Tony y su roce con el mundo.

1.1K 188 13
                                    

Una advertencia sobre un posible ataque de Hydra fue lo que levantó a Steve tan rápido y apresurado aquel día.

Era un hombre responsable incluso a sus 52 años. Se suponía que debería estar relajado en alguna playa americana, no poniéndose las botas apresurado para salir corriendo a S.H.I.E.L.D.

Los nuevos reclutas lo miraron con respeto y las señoritas le sonrieron coquetas, uno que otro chico beta u omega también lo hizo respondiendo él con el mismo respeto.

Se llevarían una gran decepción si supieran que prácticamente podría ser su padre, pero, vamos, lucía como de 30 máximo. Y es que todos creían que el Capitán América era una clase de Santa Claus que nunca envejece, cosa que era falsa también, pues Steve lo había hecho, cosas pequeñas, pero ahí estaban, al menos nada tan notable como una cana o una arruga.

El alfa entró apresurado al lugar donde se encontraría con el mecánico cuando vio como este mecía a una pequeña bolita entre sus brazos.

—Howard, ya estoy aquí, dime cual es la emergencia-

Howard lo cortó con un Shhh mientras se mordía los labios y picaba con mucho cuidado a la bolita. Resonaron por la habitación sonidos que se interpretarían como la risa de un infante.

Steve se acercó más y por primera vez en su vida lo vio.

Era un bebé, todo rosadito y castaño. Con poco cabello y bastante rebelde al parecer, sus manitas salían por sobre la mantita para atrapar a Steve, en especial a su cabello. Estaba fascinado por el rubio. Este inclinó un poco su cabeza y sintió el tirón, el pequeño le había jalado el cabello. Steve río porque para su edad era realmente fuerte.

—Se llama Anthony. —le dijo Stark. —Es bastante adorable, Steve ¿No lo crees?

Steve asintió mientras se liberaba del agarre del castañito y se reclinaba sobre una mesa. —¿Esta era la emergencia? En serio, Howard.

—Oh, por Dios, Steve. No puedes negar que es lo más lindo que has visto en un buen tiempo, además él estará más presente en tu vida de lo que te puedes imaginar.

El alfa no prestó mucha atención a lo último que dijo. La fotografía en la mesa le trajo recuerdos. Cuando salía con Peggy, cuando fundaron S.H.I.E.L.D. Después de todas las estupideces que hacía la SSR, S.H.I.E.L.D se convirtió en un lugar más inclusivo. Peggy por fin pudo librarse de su jefe machista y de sus bobos compañeros. Todo iba tan bien con la omega hasta que, como última misión por parte de la SSR, la mandaron a costa oeste donde todos esos viejos y fuertes sentimientos por Daniel volvieron a aflorar en su sistema.

¿En serio crees que dejaría al rubio de ojos azules por una pata de palo?

Le dijeron al agente Sousa y estaban muy en lo correcto. A Steve solo le quedó respirar profundamente y guardar el anillo que estaba por ofrecer, se prometió a sí mismo dejar de ser tan pasional. No era el tiempo y sin dudas Peggy no era la persona, su persona.

—Te quiero mucho, Steve. De verdad, pero no quiero escucharte sollozar y lamentarte algo que ya quedó en el pasado.

—No iba a llorar. —refuto.

—Claro y yo soy la primera dama.

El alfa castaño se río, beso al bebé antes de depositarlo en su cunita de madera.

—¿Y María?

—Digamos que sufre un fuerte desapego emocional por él.

Rogers decidió no preguntar más, la situación de por sí ya era bastante rara. No era pesimista, pero jamás vio a Howard queriendo y cuidando de un niño cuando años atrás los veía como si fueran pestes.

—Qué habrá hecho el viejo Erskine que los años no pasan por ti, viejo amigo.

—Si lo supiera sería el primero en decírtelo.

—¿Whisky?

—No, gracias.

—Tienes muy buena cabeza muchacho.

—Howard tenemos casi la misma edad.

—Es imposible no verte mas joven. Por cierto, si había alerta.

—¿Qué sucedió?

—Ola de crímenes, mismo hombre, castaño, de unos veintitantos y pelo largo.

—¿Crees que sea él?

—Estoy seguro de que es él. Tengo un plan, es elaborado, pero-

—Howard.—regaño. —Tienes una familia, un bebé ahora. ¿Realmente crees que es apropiado arriesgar tu vida de esta manera?

—No me vas a detener Steve. Ni tú ni nadie. A lo mucho podrás aplazar lo inevitable.

Steve se dirigió silenciosamente a la cuna, tomó al bebe y este sonrió dormido. —Entonces haré mi mejor esfuerzo. 

Arnie [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora