🖇 Chapter Eighteen 🖇

11.7K 1K 69
                                    

Aquellas leves caricias fueron bajando hasta mis caderas y mi cerebro pareció  dejar de funcionar porque por más que intentara apartarme mi cuerpo no se movía. Un suspiro traicionero se escabullo por mis labios y tal pareció que aquella acción le gustó al vampiro que estaba atrás mío porque anclo su gran mano en un costado de mis caderas y tiro de mi haciendo que mi espalda chocará contra su duro pecho.

—Déjame explicarte que fue lo que pasó, dolcezza —susurró en mi oído provocando un sin fin de sensaciones en mi cuerpo, pero lo que me hizo entrar en razón fue cuando aquellos fríos dedos acariciaron mi vientre y con los nervios a flor de piel me separe.

—No tienes el derecho a tocarme —hablé por lo bajo sabiendo que él me escuchaba, a esta altura el alcohol había abandonado por completo mi sistema, levante mi mirada clavando mis orbes azules en los suyos que ahora se encontraban negros cual carbón, cosa que me asusto.

—No, no lo tengo, pero no estoy haciendo nada que no quieras—dijo con suavidad mientras se acercaba lentamente, yo negué levemente mientras intentaba retroceder—. Solo quiero que me escuches, que me entiendas y prestes atención, que sepas cuanto te quiero y que nunca hice nada malo, cariño, dejame darte la explicación que te mereces —dijo con dulzura y sonrió levemente al ver que chocaba contra una pared quedando acorralada

—¿Y cuál es tu super maravillosa explicación? —pregunté con nerviosismo.

—Esa mujer con la que me vistes, no tengo idea de quien es, ni siquiera estaba consciente de lo que estaba haciendo, te lo prometo. Aro indagó entre sus recuerdos y lo único que quería era utilizarme para poder subir de rango. Yo solo te veo a ti, solamente te siento a ti, para mi no hay nadie más en el mundo —habló con completa sinceridad, no tenía idea de cómo lo sabía pero así era, él era sincero.

—Mejor cállate y besame, ¿Quieres? —dije apenas en un delgado susurró antes de arrepentirme.

Él se acercó rápidamente hasta donde yo estaba, sus ojos viajaron por todo mi rostro y una mano suya tomó lugar en mi cintura apegándome a su cuerpo, su rostro se acercó al mío mientras nuestras narices se rozaban y sin dudarlo mucho poseyó mis labios. El beso era brusco y transmitía sus emociones, desesperación y necesidad era lo que reflejaba con claridad. Sin embargo, por más que quisiera no podía corresponder y no era porque no quisiera, sino que era porque cada vez que lo intentaba perdía el ritmo y nuestros dientes chocaban de manera incomoda.

Él pareció ser consciente de aquello y bajo notoriamente la intensidad dándole paso a un beso más lento y sensual de su parte, estaba tan sumergida en aquellas nuevas sensaciones que se despertaron en mi que nunca me di cuenta cuando me obligó a rodear su cintura con mis piernas pegándome aún más a la fría y dura pared.

Sus labios soltaron los míos y empezó a repartir besos por mi mandíbula bajando lentamente por mi cuello, su lengua pasó por mi clavícula donde mordió levemente haciendo que un gemido se atascara en mi garganta. Se separo con lentitud solo para rasgar mi remera y no me dio tiempo a quejarme porque sus labios acometieron contra los míos nuevamente, mis manos viajaron hasta sus cabellos y enrede mis dedos entre los mechones castaños tratando de profundizar aquel beso.

Sabia a la perfección que aquello estaba mal, estaba muy mal, pero no podía ni quería detenerme, ¿Cómo se le niega algo a alguien que te hace sentir en el cielo con un simple roce? No se podía, yo no podía, el hombre que tenía atacando con un salvaje mis labios era una completa droga, te envolvía y te arrastraba sacando a flote tus más bajos y oscuros deseos, te tentaba a pecar y no podías oponerte ante la tentación volviendote realmente vulnerable. Yo me estaba volviendo vulnerable ante su simple presencia.

Sus caricias se asemejaban al más puro placer que existía en la tierra, te obligaban a querer arrodillarte para rogarle otro tacto más, un último toque, y sus besos no se quedaban atrás, sus besos eran un calmante que te obligaban a no pensar, te privaban del razonar y cuestionar el porqué de tus acciones haciendo que te dejaras llevar y envolver por el ardiente momento, todo en el era un completo y exquisito deleite, te embriagaba sin la necesidad de utilizar alcohol.

¿Te encontrabas en el cielo, el infierno o en algún otro parámetro fuera de la comprensión humana? No lo sabias, solo llegabas a procesar que estabas fuera de este maldito mundo saciando tus fantasías más bajas, haciendo realidad tus más oscuros deseos, sin imaginarlo te convertias en una marioneta que era controlada a su antojo y ni siquiera ponías un poco de esfuerzo en negarte, nadie lo hacía, simplemente te dejabas llevar para saber que tan peligroso podía llegar a ser aquel encuentro y eso simplemente lo llegabas a saber en el momento en el que tocabas aquellas sábanas en las cuales me encontraba yo ese momento y una vez que lo hacías te era completamente difícil volver atrás.

No pensaba, no hacía nada más que disfrutar y sentir como sus labios bajaban por los pliegues de mis pechos hasta mi abdomen donde jugó con aquel piercing situado en mi ombligo. Deje de sentir su frío tacto que quemaba más que mil infiernos, totalmente lo contrario a su fría y baja temperatura, para ver como se arrodillaba en la cama para sacarse aquella camisa junto con la corbata.

La vista que daba era increíble, su cabello castaño desordenado, sus labios levemente hinchados y rojos que hacían contraste con su suave y pálida piel. Sus manos acariciaron mis muslos provocando leves descargas en esa zona mientras que subía hasta la cremallera de mis pantalones, los cuales ni se digno a sacarlos como una persona normal, él simplemente los tomó y rasgó para quitarlos. Continuó con sus suaves caricias y se coloco encima mío, rozo con su nariz mis pechos y soltó un suspiro innecesario, subió hasta mi rostro y fundió sus labios contra los míos en un suave y delicado beso, todo lo contrario a los que me había dado hace rato.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en lo mal que estaba esto, dudaba en si debía continuar. Él pareció darse cuenta de mis dudas por lo que me miró fijamente con sus orbes oscuros bañados en lujuria y perversidad, acaricio el contorno de mi rostro y me dio una sonrisa torcida que le sacaría el aire a cualquiera.

—Si tienes dudas solo haz lo que diga tu conciencia y tu corazón, suelen ser los más sensatos a la hora de tomar decisiones —surmuró con su voz ronca y viril.

—¿Y si ambos dicen cosas diferentes? —cuestione con la voz temblorosa, el soltó una pequeña risa ronca y se acercó a mi cara.

—En tonces es porque sabes la respuesta, pero no quieres aceptarla —susurró mientras acariciaba mis labios—. Solo déjate llevar.

Y solo eso basto para que me volviera a besar, pero no lo detuve, solo me entregue a él por completo y fue una de las peores decisiones de mi vida, pero también fue una de las mejores.


Nos leemos pronto.

PRINCIPESSA╰───➤〔Alec Volturi〕जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें