CAPÍTULO 04: PERI KIZI.

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Canción que acompaña el capítulo: Colors - OneRepublic.

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Omnisciente

Serkan apenas había podido dormir la noche anterior. Trabajó hasta tarde y su cuerpo decidió que las 4 de la mañana era la mejor hora para despertarse. No se sentía cansado, por el contrario, pasadas las 5 ya había terminado el entrenamiento en el gimnasio del edificio donde vivía y sacaba provecho.

Estaba nervioso y ansioso, no iba a mentirse. Le gustaría encontrarle la explicación lógica a todo lo que le estuvo pasando esta semana pero no obtenía respuesta por más que pensara y pensara.

Por ejemplo, ayer, al llegar a su casa después de dejar a Eda en su edificio, lo primero que hizo fue llamar al lugar donde ella había sugerido ir para reservar una mesa con vista desde la ventana, una vez que le había enviado la dirección del lugar. Incluso antes de eso, la había llevado a su oficina para que trabajara más tranquila y le había comprado el desayuno en cuanto Leyla le había dicho de su dolor de cabeza.

Y sin mencionar que era la segunda vez que la llevaba a su casa.

Pero es que Eda... Eda Yıldız era increíble. Eda había logrado desinhibirlo en una noche, le había dado el mejor sexo de su vida, y lo hacía delirar. Sus piernas, su cuerpo, su aroma, su cabello, pero lo más importante, su forma de ser hacía que cada parte de su cuerpo la reclame. Y no solo su cuerpo, aparentemente, sino cada parte de él, aunque estaba muy, muy lejos de admitirlo.

Eda había probado sus límites ayer y mentiría si dijera que no lo disfrutó a pesar de su intento de juego sucio. ¿Quién en su sano juicio jugaría así con su propio jefe? Solo Eda. Y eso, contra todo pronóstico, le sumaba muchos puntos, según él.

Una vez logró llegar a su habitación, caminó a su baño privado para bañarse. Una vez se metió debajo de la ducha templada, dejó que el agua se llevara todos los pensamientos y preocupaciones que podía llegar a tener. Hoy iba a poner a prueba a Eda, más aún, pero en su lado profesional. Había visto sus dibujos, su manera de trabajar pero jamás la había visto desenvolverse en público pues había tomado la increíble decisión de intentar pasar una mañana con sus padres el día que el equipo la entrevistó en Art-Life.

Quizás decir que fue una idea increíble era sarcasmo pero si hubiera ido a la entrevista de Eda, la hubiera conocido antes del bar y no habría manera en todo el universo con todas sus constelaciones que si él la hubiera encontrado en el bar esa misma noche, sabiendo quién era, se hubiera acostado con ella y por ende no estaría en esta situación... Creo, pensó. Eda tenía un no-sé-qué que lo hacía ceder.

Tampoco sabría decir si eso era bueno o malo. Por un lado, quería volver a estar con Eda más íntimamente, pero por el otro, su lado lógico, comenzaba a pensar que todo esto no podía ser. ¿Por qué de repente estaba eligiendo prendas que sabía que se le verían bien? ¿Por qué había pedido reservar una mesa en ese lugar? ¿Por qué se sentía como un niño esperando Navidad?

Esas y veinte tipos de preguntas parecidas se formaban en su cabeza y todas parecían tener la misma respuesta: Eda Yıldız.

Se miró al espejo mientras terminaba de abotonarse la camisa celeste claro que había elegido para la ocasión, junto con su pantalón y zapatos negros. Se peinó tras pasar una toalla por su cabello quitando el exceso de agua. Luego se perfumó y se colocó uno de sus relojes en su muñeca izquierda.

Observó la hora. Aún faltaba alrededor de una hora para las ocho, por lo que se sentó a trabajar esperando así poder matar el tiempo, después de hacerse un café ligero para poder empezar el día con más energía, aunque podía decir que su batería estaba al cien por ciento.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now