No es el alfa para ti.

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Una pequeña fricción se ejecutaba entre su pelvis y el abdomen de Steve.

No se lo diría porque le encantaba la manera en la que estaba sujetando sus muslos. La sonrisa digna del gato Cheshire que tenía en su rostro nadie se la iba quitar, menos después de ese gran número de actuación.

La verdad era que hace un rato ya había notado a la mujer que no dejaba de ver a Steve. Incluso este le sonrió. Y quizás no podría competir con una mujer como ella, pero si molestar un poco.

Lo besó y se sintió exquisito. Mejor cuando vio por el rabillo de su ojo a aquella mujer retrocediendo de los pasos que estaba por dar. De seguro diría alguna estúpida excusa para conseguir su número, lo sentía mucho, Steve era su esposo.

Steve decidió que cocinaría hamburguesas caseras. Comprando carne y otras cosas más para incluso hacer su propio pan.

Tony usó sus ojitos de cachorro para que Steve lo sujetase durante toda la compra. Alguien se quedaría sin brazos sin duda. Es que cuando estaba en brazos de Steve todo era calma y tranquilidad.

—¿Qué prefieres Mostaza o Mayonesa?

El castaño le susurró que le daba igual. Apretó más sus piernas a las caderas de Steve mientras el seguía comprando. Se sostuvo de su cuello también.

Cuando terminó las compras se detuvo en caja para pagar por todo.

La cajera era una muchacha como de veinte que los miró con ternura.

—¿Día largo? Su pequeño se quedó dormido.

Tony tenía que admitir algo, cuando salía a comprar le gustaba sentirse muy cómodo. Por ello el polo largo que llevaba y los shorts anchos que lo hacían ver mas pequeño de lo que era, pero ¿Qué demonios? ¿Acaso era ciega? Steve no era su padre.

Saliendo de su cálido escondite en el cuello de Steve la miró molesto. —Es mi esposo. —corrigió y la cajera se impresionó. Sí, ya viendo su rostro sabias que era un chico de entre diecisiete o veinte a lo mucho.

Aún así era raro.

Toda ternura se desapareció para poner expresión de asco.

Y al momento de darle la bolsita le dijo que el mundo estaría mejor sin viejos verdes como el.

Steve solo suspiro, ya no iba a batallar con eso.

Dejó a Tony en el asiento del copiloto y le abrocho el cinturón.

—Me encantan estos paseos.

—No creo que pueda decir lo mismo.

—Es que eres muy aburrido.

—Tony, me acaban de tomar por un pervertido y ¿Quién no lo pensaría? Luces pequeño a mi lado, soy un tipo base seis con un niño de que ni llega a la base dos.

El soldado dejo caer su cabeza contra el volante. Escuchó como el menor desabrocho el cinturón solo para sonreírle y tomar sus mejillas.

—No luces ni de cincuenta.

Amaba esa capacidad de Tony de hacerlo reír en momentos así. Esa clase de cosas se repitieron mucho cuando tenía 16.

Cuando Tony retaba afirmando que era su esposo y mostraba orgulloso el anillo que tenía en su dedo meñique.

—Alfa. —dijo el chico mientras se apegaba más. —Hueles delicioso hoy.

Steve no supo a que se refería. —¿Me estás diciendo que mi aroma cuando estoy molesto te excita?

Desvío la mirada.

Steve estuvo a punto de reír por esa micro venganza cuando recordó que hace un mes que no tomaba supresores para poder tener celos naturales y que probablemente sea eso lo que Tony estaba oliendo.

Arnie [Stony]Where stories live. Discover now