Trabajo

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Natalia y Alba no podían evitar pasar juntas cada segundo fuera del trabajo. Habían ido al cine, a un concierto, a múltiples restaurantes alrededor y fuera de la ciudad, incluso habían ido a una despedida de soltera por accidente una noche. Estaban juntas todo el tiempo y solo se separaban cuando decidían que era hora de ir a casa a dormir.

—Entonces, nos vemos mañana —habían bailado demasiado esa noche, celebrando que un agente mayor se jubilaba, toda la comisaría estaba allí, y Natalia y Alba habían sido las últimas en abandonar la fiesta. Ahora se estaban despidiendo en el piso de Natalia.

—Me verás en unas seis horas, así que asegúrate de dormir la mona, te quiero al 100% para mañana —Alba la ayudó a abrir la puerta.

—Siempre estaré al 100% para ti —Nat la abrazó con fuerza y luego entró en el edificio. Alba no pudo evitar sonreír como un idiota al verla. Si os fijáis bien, podéis ver los primeros síntomas del amor subiendo por su cuerpo hasta llegar a sus ojos.

Alba negó con la cabeza, tratando de deshacerse de los pensamientos que se habían abierto paso en ella.

—Concéntrate Reche, concéntrate —se susurró a sí misma, dirigiéndose a su piso que estaba a pocos minutos del de nat.

Tal y como había prometido Natalia estaba al 100%, eran las 8 de la mañana, y cualquier humano normal estaría muerto como lo estaba Alba, pero Natalia estaba feliz esperando otro día de trabajo.

—Buenos días, guapísima —Nat besó la mejilla de Alba antes de sentarse en el banco.

—¿Cómo es que estás tan ....?

—¿Bonita? ¿Maravillosa? ¿Feliz? —Nat trató de adivinar interrumpiéndola, y Alba no pudo evitar sonreír.

—Iba a decir viva... ¿Cómo estás tan viva?

—Me pediste que estuviera al 100%, y así estoy.

Alba gruñó antes de abotonarse la camisa y salir de las taquillas para pasar lista.

La mañana pasó bastante rápido. Cuando estaban a punto de tomar un descanso, entró una llamada por la radio.

—23 David se informa que estamos recibiendo un 52, una disputa en la calle 23 Oeste, el sospechoso podría estar armado, acérquense con precaución.

—Somos nosotras —Alba puso su mejor sonrisa falsa, cambiando de carril—. Tenía muchas ganas de esa pizza. 

—Seguimos con el plan, Alba, solo que un poco más tarde.

La disputa era entre un hombre y su jefe. El jefe estaba armado, así que cuando se acercó a Natalia, fue rápidamente arrestado. Se quejó durante todo el camino a la comisaría y durante todo el proceso de recogida de datos.

—Ahora podemos ir a por esa pizza —Natalia se recogió el pelo en una coleta y empezó a salir. 

—Oye, reúnete conmigo en el coche. Tengo que ir a hacer pipí.

El resto de su turno pasó bastante rápido. Terminaron y, como siempre, salieron juntas a tomar algo, que se convirtió en una cena y luego pasaron dos horas hablando de la vida en Central Park mientras la gente paseaba a su alrededor. En el momento en que Alba se dio cuenta de que había estado mirando los labios de Natalia durante unos cinco minutos, se levantó rápidamente y sonrió.

—Realmente deberíamos irnos si quieres ir a ver a tus sobrinas antes de que se vayan a la cama—Natalia se dio cuenta del rápido cambio de actitud que había tenido Alba pero no lo asoció con la verdadera razón detrás de lo que había pasado.

Hasta que nos conocimos | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora