CAPÍTULO 1

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Mi corazón late cada vez más fuerte, oigo a los soldados rompiendo todo, estoy en los brazos de mi madre que me arrulla como a un bebé, escucho sus lágrimas y sus gritos ahogados, mi padre está abrazando a mi madre y le está susurrando algo que no logro escuchar bien, de pronto, un soldado abre la puerta de golpe y dice:

-Ya pueden salir, no hemos encontrado nada.

Mi padre nos ayuda a levantarnos y mi madre me toma de la mano muy fuerte, veo vidrios y objetos rotos por toda la sala, rápidamente me suelto de mi madre, subo las escaleras y entro a mi cuarto, dejando la voz de mis padres atrás. Al entrar a mi cuarto me encuentro con mi cama revolcada, mi ropa en el suelo, mi tocador tirado con el espejo roto y todos mis libros esparcidos. Mis padres aparecen detrás de mí, un soldado nos jala hacia afuera, cierra la puerta y dice:

-Acompáñenme.

Los soldados nos meten en una limosina blanca y nos conducen hacia el castillo de la reina. La reina se llama Victoria Lucía Renaldi Bracamonte pero todos la conocen cómo la reina Victoria, es una mujer alta, esbelta, hermosa y siempre lleva un collar de oro con forma de trébol colgado en su cuello, algunos dicen que es una mujer justa, buena, amable, cariñosa, honesta y generosa pero otros dicen que es vil, cruel, malvada, engreída, presumida y desalmada, la verdad antes me parecía que era una buena persona, pero después de que vi lo que es capaz de hacer (como hoy), creo más en la segunda versión y además me parece que tiene algún secreto, porque un día yo estaba viendo un programa de televisión cuando un discurso de la reina interfirió, ella comenzó a hablar sobre la comida que le iba a dar a las familias pobres, sobre los problemas que estaba teniendo el país y sobre otras cosas, pero cuando se despidió y creyó que nadie la estaba viendo (pero yo si la estaba viendo) miró para todos lados, se giró hacia la derecha oprimió la pared y una escalera en forma de caracol apareció, ella comenzó a bajar por las escaleras cuando volvió la transmisión del programa y nunca supe si yo fui la única que la vio.

La verdad tengo mucho miedo de no poder volver a la vida normal que tenía, como una simple chica de bachillerato, espero que sí, y cuento los días para poder llegar al colegio y contarles a mis amigas: Sara y Juanita, que estuve en el palacio real. Además, con mis padres debemos volver a arreglar nuestra casa, ya que quedó destruida y yo odio cuando les hacen daño a las personas o a las cosas que amo. Recuerdo el momento en el que llegaron los soldados, yo estaba en la cocina, con mi madre preparando pancakes y papá estaba en la sala leyendo, ya que es uno de sus pasatiempos favoritos, cuando golpearon en la puerta durísimo, mi padre abrió y los soldados dijeron que tenían que hacer una requisa, un soldado nos empujó al baño y ahí estuvimos hasta que nos dejaron salir.

Estamos llegando al castillo, es un castillo muy grande, blanco y está decorado con pequeños cristales, los soldados nos ordenan entrar, al entrar veo el paraíso, literalmente, un salón con paredes doradas, una gran lámpara de cristal colgando del techo, muebles muy finos y una gran mesa rectangular llena de comida por todos lados. La reina nos está esperando en la mesa, al vernos se levanta y viene hacia nosotros, tiene un vestido plateado lleno de diamantes con escote de corazón.

-Buenos Días - nos dice.

-Buenos Días su majestad - contestan mis padres haciendo una venia.

-Sigan a la mesa por favor – nos dice en tono amable.

-Gracias – dicen mis padres.

Nos dirigimos a la mesa, la reina se sienta a la cabeza, mis padres me indican que me siente al lado de ella y ellos dos se sientan a mi lado. La reina llama a los sirvientes, nos sirven crema de pollo, la reina nos dice que sigamos y comenzamos a comer, la crema está deliciosa así que mis padres y yo terminamos en un santiamén, la reina vuelve a llamar a los sirvientes, los cuales nos sirven un gran plato con arroz, puré de zanahoria, pechuga apanada y ensalada, luego les sirven a mis padres vino y a mí me sirven jugo, todos comenzamos a comer y otra vez mis padres y yo terminamos muy rápido, así que la reina vuelve a llamar a los sirvientes, que nos sirven un postre de tres leches con una salsa de mora, todos comenzamos a comer y esta vez la reina acaba antes que nosotros. Al terminar, la reina se levanta y nos dice que pasemos a la sala, nos dirigimos a la sala, la reina se sienta en un sillón dorado, mis padres se sientan en un sofá plateado y yo me siento en un sillón rojo.

Vidas de CristalWhere stories live. Discover now