CAPÍTULO 8 ACCIDENTE

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Marcela
Estoy en shock, me encuentro sentada en la cama, sin atinar a reaccionar, solo veo a Sergey, que va de un lado a otro empacando cosas en una maleta, tomando nuestros documentos y cualquier cosa que necesitemos ambos.

Ha ocurrido lo que tanto temía, los chicos se han enterado, nos tardamos tanto en hablar con ellos que, Melisa se encargó de hacerlo por nosotros. Con la diferencia de que esa mujer no se tentó el corazón para lastimarlos, no sé qué pasaba por su cabeza cuando lo hizo, quizás buscaba venganza y lo logró. ¿cómo decirles a unos jóvenes que se aman y que están haciendo planes de contraer matrimonio que jamás podrán realizar sus sueños, porque son hermanos? ¿cómo decírselos? Si yo no podía hacerlo ni siquiera con mi esposo, mucho menos a ellos.

Recuerdo el día en que conocimos a los padres de él, en aquel restaurante, yo estaba en shock aún después de despedirnos y salir de ese lugar. Es como si lo estuviera viviendo otra vez y en mi mente se forman de nuevo las imágenes

Voy saliendo del brazo de Sergey, quien de forma atenta me ayuda a subir al auto, luego el sube también y arranca. Yo no puedo contener el llanto, avanzamos unos kilómetros más, a medida que avanzamos mi llanto se intensifica, hasta que él encuentra un lugar donde detenernos, se orilla a la carretera, detiene la marcha y apaga el auto.

_ ¿Me quieres contar? - se vuelve a mí y toma mis manos heladas entre las suyas, tibias y cálidas, igual que su mirada.

Es tal mi miedo y mi desesperación, que ni siquiera su actitud tranquila y condescendiente me permiten hablar.

_ ¿Es él? - pregunta.

_ Lo conozco. - digo como puedo. _ es parte de mi pasado.

_ Es el padre de nuestra hija. - concluye. Lo miró a los ojos consternada, él también me mira y veo el momento en el que se da cuenta de la realidad. Más allá de que Roger haya sido mi esposo, más allá de que ella sea su hija, es otra su preocupación, lo puedo ver. Es nuestra hija, su futuro, su reacción ante la cruda realidad y aun cuando ella sabe que Sergey no es su padre biológico, no entenderá que Rodrigo sea su hermano y que jamás podrán estar juntos como ellos lo desean. _ lo solucionaremos. - las cálidas palabras de él me vuelven a la realidad.

Yo sigo sin pronunciar palabra, me es imposible hablar ante tanta emoción, son tantas cosas juntas, mi mundo se está viniendo abajo, ahora que pensé que no podía ser más feliz, pero el pasado se estaba encargando de ponerme de nuevo en mi lugar, sin embargo, los brazos que tengo a mi alrededor, me recuerdan que no estoy sola, que pase lo que pase, nunca más estaré sola. Y sus palabras tranquilizadoras me permiten tener calma en medio de mi tempestad.

Vuelvo de mis pensamientos. Su voz me saca de ellos.

_ Es hora de marcharnos. - me toma del brazo con suavidad y prácticamente me obliga a caminar, me siento aturdida. Sé que es mi culpa, por haber ocultado a su padre el que tenía una hija, por no darle a ella la oportunidad de conocerlo y de conocer a su hijo.

No se cómo, ni en qué momento lo hicimos, pero ya estamos en el auto y vamos de camino.

Sergey me rodea con su brazo y me recarga sobre él.

_ No es tu culpa. - me dice acariciando mi cabeza. Cómo si adivinara mis pensamientos. _ lamento haberte pedido que esperaras. A pesar de todo, sigo creyendo que aún no era el momento, estoy seguro de que lo hubiésemos solucionado.

Yo asiento, no entendí por qué en su momento me pidió esperar, pero yo confíe en él y lo sigo haciendo, él es un hombre de muchos recursos y estoy segura de que hubiese encontrado una solución, después de que Roger y yo no pudimos encontrar ninguna, si ella no se nos hubiera adelantado como lo hizo.

Ahora ya no podemos hacer nada, más que ir hacia ellos y esperar a que estén bien y que nos perdonen.

Sergey.
Siempre me ha sorprendido, lo rápido que puede cambiar nuestra situación. En un momento puedes estar feliz y al siguiente muriéndote de la pena, en un momento puedes estar arriba y al siguiente abajo. Es la ley de la vida y nunca quieres que te pase a ti, pero pasa y a nosotros nos tocó.

En este momento llevamos varias horas de camino, es desesperante tener los recursos y no poder hacer uso de ellos para cambiar las cosas, ahora mismo no podemos utilizar uno de varios aviones que poseo para llegar a donde están mi hija y su novio, porque la ciudad en donde están es pequeña y no tiene aeropuerto, no podemos utilizar uno de mis helicópteros, porque el clima no lo permite, así que tenemos que conformarnos con trasladarnos por carretera aunque esto nos lleve varias horas de camino. Tampoco podemos trasladar a los chicos a un mejor hospital, primero porque los médicos aún no dan su consentimiento de moverlos hasta que pase más tiempo y lo estabilicen a él por completo y segundo por los mismos motivos que no podemos viajar en avión o helicóptero, las condiciones no se prestan para ello.

Hace apenas unas horas que nuestra vida transcurría relativamente normal, yo me fui al trabajo como lo hago siempre, Marcela hizo lo propio, en estos momentos se encarga de dirigir una de nuestras fundaciones y supervisar las demás, también de dirigir desde lejos su propia empresa de diseño junto con su amiga Mónica, que es quien está a cargo. Apoyada siempre por su inseparable esposo Valentín, que es un reconocido empresario en su país.

El día transcurrió normal fue hasta ya tarde, cuando al parecer los chicos llegaron al hotel después de una de sus salidas y esa mujer a la que no puedo soportar, los esperaba para contarles la verdad, por supuesto era algo tan grave y tan inverosímil, que ellos no le creyeron y se dirigieron hcia nuestra casa, todo esto es lo que mi hija le contó a grandes rasgos a Roger que fue con el primero con el que se pudo comunicar. Le contó que llegaron a nuestra casa, porque querían que desmintiéramos a esa mujer. Al entrar escucharon voces en mi despacho, la puerta estaba entre abierta y se dirigieron hacia allá, pero nosotros estábamos ahí, discutiendo el mismo asunto y ellos escucharon, dándose cuenta de que todo era verdad. Ambos salieron de ahí sin hacer ruido, nosotros nunca nos dimos cuenta de su presencia. Estuvieron deambulando por la ciudad, hablando y discutiendo, hasta que, a media noche, él tomó el auto que les preste a él y a su padre para que se movieran con libertad y trató de huir alejándose de ella. Ella por supuesto no se lo permitió y lo siguió en un auto de alquiler, hasta que le dio alcance obligándolo a parar, ahí despachó al auto de alquiler y se fue con él, a medio camino volvieron a discutir, tan fuerte que forcejearon y fue cuando él perdió el control del volante y se salieron de la carretera estrellándose contra un muro de contención.

Del hospital llamaron a Roger y luego le pasaron a mi hija. Él me marco a mí, al parecer el teléfono de mi hija se quedó en el lugar del  accidente, por lo cual no se comunicó luego con nosotros, a él le ofrecí llevarlo con nosotros, pero no podía irse sin arreglar cuentas con su esposa, dijo que nos alcanzaría allá. Yo la verdad no quise esperar, mi pequeña nos necesitaba.

AMOR SIN FRONTERAS/ No. 2 De La Serie: AMORESWhere stories live. Discover now