió, deteniéndose cuando se halló a sí mismo cómodamente situado a un costado de Wooyoung. Con su cabeza sobre su hombro suspiró—. Eres como un osito.

—¿Qué?

Wooyoung esperó que repitiera sus palabras. San ya estaba dormido.

[ • • • ]

—¡Llegamos!

Wooyoung brincó en su asiento, despertando y viendo desorientado su alrededor. San seguía en su hombro, quejándose entre sueños y apretando los ojos mientras se aferraba a él.

—Aw, son adorables —dijo Seonghwa con ternura. Sonrió—. Dile a tu bello durmiente que despierte. Yeosangie y yo nos registraremos en el hotel.

—De acuerdo —murmuró, desperezándose. Seonghwa hizo un último ademán de despedida y se bajó del bus.

Dormirán juntos. Se mordió el labio, deseando no haber pensado en ello. Era lógico que compartirían una habitación, una cama. Eran pareja. Novios. Son novios. Tragó saliva, en un mísero intento de contener su dolor, y exhaló.

"Yeosangie"

—Señor... No, no —Wooyoung se congeló en su sitio al reconocer la voz de San sobre su oreja. ¿Le hablaba a él?—. No puede... No puede llevarse mis nuggets. Yo pagué por mis nuggets... Nuggets...

—Dios, sigues dormido —bufó. Observó a San, quien de la nada se relamió los labios con lentitud y acabó entreabriéndolos, la mirada del peligro siendo cautivada de inmediato por esa boca húmeda y rosada.

Últimamente, quería besarlo.

Wooyoung había besado a varias personas a lo largo de su vida. Su primer beso fue accidental, a los cinco años, con un niño de su clase, quien le pegó después de eso. El siguiente fue una niña que dijo que le gustaba y terminó por alejarse porque "besar niños es asqueroso". En la universidad besó a un par de desconocidos en fiestas, besos que jamás pasaron a mayores.

Y después estaba San, a quien había besado por obligación.

Se había sentido bien.

—¿Qué mierda? —soltó, y su respiración se hizo pesada. No, no quería besar a San, eso era ridículo. ¿En qué demonios estaba pensando?

"Sólo fue un beso". Necesitaba grabarse esas palabras en la cabeza.

San roncó en su oído. —Nuggets...

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Capítulo súper random xD

Gracias por aguantar la espera ❤

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