—...Y estoy enamorado de ti, Liv.
Dios, soy un idiota. Le doy una calada a mi cigarrillo. Me encuentro en la parte trasera de la casa en donde se está dando una fiesta. Llevo 30 minutos armándome de valor para decirle a Liv que la quiero. Conozco a Liv desde el jardín de niños, siempre hemos sido los mejores amigos, hasta hace poco, que descubrí que tenía sentimientos por ella.
La música suena fuerte desde donde estoy, no se dónde se encuentra Liv, debe estar con algún chico bebiendo, y mientras tanto yo, acá, siendo jodidamente patético. Tiro mi cigarrillo al suelo, y lo piso.
—¡Vete a la mierda! —una chica grita, saliendo de la casa. —Ugh, esas perras.
—Emm, ¿hola? —le digo.
La cica voltea asustada, pero cuando me ve, su cara se relaja.
—Oh, hola —simplemente dice.
—¿Estas bien?
—Si —sonríe levemente. — ¿Qué haces aquí?
—Siendo un patético, ¿y tu?
—Uh, se supone que vine a divertirme con mis amigas, bueno no son mis amigas, solo son estas chicas.
—Oh.
No sabía que más decir, la chica desconocida es tan delgada que parece que se va a romper en cualquier momento, su cintura se ve en forma, su cabello es color chocolate, largo con una ondas, trae puesto un vestido azul con una chaqueta de cuero, y unos tacones altos negros.
—Y... ¿Vas en Virginia Hills?
—Nah, Ridgway
—¿De ultimo año?
—No, primero.
—Con razón —digo.
—¿Tan chica me veo? —dijo con una sonrisa.
—No, es que simplemente no tienes la típica cara de "follame".
La chica sin nombre empieza a reír, haciéndome sonreír, su risa es hermosa.
—¿Cómo te llamas? —le digo.
La chica para de reír. —Kania —dice.
—¿Katia? —pregunto.
—Noooo —dice, alargando la "o".—Kania, con N.
—Ah.
—¿Y tu? ¿Cómo te llamas?
—Harry.
—Y dime Harry, ¿tienes novia?
La pregunta me toma por sorpresa. ¿Qué?
—No, solo que estoy enamorado de mi mejor amiga, y ella no lo sabe —digo, haciendo una mueca.
—¿Friendzone? Eso si es malo —empieza a reír.
—¿Y tu tienes novio?
—Si, se llama Daniel. El.. el es mayor —Kania se puso nerviosa.
—¿A que te refieres con que es mayor?
—Pues, a que es... mayor —dice con obviedad.
—Ya veo.
—Cuéntame sobre la chica que te gusta —dice, sentándose en el piso.
—Pues, se llama Liv...
—Espera, ¿Liv Matthews?
—No... Liv Morgan.
