Mi Secreta Debilidad © ✔︎ {+18} [ 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛✨]

37. ¿𝑄𝑈𝐼𝐸̀𝑁 𝐸𝑅𝐸𝑆 𝑇𝑈́？✔︎

DARIEN

6:00 AM

—Disculpa, ¿Éste asiento está ocupado?—me preguntó un señor.

—Si—contesté ya poco convencido—Tiene que venir una amiga.

No solía ser puntual. Pero para esto sí se tenía que ser puntual, Dios.
Me encontraba en un autobús.

Supuestamente íbamos al concierto ese de la Tania, Tatiana...¿Taylor?
Lo que fuera.

La noche anterior, Paris me había dado todo comprado. Era muy extraño, pero tenía hasta el ticket del bus. Pero decidí no darle tantas vueltas.

Además, con el sueño que había tenido anoche, sí que tenía ganas de alejarme de todo lo que conocía.

Pensé que el sueño había sido fruto de mi culpabilidad, por propagar las drogas de mi padre. Estaba claro que no estaba siendo la mejor opción para ganar pasta.

Pero tenía que hacerlo. Me quedó claro, que no debía acercarme a ese callejón ni en broma. Y que tenía que buscar otro sitio, donde venderlo todo.
Lo que no entendí era qué tenía que ver Cat con todo esto.

Lo bueno de esto era que teníamos todo un viaje para que Paris, que es una aspirante a psicóloga, me pudiera explicar estos sueños.

Había sido muy realista, no iba a negarlo.

Me levanté, sudado. Creía incluso que tenía fiebre porque estaba demasiado caliente. Y no en el buen sentido. Esa noche...no me encontraba del todo bien.

Y la marihuana...tenía toda la culpa de eso.

Incluso le eché un vistazo a mi hombro por si tenía algún esparadrapo y ese apuñalamiento había sido enserio. Pero no, ni rastro.

Lo de Cat avanzaba como una enfermedad terminal. En el sueño le confesaba que estaba enamorado de ella. Y que no me arrepentía de haber dejado que me hicieran daño para salvarla.

La verdad es que no entendía cómo tomarme todo esto y por qué recordaba tan bien ese sueño. Esperaba que fuera hubiera estado delirando porque enamorarme de alguien, no está en mis planes.

El autobús iba a arrancar. Y Paris no venía. ¿Estaba tomándome el pelo?

—Disculpe, disculpe...—dijo una voz femenina esquivando a la gente y acercándose a mis asientos. No podía ser. Esto ocurría por pensar en ella.

—No...—dijo Cat mirándome fijamente.

—¿Qué narices haces aquí?—le pregunté. Como si el sueño fuera un Deja Vu...

—Paris me invitó a un...concierto de Taylor Swift.

—¿Como?—le pregunté—Yo...también estoy aquí por eso.

—¿Te gusta Taylor Swift?—preguntó sorprendida.

—Me gusta hacer turismo y alejarme de la gente—le dije—¿Dónde diablos está tu asiento?

—Es...este—dijo mirando el ticket con absoluta decepción.

Respiramos hondo. Una cosa si teníamos en común. Matar a Paris.

—¿Oiga, se puede sentar? Está entorpeciendo el camino—le dijo un señor a Cat.

—Claro—dijo crudamente. Y se sentó a mi lado.

Verla solo me recordaba la especie de tortura que sufría internamente cada vez que estaba cerca de mi. Ella no sabía que estaba vendiendo droga y posiblemente igual que en el sueño, se enfadaría. O no. Quizá le daba igual.