EPÍLOGO

5K 529 45
                                    

Katya
Han pasado varios días desde que vi por última vez a Rodrigo, sé que no lo veré más, no podría, creo que después de todo tenía razón, cuando decía que era imposible seguir juntos profesándonos una simple amistad, cuando en nuestro interior había tanto amor, la verdad es que, a pesar de saber que somos hermanos, no puedo arrancarlo de mi corazón, me resulta imposible verlo como un simple amigo, o como los hermanos que somos, además de que desprecia a mi madre. Me dolió tanto escuchar el desprecio con el que la trató, que, de no haber sido por eso, jamás hubiese sido capaz de apartarme de él.

Sé que ya no hay nada por hacer. En estos momentos volamos hacia Moscú, visitaremos a los abuelos, a la tía Irina y nos reuniremos con mi hermana Marina que está pasando sus vacaciones con ellos.

Este viaje no estaba planeado, pero sé que se hizo por mí, sé que mi padre lo organizó, él por sobre todas las cosas ama a su familia y nos está alejando a mi madre y a mí de lo que nos hace daño, aunque sepa que la distancia no quitará el dolor, pero quizás nos permita superarlo más rápido. ¿cómo no amarlo? Y mi madre, ella tampoco me ha dejado sola, siempre y por sobre todas las cosas me ha apoyado, sé que ella está sufriendo al igual que yo y tengo que apoyarla, por ella tengo que ser fuerte y salir lo más rápido posible de esto.

Rodrigo
Mis días se han tornado grises y oscuros, ya me encuentro en casa en mi país. Me iré a pasar lo que queda de mis vacaciones con los abuelos, odio estar aquí, no soporto a mi madre, insiste en que me olvide de Katya, como si fuera posible y no deja de meter a cada chica a la casa, con el mero afán de emparejarme con ellas, al principio las toleraba por educación, y
siento decirlo, pero todas son tan presuntuosas y vacías, nada que ver con mi Katya, creo que se parecen tanto a mi madre que ya me está dando dolor de cabeza. Y esa es la razón por la que me marcho, después de todo la mayor parte de mi vida la he pasado con los abuelos. Mi madre ha estado tan poco presente en mi vida, que me sorprendo por haberla defendido ante Katya, como si de verdad la conociera, aun así no me imagino que la historia que me contó sea falsa, ni mi padre ni la madre de Katya negaron que tuvieron una aventura, la prueba es la existencia de ella, yo soy mayor unos meses solamente y eso que nací prematuro, lo que implica que mi padre estuvo con las dos en la misma época, si mi madre hubiese sido la otra, entonces no estaría a su lado, pero siguen casados, lo que me lleva a la misma conclusión cada vez que pienso en ello, esa mujer era la amante de mi padre, como dijo mi madre. Él me ha dicho que cuando esté listo hablaremos del asunto, pero la verdad no tengo nada que hablar con él, creo que el más culpable de todo esto es él, porque he llegado a pensar que quizás estaba con la madre de Katia haciéndole creer que era libre, solo así se explica el que ella fuera inocente como dice Katia aunque mi madre me haya dicho otra cosa, de ser así le debo una disculpa a ella y a Katia, el caso es que aunque quisiera ya no puedo hacerlo, ellas se marcharon del país, solo espero que cuando regresemos a clases en la universidad, me pueda dar la oportunidad de hablarle aunque esa sea la última vez que trate con ella, me resultaría imposible tenerla tan cerca y tan lejos a la vez. Si quieren llamarme cobarde háganlo, pero me destroza el corazón no tenerla y me siento tan culpable por no poder deshacerme de esos sentimientos que me queman por dentro, sabiendo que es mi hermana.

Roger
Mi vida sigue de cabeza, mi hijo no me habla, aun cuando él y yo nos hemos mudado a la casa de mis padres, lo de él es pasajero, pronto volverá a la universidad y se marchara, y yo, yo a estas alturas no tengo claro lo que haré, lo que sí sé es que no estaré más al lado de Melisa, no después de lo que hizo con mis hijos, sé que tarde o temprano se los teníamos que decir, pero no era la forma de hacerlo y menos poniendo a mi hijo en contra de Marcela, no tengo claro que fue lo que le dijo porque ni él, ni Melisa me lo han querido decir, pero esta fue la última que le paso, por lo pronto ya le di un ultimátum para que consiga un trabajo, porque no pienso seguirla manteniendo, le di de plazo lo que queda del año, unos cuatro meses más o menos, después de ese tiempo tendrá que salir de mi casa y de mi vida, aunque lo de la casa no se lo he dicho, pero ya la puse a nombre de mi hijo, él sabrá qué hacer con ella en su momento.

Marcela
Miro a la distancia, a través de la ventana de nuestro recámara, mis hijas están al lado de su padre, los tres sentados alrededor de una mesa en el jardín, los veo platicar y reír y me encanta ver que mi Katya parece estar recuperándose, han pasado varios meses desde que estamos en Rusia, desde aquí hemos estado manejando nuestros negocios, Katia no quiso regresar a la universidad y se está tomando un tiempo para ayudar a su padre con shr negocios, por supuesto él está encantado, ama a nuestra hija como no lo hubiera hecho su propio padre y eso tocó mi corazón, porque no logro entender cómo alguien puede amar tanto a su hija que no es su hija, cuando mi padre no solo no me amó, llevando su propia sangre y siendo la hija de la mujer que tanto amo, si no que me aborreció tanto que llegó a odiarme, al grado de dejarme abandonada sin volver jamás la vista atrás y lo peor aceptar ser el padre que no fue para mí, de unos completos desconocidos. Desearía que su recuerdo ya no me afectara, pero en estos tiempos en los que el tema de la paternidad de mi hija surgió, me es imposible no pensar en el hombre que me concibió, pero que no me quiso como hija, ni siquiera como ser humano.

Dos gruesas lágrimas escapan de mis ojos y ruedan por mis mejillas, me he alejado de la ventana y estoy sentada en la cama.

Por inercia levantó mi mano para limpiar mis lágrimas, pero una fuerte mano toma la mía impidiéndomelo.

Sergey
Estoy en el jardín de mi casa, con mis hermosas hijas, estamos charlando y riendo, desde mi posición puedo ver la figura de mi querida esposa, que nos observa desde la ventana de nuestra recamara. Sigo entretenido con mis hijas, cuando de pronto ya no la veo.

Las dejo, y me dirijo hacia la recámara, últimamente la he notado muy melancólica, ella no lo dice, pero intuyo que algo tiene que ver el recuerdo de su padre, hace días la vi observando con atención una noticia que hablaba de él, lo mostraban saliendo de una gala con su familia, sonreía a las cámaras y se le veía feliz a su lado estaba su esposa y dos de sus hijos, porque tiene tres. En ese momento lo odie, lo odie por la forma en la que desprecio a mi linda chica, porque la hizo sufrir y no se lo merecía, pero sé que llegará el día en el que se arrepienta y piense en ella y se dé cuenta del gran error que cometió y llorará por lo que perdió, pero entonces será tarde para él, porque ella ya está fuera de su alcance.

Entré silenciosamente a la recámara, tenía razón ella está llorando, llego justo a tiempo para tomar su mano con la que va a limpiar sus lágrimas, la abrazo y beso esas lágrimas que no deberían estar ahí, luego las retiro cuidadosamente con mis manos, ella me sonríe como si fuera su salvador, y eso me llena de emoción, como la primera vez que la vi, y las siguientes cuando me la encontré en una de mis empresas, tan triste, tan indefensa como parece estar ahora, en ese entonces no pude abrazarla y besarla y decirle que todo iba a estar bien, pero ahora sí, la tomó en mis brazos y le susurró al oído cuánto la amo, ella me asegura que también me ama y eso es suficiente para perderme.

FIN

AMOR SIN FRONTERAS/ No. 2 De La Serie: AMORESWhere stories live. Discover now