Olor a despedida.

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El estado de Steve era algo deplorable, parecía que el celo le había tomado no solo de sorpresa sino que también de manera fuerte.

Ciertamente esperaba alguna clase de bomba nuclear estallando por toda la casa y a un muy ausente Tony, ya que su aroma omega podría provocar cosas no adecuadas para el mayor de los Stark, pero, no era así.

Si, Steve se veía deplorable porque las horas de sueño se había reducido abismalmente. El celo no solo lo tenia afiebrado y cansado sino que también insomne.

Bueno y consecuentemente, lo "duro" que estaba. El problema principal no radica en Howard intentando buscar aliviar a Steve por medio de pastillas o tratamientos convencionales como agua fría cual gato callejero se tratase, no. El problema era su hijo, Tony. Parecía que no, pero el muchacho era bastante escurridizo. Además que su inteligencia heredada no ayudaba en nada a Howard cuando de hacer planes para alejarlo de Steve de trata.

-No lo vas a resistir.

Howard, quieto y revolviendo el azúcar que queda convencionalmente en el fondo de la taza le dijo a un Tony muy bien parado de puntitas justo después de dar los primeros pasos dentro de la habitación de Steve.

-Pensé que...

-Pensaste mal. -Corto. -No sabes lo intenso que es un celo de Alfa. Mucho menos el de un supersoldado, tu cuerpo no ha madurado para esto y ya sabemos como termina.

La mirada calculadora que Howard formaba ante Tony es algo que ciertamente nunca le gustó, pues le dejaba ver otra parte de su padre que él bien conocía. En el taller de Howard en Italia las cosas cambiaban demasiado, ya no era Howard el padre amoroso que podía ver como su hijo jugaba con unas burbujas en el patio de su casa, no. Era Howard Stark, crítico ante cada pequeño movimiento de Tony, expectante a que una mano dura pudiera hacer que su hijo tuviera casi un mismo cimentado camino que el. Siempre lo mejor, siempre caprichoso, siempre faltaba algo. Y Tony adoraba a su padre en casi todos sus aspectos, menos en ese.

Un leve movimiento por parte del castaño alertó al mayor que solo poniendo una mano lo detuvo.

-Tony no.

-Pero... -Ímpetu, capricho. Si Howard era una pared de concreto, Tony era una de oro macizo. -¿¡Por que tienes que pensar eso de mi?! No es como que me este poniendo en bandeja de plata para que me folle, solo quiero estar cerca.

-Es peligroso.

-¡Tú no sabes nada sobre el amor! -Grito. -Ni siquiera amas a mi madre.

-Tony. -Replico Howard. -Estás aquí bajo una promesa de lealtad que rompes justo ahora con esto, deja el capricho de lado ahora y por favor regresa a tu habitación.

Tony apretó más sus puños y se fue a pasos fuertes.

Una vez solo en esa habitación pudo llorar en paz. Ahora estaba verdaderamente solo y lo estaría más si no cumplía con lo que pedían. El suero o Tony, ¿Eso siquiera es digno de preguntar? Pero, vamos, él ya era viejo, astuto. Dicen que sabe más el diablo por viejo que por diablo y era tan cierto. Obviamente no solo querían una muestra y dejarlo en paz. Para qué tener solo la leche si pueden tener a la vaca entera. Su mente era un remolino y sus sentimientos cubiertos estaban para no dejar marcar algo en él.

Si no le quisieran hacer algo ¿por qué pidieron que fuera él?, exclusivamente solo. No había emboscadas, ni policía, ni FBI, ni supersoldados que pudieran detener esto. Ni siquiera el rubio ojiazul que pudiera darle unas palabras de consuelo. Solo estaba él y la fatídica decisión que tomaría hoy. Con un francotirador apuntando a ambas cabezas en búsqueda de no censurar su promesa de entregar el único ejemplar del suero que desarrolló.

¿Qué tan fuertes serían las paredes de Steve? ¿Habían implantado una bomba? Y ya eran las ocho y ya eran las nueve y seguía revolviendo esa sola taza de café frío en la que hasta el azúcar se había endurecido.

Abandonando su rígida pose y la habitación de paso se dirigió a donde Tony con pequeños golpecitos en su puerta.

El resentimiento es asqueroso.

Pero el viento, las voces y los aromas generosos.

Cálido, familiar, adiós.

¿Por qué estaba oliendo eso?

-Se que estas molesto,— comenzó Howard. —Nunca podré comprender el amor, creo que no nací para eso.

Tan cerca y tan lejos, con las manos justo en la perilla a una contracción muscular de perdonar y ver aquellos ojos marrones y cabellos canosos quizá por última vez.

-Pensé que si funcionaba en eso cuando encontré a tu madre, pero no. Pensé que si había funcionado contigo. Al menos tengo la certeza que tú si funcionas para eso y quiero que sepas que este insensible corazón siempre estara a donde tú y Maria vayan. Tony, eres la única cosa buena que he creado para este mundo y no quiero nada más que tu bienestar, prometeme que no saldrás de esta habitación, sé que me escuchas. Sé que no te importa, espero verte mañana Tony. Te amo, hijo.

(***)

BUENAS

Adivinen quien regreso :)

Estuve muy atareada pero trataré de actualizar. El miércoles hay cap nuevo.

Arnie [Stony]Where stories live. Discover now