10. Objetivos

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Disfruten el capítulo.

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—Entonces, ¿se lo dijo?

—Si. No sé de dónde saqué valor para hacerlo, pero lo hice.

—Era cuestión de tiempo —el hombre que atendía la barra vertió el licor en un recipiente, luego de mezclarlo con otros ingredientes sirvió todo el contenido en una vaso de cristal—. Aquí tiene.

Mónica atinó a beberlo de una. Quizá fue apresurado pero necesitaba refrescar su garganta cuanto antes.

—¿Y qué sigue ahora? —A él a menudo le agradaba conversar con sus clientes y tal parecía que con la morena se estaba volviendo una especie de amistad, pues era frecuente verla algunas noches rondar el bar y dialogar de cosas que le aquejan en su día.

—La verdad, no sé. Supongo que fue el calor del momento lo que me ayudó a decirle cuanta cosa a mi crush. Ahora lo veo difícil e incluso vergonzoso.

—¿Cómo respondió? ¿Le dijo que se alejara o algo por el estilo?

Meditó la respuesta, a ciencia cierta tampoco estaba segura de su reacción.

—Creo que estaba más ocupada en salir cuanto antes de ahí.

—Es normal, la tomó por sorpresa. Primero porque le robó un beso y luego por su confesión. Era lógico que saliera huyendo.

—Ah… No. La que salió corriendo fuí yo —bebió la siguiente copa hasta el fondo—. Por eso estoy así. Creo que ahora piensa que me burlé de ella —chilló derrotada. Estaba triste y enojada. ¿Por qué lo había estropeado todo?

—No se ofenda. Pero creo que usted tiene un alma infantil. Sus acciones son prueba de ello.

—¿Es malo?

—Yo creo que es encantador —una segunda voz femenina intervino en aquella conversación. La mujer estuvo un rato bebiendo al lado de ella y dado que el volumen de la música no eran intensos en esa área, oírlos era inevitable—. Oh. Disculpen. Siento entrometerme.

—No, no. Descuida —intervinó Mónica interesada en saber su sentir. Siempre era bueno oír una segunda o tercera opinión.

—Solo digo... —bebió un sorbo de su copa—, que a veces es bueno dejarse llevar por esto —señaló el corazón— y tú pareces ser del tipo de persona que le toma mucha importancia a sus sentimientos.

—Creo que sí —Meditó el comentario de la mujer ¿Qué perdería si no siguiera atreviéndose? Ya habían pasado varios años, y por lo visto su amor por Alondra seguía ahí esperando a tomar vida en el exterior. Si de algo siempre estuvo segura es que a la Chef nunca la consideró una simple amiga.

En el fondo, desde que la conoció siempre tuvo ese objetivo de quererla más allá de una amistad. Por eso cuando se volvieron a ver, tantas cosas siguieron dentro recordándole que por mucho que se esforzará en olvidarla, siempre había algo que la traía de vuelta. A su corazón.

—Tómalo como un consejo de una desconocida… —la mujer volvió a hablar. Le acercó su bebida para brindar con Mónica, cuando el tintineo de la copa se escuchó, la mujer ingirió todo su contenido. Sacó de su bolso dos billetes de alta denominación y los dejó encima de la barra. Luego con una gentil sonrisa se le acercó sin ser invasiva para hablarle—, no hay peor lucha que la que no se hace —completó antes de perderse de vista.

«Estaban en lo correcto» Pensó con decisión. Si ya dejó todo claro con la chef, en ese punto ya no valía echarse para atrás. Tenía que ser objetiva y poner el siguiente paso en marcha.

Sonrisas y Sabor (Chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora