CAPITULO 4: Shock helado.

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Llego a la escuela y lo primero que veo es a Bella conversando con Gianni. No quiero acercarme a ellas, siento vergüenza por haberme escondido ayer. Tampoco quiero encontrarme con el mal educado, sin embargo, compartimos la mayoría de las clases.

Retomo mi caminata hacia Bella y Gianni, ya que obligatoriamente tengo que pasar por ese pasillo para llegar al salón de mi primera clase. De repente una mano me toma de la camisa y me jala hacia el interior de uno de los salones.

-¿Pero que mierda…? – cuestiono siendo interrumpida por la mirada asesina de Liam.

-Hola, McBride. – dice entre dientes. - ¿Recuerdas lo que me hiciste ayer? – cuestiona con malicia.

-No, para nada, no recuerdo… ah… es que tengo perdidas de memoria. – respondo y al finalizar añado una sonrisa tierna.

-No hay problema, estoy aquí para recordártelo. – dice antes de embarrar un poco de helado en mi cara.

-¡ESTÁS LOCO! – grito mientras trato de limpiar mis ojos y mis fosas nasales que extrañamente están comenzando a arder. - ¿Esto tiene nuez? – cuestiono abriendo los ojos y tratando de no abrir mucho la boca.

-Sí, es de chocolate con nuez, mi favorito. – responde sonriendo.

-¡IDIOTA! – grito dándole un empujón. - ¡Soy alérgica a la nuez! – exclamo y camino hacia la puerta.

-Y-yo no sabía. – se justifica. – Seguro estás bromeando, ¿verdad?

 

NARRA LIAM:

Estoy casi seguro de que esta loca está bromeando, pero con eso no se juega, de verdad se pasa de loca. Estoy frente a su espalda y ella está intentando abrir la puerta, pero finge no poder hacerlo. Pone una mano en la pared y baja la cabeza.

-Ya deja de fingir, sabía que estabas loca, pero no creí que tanto. – digo intentando que pare su jueguito tonto. – Detente, Ela…

Dejo de hablar en cuanto la veo desplomarse en el suelo. De inmediato corro hacia ella y coloco mi brazo debajo de su cabeza. Busco con que limpiar su cara, sin embargo, no hay nada a mi alcance, así que coloco su cabeza en mis piernas y me quito la camisa para limpiar su cara con ella. La limpio de inmediato y veo lo roja que está, se le dificulta respirar y solo me mira con angustia.

-¿¡QUE HAGO!? – grito intentando echarle aire con mi mano. - ¡Mierda! ¿RCP? – digo antes de ponerla en el suelo y comenzar a hacerle compresiones.

 

Ya tiene los ojos cerrados, su pecho apenas y se levanta. Después de las compresiones, ¿Qué seguía? Ah, ya… respiración de boca a boca… yo no voy a hacer eso… ¿o debería?

-¡MIERDA! Se va a morir si no lo hago. – mascullo mirando su cara casi morada. – Solo lo harás para salvarla, solo para salvarla… - digo apretando los ojos.

Bien, después de treinta compresiones sigue… hacer su cabeza un poco para atrás, abrir su boca, apretar su nariz, tomar una buena bocanada de aire y… juntar mis labios con los suyos para pasarle oxígeno.

Repito esto varias veces hasta que Elaine comienza a toser y entreabrir los ojos un par de veces. Cuando ya me percato de que está respirando de nuevo, la tomo entre mis brazos y la levanto. Salgo del aula cargando su cuerpo pesado y comienzo a caminar por el pasillo entre decenas de estudiantes que me miran con curiosidad. La estoy llevando hacia la enfermería, no quiero que se me muera, no me lo perdonaría.

-¿Pero qué pasó? – cuestiona Joy, la enfermera.

-Es una… tiene una… - suspiro agitado por el susto y por lo pesada que está esta mujer. – Una reacción alérgica.

MALDITO DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora