CAPÍTULO 7: Amigos.

2.6K 225 52
                                    

NARRA LIAM:

Veo de nuevo a mi madre quien intenta ocultar con maquillaje las ojeras bajo sus ojos, e intenta sonreír fingiendo que todo está bien. Pero no, todo está jodidamente mal.

— ¿Le dijiste a papá? — cuestiono mirando su mano temblorosa.

— Sí, le dije.

— ¿Y que pasó?

— ¿Quieres postre, cariño? — me pregunta intentando cambiar el tema.

— Responde mi pregunta mamá.

— Rouse hizo budín.

— ¡No quiero el maldito budín! Responde mi pregunta. — exclamo exaltado. — ¿Te amenazó?

— Yo... eh... necesito ir al baño. — dice levantándose y caminando torpemente hacia el baño.

Cierro mis ojos y aprieto con fuerza mi puño para después soltarle un golpe seco a la pared.

En ese momento la puerta se abre dejándome ver a la última persona que deseo ver ahora mismo; mi padre.

— Hijo...

No lo dejo terminar me voy de ahí caminando con furia. Salgo de la casa y me subo a mi moto, me coloco el casco y arranco a toda velocidad.

Comienzo a conducir por la carretera hasta llegar al muelle. El muelle que me ha consolado todas las veces que la he pasado mal.

Podría decir que este muelle conoce todos mis secretos. Ha recibido todas mis lágrimas y ha escuchado todos mis lamentos.

— ¡AHH! — grito llegando a la orilla de este.

El mar está calmo, sin embargo, yo soy una tormenta por dentro. Las aves cantan acompañando el silencio de mi alma.

¿Qué hay más allá en este mar profundo? Él sabe mis secretos, pero yo no sé ninguno de los suyos.

— ¿Te burlas de mí? — mascullo señalando el mar. — Lo sé, soy demasiado patético a comparación contigo; el glorioso y misterioso mar inmenso. — vuelvo a hablar.

Soy tan patético hablándole al mar y al viento. Tanto que me doy pena.

NARRA ELA:

— No no no. Hazlo de nuevo. — le pido riendo.

— De verdad puse mucho en la cuchara. — insiste mirando el helado.

— No te creo. Me quieres ver la cara de tonta, porque justo en ese momento miré a otro lado. — me quejo moviendo mis manos.

— Ela, mi cerebro es inmune a congelarse con helado. — dice y yo entre cierro mis ojos.

— A ver, déjame darte yo una cucharada. — pido y él alterna su mirada entre la cuchara que sostengo y mi cara. — Te daré todo esto. — añado tomando helado de mi vaso.

— ¿Me darás del tuyo y en la boca?

— Sí. — suelta un suspiro y me mira.

— Está bien. — acepta y yo sonrío de oreja a oreja.

Me levanto un poco para poder llegar a su boca y darle la cucharada rebosando de helado.  Marcus la abre sin dejar de mirarme a los ojos y eso me pone muy nerviosa.

De inmediato me regreso a mi lugar después de dale la cucharada y él comienza a hacer muecas.

— ¿Ves? No eres inmune. — me burlo apuntando su cabeza con mi dedo índice.

MALDITO DESTINO Where stories live. Discover now