Capítulo 2

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Lan Zhan era un oficial nazi a quien se le delegó el campo de concentración de Plaszów, tenía su pequeña villa a un lado de éste para tener un mejor acceso a las actividades que se realizaban y vigilar de cerca.

Su día a día se resumía en observar a los que ingresaban al lugar y hacer que cumplieran con su trabajo, aunque no estaba de acuerdo con las cosas que pasaban prefería ayudar a esta gente que está a su cargo a no ayudar de ninguna manera.

Y lamentablemente, la ventaja de Lan Zhan como el superior no era tanta como le gustaría, si los demás se enteraban de sus actos no dudarían en delatarlo para que fuese condenado por traición a la patria.

El hermano mayor de Lan Zhan estaba en el frente de batalla, fue enlistado 2 años antes que él, cuando fueron notificados de la muerte de su padre y les entregaron las cenizas de lo que se pudo recuperar. Se dice que su padre intentó ayudar a unos refugiados perdonándoles la vida, pues se trataban de niños pequeños que se escondían bajo los escombros, pero otro capitán se enteró y expuso el caso.

Su madre estaba viviendo en una construcción para los familiares de los combatientes, pero decidió irse y ayudar a quien lo necesitara, aunque con ello perdiera la vida. Su tío era un general respetado por su trayectoria en el campo de batalla y acababa de ser ascendido.

Esa semana entrarían más trenes con otra ronda de personas que compartían la misma suerte. Era desesperante ver cómo los sueños eran arrebatados, cómo se separaban familias y cómo todo se transformaba en un ambiente lúgubre de un segundo a otro.

Se preparaba mentalmente para recibir la nueva "carga" y soportar lo que eso conlleva. Algunos tratarían de escapar y tendrían la buena suerte de morir rápidamente si los atrapaban, no le agradaba esa situación en absoluto, pero le parecía mejor que verlos morir lentamente en una situación tan precaria.

Definitivamente nada era como antes, todo parecía una terrible pesadilla de la cual quería despertar cuanto antes. Hace un tiempo, Lan Zhan solía tocar un guqin de 7 cuerdas, el mismo que le fue obsequiado por su bisabuelo, quien se enamoró de la música antigua china por un amor. Decía que las emociones salían y golpeaban a cada presente, los dedos parecían danzar mientras la melodía sonaba tan lastimera y melancólica a la vez.

Ahora solo podía tocar un violín antes de ir a dormir. Cada que escuchaba las melodías se sentía en otro lugar muy diferente al actual, no había sangre ni muertes, no había dolor ni desconsuelo.

Llegó el día menos querido por Lan Wangji, miró por la ventana antes de cambiarse para iniciar su trabajo, el campo frente a él aún estaba tranquilo, era cuestión de minutos para que otro día de trabajo comenzara y reúnan a todos para pasar lista. Además, se agregaría el trabajo extra de enlistar a los nuevos.

Se dirigió al baño y comenzó a alistarse.

Cuando sale de la pequeña casa, los demás ya están esperándolo en formación, listos para recibir órdenes.

Lan Zhan se encargaba de revisar todas las áreas. Los más jóvenes eran quienes se llevaban el trabajo más pesado, puesto que tenían mejor condición que los ancianos, que eran enviados a fabricar bisagras y otros objetos que pudieran ser de utilidad.

El primer tren había llegado, las guardianas se acercaron rápidamente insultando y golpeando a quienes fueron transportados. Todos salen de los vagones observando los alrededores, las guardianas se acercan empujando y gritando que se formen para comenzar con los registros. Aunque eran pocas, esas mujeres eran realmente sádicas, disfrutaban de golpearlos al azar todos los días, pero nadie se atrevía a ponerles un alto. Lan Zhan les advirtió en una ocasión que no podían tratar así a quienes llegaban, solo pudo calmarlas unos días y hacer que se moderaran más en su presencia. Si seguía insistiendo solo levantaría sospechas. Por ello les daba otras tareas, prefería mantenerlas ocupadas en otras cuestiones.

Al menos Plaszow no era como Auschwitz. En ese campo, lo más desgarrador era el final de los niños, eran separados de sus padres y nunca más se les volvía a ver. Tras organizar las filas, se comenzaban a escuchar los gritos y llantos desgarradores de quienes perdían a sus niños; gritaban, lloraban, aruñaban, golpeaban a lo que sea que estuviese enfrente. Sin embargo, no era suficiente para mantenerlos con ellos.

Las madres lloraban desconsoladas mientras los guardias amenazaban con callarlas a su manera, con el dolor en su corazón, conociendo el final que tendrían sus hijos, algunas tentaban su suerte esperando morir de una buena vez, si sus hijos no volverían a ver la luz del día, por qué seguir viviendo. Las más inocentes, pensaban que no podían partir, que necesitaban buscar a sus hijos saliendo de ese lugar, mientras sus hijos eran dirigidos a las cámaras de gas.

En Plaszow, los niños y ancianos permanecían junto a sus familias, pero eran quienes más se enfermaban. Por lo que solían morir pronto.

Esta vez, algunas familias corrían buscando alguna manera de escapar, las armas apuntaban hacia ellos y en segundos, ya había un grupo de personas en el suelo, sin vida. 

Amor tras la guerra [WangXian]Where stories live. Discover now