Capítulo XVIII

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Mientras almorzaban en el comedor comunal del hostal, San se dio cuenta.

Oye, se dijo a sí mismo, mientras comía otro bocado, ¿y el tercer beso por qué fue?

De acuerdo, recapitulando, el violador bucal sentado a su lado, le había robado sus tres primeros besos, lo que era simplemente una tragedia. Quizá le estaba dando demasiada libertad sin castrarlo aún. Pero el punto no era ese.

Razón del primero: "Minhyuk".

Razón del segundo: "Seonghwa sospechaba de nosotros así que, te besé, para eliminar cualquier sospecha" (según Wooyoung).

Razón del tercero: "Perdón, creí que estabas dormido" (???)

¿Era esa siquiera una excusa válida?

—Estás frunciendo el ceño otra vez —dijo Wooyoung, sacándolo de su meditación. Posó un dedo sobre su frente—. Arrugas.

Sin embargo, cuando retiró su dedo índice, el entrecejo fruncido de San seguía ahí, acentuándose con cada segundo que pasaba. La cabeza del rubio sin poder llegar a una conclusión lógica.

¿Por qué me besó? ¿Acaso debo buscarlo en Yahoo Respuestas?

Era bastante extraño en realidad, considerando el pasado de Wooyoung, donde una de las primeras frases que le dirigió a San fue literalmente: "No jodas. No soy gay" mientras su séquito homofóbico se reía en la distancia.

San se rascó la sien. Bien, esto no le calzaba.

Quizá Wooyoung había superado su homofobia debido a la relación de sus mejores amigos, y ahora ni siquiera encontraba repulsiva la idea de un beso homosexual. Eso tenía bastante sentido, en su opinión. No obstante, todavía había un cierto vacío en cuanto al último incidente.

"Creí que estabas dormido". ¿Qué mierda significaba eso?

En la primera escena habían estado rodeados por personas que creían que estaban en una relación. Y en la segunda, Seonghwa estaba esperando en el umbral de la puerta.

La última vez, habían estado a solas.

Cuando el contrato inició, San decidió asumir que Wooyoung teniendo novio –y no novia– era parte de su mentira y él seguía siendo el mismo heterosexual de siempre. ¿Pero qué tal si no? ¿Qué tal si en efecto había cambiado y se había dado cuenta de que le gustaban los penes? Entonces... ¿Qué? ¿El tonto me besó porque le atraigo?

Rió para sus adentros, desechando esa absurda teoría, y optó por preguntarle después.

De seguro había una explicación racional y científica. No tenía de qué preocuparse. Wooyoung continuaría siendo un hetero-imbécil, el mundo seguirá rotando, San encontraría su príncipe azul. ¡Todo estaría bien!

Estaba apunto de tomar el tenedor de nuevo, cuando una mano apareció de la nada y entrelazó sus dedos con los suyos. Parpadeó alzando la mirada.

—¿Estás bien? —le preguntó Wooyoung. San lo miró, miró sus manos y luego de vuelta a él—. Te ves distraído.

No. No. Los latidos de su corazón se aceleraron sin motivo alguno. No estaba relacionado con el cosquilleo en su piel y menos con la confusión mental a la que se estaba enfrentando. Dios, ya para de pensar en eso.

—Estoy bien —logró decir, esbozando una sonrisa. Wooyoung asintió, rompiendo el contacto entre ambos, y San aliviado de no tener la mano de Wooyoung sobre la suya... hasta que no lo hizo.

Tal vez el tema de si le gustaban o no los hombres, habría sido mucho más fácil de conllevar, si no fuera por el comportamiento que había tenido en la secundaria. Los insultos, las burlas, el desprecio que Wooyoung había canalizado hacia el por su homosexualidad.

Si no hubiera sido tan cruel con San por su sexualidad, sus teoría tendrían más sentido.

Hasta que repentinamente, un foco se prendió en su cabeza: A menos que hubiera una historia detrás de aquello. ¿Qué tal si Wooyoung se había sentido así desde siempre y nunca se había atrevido a decirlo, usando la homofobia como una máscara? ¿Qué tal si la familia Jung y la familia Choi no eran tan diferentes como había creído?

¿Qué tal si los dos habían pasado por lo mismo?

—Bebé —San se sobresaltó, notando que se había ausentado mentalmente de la mesa y que los demás habían estado llamándolo desde hacía un rato. Se sonrojó al ver una sonrisa divertida en los labios del pelinegro. ¿Por qué había reaccionado a ese apodo?—. Seonghwa propuso que fuéramos a dar una vuelta. ¿Qué dices?

—Oh, yo... tengo que estudiar —se disculpó, sabiendo que era una excusa. Podía hacerlo más tarde, pero tener a Wooyoung muy cerca empezaba a nublar el poco cerebro que tenía—. Vayan ustedes.

Wooyoung pareció dudar, lo que lo hizo preocupar pero un instante después esa preocupación desapareció cuando el contrario le dio una sonrisa—. Bien, nos divertiremos por ti.

Cuando salieron del comedor común, San se despidió de ellos y se dirigió al cuarto de hotel.

Cuando los vio alejándose por el pasillo, fue como tener una epifanía. ¿Qué más da?, pensó abriendo la puerta y tirándose sobre la cama. Wooyoung y él iban a romper falsamente algún día, y luego cualquier lazo posible entre ellos desaparecería por la eternidad. ¿Qué más daba si era gay, hetero, zoofílico, pansexual, un unicornio o un pez? ¡A él no le importaba! Podría ser lo que le diera la gana y a San no tendría por qué incumbirle.

La puerta se abrió.

—De acuerdo —dijo Wooyoung entrando a la habitación. Los ojos del rubio se abrieron de golpe—. ¿Qué te pasa?

—¿Qué hace aquí? —dijo incorporándose y sentándose en el colchón. El pelinegro ladeó la cabeza, luciendo inocente y confundido por la actitud defensiva que adoptó San de repente.

—Estabas raro en el almuerzo, ¿ocurrió algo?

—Yo... No tienes que hacer esto, ¿sabes? —le aclaró, obligándose a no ilusionarse por el fingido interés del contrario. Después de todo, sólo eran negocios—. No tienes que preocuparte, sé que no te importa...

Wooyoung le miró serio—. Me importa —replicó. San sintió nuevamente esos latidos erráticos e incomprensibles antes de que el pelinegro añadiera: —Me importas.

𝐑𝐞𝐧𝐭 𝐀 𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 🍥 woosanWhere stories live. Discover now