Capítulo 9

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Después del juicio, Wei Ying esperó a Lan Zhan en la calle. Habían pasado meses sin verlo y se sentía nervioso al imaginar la reacción del otro.

Cuando Lan Zhan salió del tribunal, corrió hacia él y lo envolvió en un cálido abrazo. Lo invitó a su departamento para pasar un buen rato y comer juntos. Hablaron durante un par de horas sobre sus planes a futuro y cosas triviales. Wei Ying era quien hablaba y aportaba más ideas, Lan Zhan las apoyaba o daba su opinión.

Pasar la tarde juntos se había vuelto una rutina, intentaban reunir pistas para localizar a los familiares del mayor, salían a caminar durante una hora para desestresarse y regresaban a la casa de Lan Zhan para comer. Durante esos días, ambos evitaban el mismo tema: el establecerse en otro país.

Para Lan Zhan, se estaba volviendo complicado permanecer en la ciudad, quienes vivían ahí, solían insultarlo por su antiguo puesto de oficial. La sociedad no quería involucrarse con nazis, así que, si los llegaban a ver por las calles, les hacían saber su odio y resentimiento. Por lo que Lan Zhan se estaba viendo obligado a mudarse, estaba desesperado buscando noticias de su hermano, no quería irse sin saber de él, ni dejar a Wei Ying atrás.

Temía pasar lo mismo que Jiang Cheng, quien no volvió a ver a su madre y hermana. No había registros de ellas en ningún lado. Construyó un memorial para su familia, un lugar donde podría llorarles y decidió volver a las ruinas de su hogar, para levantarlo de nuevo.

Eran las dos de la mañana y Lan Zhan sentía que algo no estaba bien. Sentía su corazón latir demasiado rápido, todos sus músculos palpitaban y su respiración era pesada. En su mente estaban las imágenes de los prisioneros a su cargo en Plaszow, especialmente de los niños, la imagen de la nube de humo de Auschwitz permanecía tan viva en él como la primera vez.

Fue al baño y se echó agua fría, sus manos temblaban tanto que derramaba casi toda el agua antes de llegar a él. Intentó tomar respiraciones profundas durante unos minutos, pero el resultado era el mismo. No podía calmarse en lo absoluto, al contrario, su situación empeoraba.

El departamento de Wei Ying quedaba cercano al suyo, así que fue a buscarlo, ni siquiera pensaba en que no era una hora adecuada para ir a molestar. Solo quería sentirse seguro, quería un lugar que le diera tranquilidad, ese lugar, no podía ser otro que los brazos de Wei Ying.

El chico salió asustado, pues Lan Zhan no dejaba de tocar. Al verlo en ese estado, se acercó rápidamente y preguntó en repetidas ocasiones qué había ocurrido. El contrario solo lo abrazó soltando divagaciones. —Lo siento, lo siento. No puedo regresar el tiempo. — dijo una y otra vez mientras Wei Ying le daba palmaditas en su espalda hasta que no escuchó más. Lan Zhan durmió toda la madrugada.

Despertó en brazos de un preocupado Wei Ying, quien le ofreció té. Al recordar la noche anterior, solo quería desaparecer de la vista del otro. ¿Por qué lo preocupaba de esa manera? No supo cuánto tiempo estuvo pensando en todas las posibilidades de lo que podía pasar, que Wei Ying decidiera alejarse de él y lo abandonara a su suerte. No lo soportaría. —Yo no debí venir, lo siento. — se disculpó.

Wei Ying se levanta mostrándose herido—. ¿Por qué no? Tú siempre has estado para mí, incluso pusiste en riesgo tu vida para ayudarme. Yo quiero devolverte lo bueno que hiciste por mí.

—No me debes nada.

—Quiero estar para ti porque eso es lo que me hace feliz, quiero cuidarte porque te amo, Lan Zhan. ¿Es tan difícil de entender? — dice, para entrar en pánico.

No se supone que eso saldría de sus labios. No pensaba decir eso, las palabras salieron por sí solas. Dejando como resultado a los dos hombres sin saber qué hacer.

Intentando arreglarlo, comienza —No, quiero decir, me hace feliz ayudarte, así como me hace feliz ayudar a los...— se ve obligado a callar cuando es interrumpido por el mayor.

—Yo también te amo.

Tanta fue la emoción que sintió Wei Ying al ser correspondido que, no dudó ni un segundo en arrojarse a sus brazos para después besarlo desesperada y apasionadamente, tomando con la baja guardia a Lan Zhan, quien siguió el ritmo del menor.

Al romper el beso, Wei Ying pidió ser abrazado y besado durante unos minutos más. Su tiempo para ser mimado terminó cuando Lan Zhan tuvo que ir a la cocina para hacer el desayuno. Wei Ying permaneció a su lado mientras daba saltitos mencionando las cosas que podrían hacer ahora como una pareja, oficialmente.

Lan Zhan debió saber que, Wei Ying usaría su noviazgo como pretexto para ser mimado todo el día. Lo que era bueno para Lan Zhan, quien quería cuidarlo y amarlo durante el resto de su vida. 

Amor tras la guerra [WangXian]Where stories live. Discover now