Finalmente

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Alba

Era demasiado temprano cuando el sonido del teléfono despertó a Alba. 

Ella y Natalia habían pasado toda la noche despiertas viendo películas navideñas y comiendo chocolate a pesar de que la Navidad ya había terminado. Natalia acababa de irse una hora antes de que aquella llamada la despertara.

—Sí, ¿qué? Estoy despierta —murmuró por el teléfono. 

Cuando escuchó risas por la otra línea, se quitó rápidamente el teléfono de la oreja y miró el nombre. No tenía el número guardado—. Lo siento, ¿quién es?

—Agente Reche, me alegra ver que mi hermana y usted se divirtieron anoche.

—¿Detective Lacunza? —Alba no pudo evitar el pánico. Por qué demonios la hermana de Natalia la llamaba tan temprano en la mañana.

—Agente Reche, la necesito en mi comisaría lo antes posible.

—Yo... ¿Ha pasado algo? —No sabía si su confusión era una mezcla de cansancio y la llamada de Elena o si lo que estaba pasando realmente no tenía ningún sentido.

—Necesitamos tu ayuda en un caso, Alba, si no te importa que te llame así.

—No, no, por supuesto, Alba, Alba, agente Reche, lo que tu quieras es perfecto — Elena no pudo evitar encontrar a la joven agente divertida. No solo había conseguido enamorar a su hermana, sino que parecía una agente genuinamente buena.

—Te necesitamos aquí lo antes posible, y por favor no digas ni una palabra a nadie. 

Colgaron y Alba empezó a prepararse, se dio una ducha para espabilarse y en veinte minutos estaba de camino a la comisaría de Elena. Cuando llegó, Elena y su compañero Tom estaban listos para recibirla.

—Siento mucho no haberte dejado dormir. Sé que mi hermana estuvo en tu casa hasta esta mañana temprano —Por la cara de Elena, Alba se dio cuenta de lo que estaba insinuando o simplemente pensaba que había pasado.

—Yo, Elena, detective Lacunza. Natalia y yo solo somos amigas —lo dijo tan rápido que incluso Tom no pudo evitar reírse.

—Cálmate, Reche. Mi hermana me lo cuenta todo. Sé que habéis estado viendo películas.

—Oh, sí, por supuesto —Los tres entraron en la comisaría y les acompañaron a un despacho de la cuarta planta. Cuando Tom abrió la puerta, había dos hombres dentro con trajes negros. 

Aunque no se conocían realmente, Alba buscó respuestas en Elena girando su cuerpo hacia ella y haciéndose pequeña. 

—Agente Reche, estos son el agente Johnson y el agente López del FBI —Elena trató de hacerla sentir cómoda al verla tan joven y frágil sentándose cerca de ella y no al otro lado de la mesa como se pretendía.

—Agente Reche, no ha hecho usted nada malo —Alba respiró profundamente y todos rieron con ella por su alivio. —Mi nombre es George, y este es Manuel. Hemos estado investigando este caso durante el último año — Unas carpetas fueron colocadas y abiertas frente a Alba, revelando algunas fotos de diferentes mujeres, casas vacías, y unas cuantas fotos de hombres de aspecto horrible—. En los últimos seis meses, prostitutas españolas residentes en América han sido secuestradas y llevadas a Rusia. Necesitamos un agente encubierto que nos ayude a acabar con esto desde dentro. Necesitamos a los grandes que dirigen todas estas operaciones, no a los hombres que solo transportan.

—¿Y queréis que yo sea vuestro agente encubierto?

—Encajas en la descripción, aparte de tu pelo rubio, que tendríamos que cambiar. Eres muy joven, hablas español con fluidez y tienes experiencia —Elena fue la encargada de responderle ahora. Vio lo nerviosa que se había puesto la chica, así que le puso la mano suavemente en el brazo.

Hasta que nos conocimos | AlbaliaWhere stories live. Discover now