CAPÍTULO 12

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David me da una última mirada de tristeza y nos dirigimos al castillo. Miro a la reina y sé que está a punto de decirme un discurso demasiado largo, como sospechaba, la reina me dice un discurso que dura una media hora, la verdad no le estaba prestando atención, solo escuchaba pequeñas palabras sin orden, mi cabeza estaba tan concentrada en los zapatos de Mateo, eran tan grandes y de un negro brillante. No me di cuenta en qué momento llegamos al castillo, la reina me dice:

-Emily, ¿qué tienes que decir ante todo lo que te dije?

-Que lo siento, no lo volveré a hacer – le digo fingiendo una cara de arrepentimiento – ¿puedo ir a descansar? Estoy demasiado agotada.

-Si, ve a descansar – me dice con asco.

-Con permiso – les digo a ella y a Mateo, haciendo una venia.

Me alejo de ellos y me dirijo a mi celda, Finn me sigue, estoy ansiosa por llegar a contarles todo a mis padres. Llegamos a las escaleras, me giro y veo a Finn con una sonrisa, se me acerca y me dice:

-Gracias por haberme invitado a ir contigo, la pase increíble, hace años que no me sentía así.

-De nada Finn, me alegra que te hayas divertido un poco.

Se me acerca al oído y me dice:

-Te apoyaré en todo lo que quieras hacer.

Me da un dulce beso en la mejilla y se retira, comienzo a subir las escaleras cuando siento unos brazos en mi cintura, me volteo y veo a Mateo mirándome con ojos llenos de amor, me dice:

- ¿Qué te dijo Finn?

-Nada importante, ¿Por qué? ¿Celoso? – le digo con una mirada juguetona.

-Si y mucho, porque no te quiero compartir con nadie, eres mía.

-No tienes de que preocuparte, Finn es solo un amigo.

-A bueno – se me acerca y me abraza, me alejo un poco y veo que tiene una lágrima cayendo por su rostro. Lo miro y le pregunto preocupada:

- ¿Qué pasa?

-Te tienes que casar con David, te van a quitar de mi lado a la fuerza, no quiero que te vayas, no quiero verte con alguien que no sea yo... – antes de que termine, acerco mis labios a los suyos y lo beso, es mi primer beso pero es perfecto, cada momento, siento mariposas en el estómago y me siento como un ave volando libre, fue un impulso, es un beso muy tierno y dulce, siento su calor muy cerca de mí. Al separarnos, él toma mi rostro en sus manos y me dice con una sonrisa:

-Encontraré la forma de impedir ese matrimonio y de que tus padres y tú se vayan de aquí, yo me iría con ustedes y así podríamos estar juntos.

Se que nada de eso puede ocurrir, pero Mateo se ve tan feliz que no quiero arruinar el momento, así que asiento con la cabeza y le digo:

-Si, hasta mañana.

-Hasta mañana – me da un dulce beso en la frente y se va.

Subo las escaleras muy rápido, entro a la celda, mis padres me esperan ansiosos, me quito el vestido, me pongo el traje de sirvienta (ya que no tengo pijama) y me siento a contarles todo lo que paso hoy con lujo de detalles, al terminar, mi padre me dice:

-Emi, no tienes que hacerlo, no te tienes que casar con él, nosotros sabemos que tú estás enamorada del príncipe Mateo, nosotros podemos resistir.... – lo interrumpo.

-No, papá, no quiero que ustedes sigan en este horrible lugar, no quiero eso para ustedes, si es necesario, pasaré el resto de mi vida con un hombre al que no amo, para que ustedes sean libres – en este momento ya estoy hecha un mar de lágrimas. Mis padres se acercan, me abrazan y me besan, los tres lloramos por un rato, luego subo a mi cama y me acuesto a dormir.

Vidas de CristalWhere stories live. Discover now