41. 𝐸́𝑆𝑇𝐴 𝐸𝑆 𝐿𝐴 𝑉𝐸𝑅𝐷𝐴𝐷 ✔︎

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DARIEN

—¿Qué piensas hacer?—me preguntó Paris después de todo lo que le había contado.

—Paris, no puedo hacer eso. Está loca.

—Está cansada—dijo ella mientras apilaba los vasos—Yo la entiendo. Quiere estar contigo...es lo único que quiere en este momento. ¿Acaso no quieres que esté contigo?

—Paris...

—La verdad, Darien. Después de todo lo que ocurrió en ese viaje, ¿Quieres seguir negándolo? ¿A mi al menos?

—No...—me llevé las manos a la cabeza—Por supuesto que me gusta. Y por supuesto que me gustaría...acompañarla al baile...pero...no estoy preparado para que me linchen. Y tampoco creo que entienda la gravedad del asunto.

—Si al final esto iba a ser así, no entiendo por qué te metiste con la hermana pequeña de Brisa...

—Siempre me ha gustado—solté de repente.

Ella me sonrió.

Después de darme cuenta de lo que había dicho, me puse nervioso. No había dicho eso...nunca. Se suponía que no era así.

—Quiero decir...—dije intentándolo adornar—Comencé a fijarme en ella al terminar el instituto. Antes de estar con Brisa quise intentar arreglar lo que le había hecho—me silencié unos segundos—Hace casi dos años, en una cafetería, la pillé intentando esconderse de mi grupo y de mí. Llevaba una sudadera irreconocible. Se puso la capucha e intentó que no nos diéramos cuenta de que era ella—le conté—Estaba de espaldas, en una mesa hacia la ventana. Hacía un tiempo terrible...y ahí supe que podía ser mi oportunidad. Stef no estaba con ella y...no parecía tener alguien con quien volver. Por lo que...quería llevarla a casa. Hablar con ella. Le dije a mi grupo que fuera a pensar qué comer y yo aproveché para sentarme a su lado. Estaba comiendo un perrito caliente. Ella no estaba del mejor humor, me habló seco y quería que me fuera. Alcancé una de las salsas. Tenía pensado echarle la salsa al perrito. Hacer algo por ella. Pero ella...estaba demasiado asustada. Y ahí me di cuenta de que...jamás volvería a verme de otra forma. Por lo que solo...dejé las cosas como estaban y...me fui por un año.

—Y...¿Qué ocurrió?—dijo acercándose a mi lentamente.

—La olvidé. Olvidé lo que sentía—le dije—No era tan fuerte...por eso fue fácil. Pero siempre estaba ese remordimiento por haberle hecho todo aquello que le había hecho. Por haberle hecho la vida imposible. Y...cuando pasó lo de Brisa, solo discutíamos. De repente, me di cuenta de que ella se sentía atraída por mi. Y...lo aproveché. Llevaba en mi mente desde que había terminado el instituto. Siempre creí que solo físicamente pero...seguí buscándola. Y aunque la apuesta me empujara a hacerlo...se trataba de ella. Y...poco a poco, dejé de pensar en las relaciones físicas. Disfrutaba estar con ella y entonces me di cuenta de que...siempre había sido así. Nada había cambiado desde el año pasado. Eso...seguía ahí.

—¿Por qué no se lo dices?—me preguntó.

—Porque cuando estoy delante de ella me vuelvo un idiota. Es como si sintiera que debo ser de esa manera, para gustarle...—dije avergonzado—Y eso solo es la punta del iceberg. Hay muchas razones por las que no deberíamos seguir con esto. Bueno...empezar con esto.

—No entiendo cual es la complicación—dijo ella—A tú hermana tendría que darle igual con quien salgas.

—A mí francamente me importa muy poco que Stefanny desapruebe a mis novias. Quien me importa es el resto de la gente. Esto destruiría a Brisa. Es muy complicada pero no es una mala persona. Y te aseguro que tendría que esconderse debajo de una piedra para aguantar la "humillación" que supone haberla engañado con su hermana. La gente se burlaría masivamente de ella. Luego está mi madre, ama a Brisa y el otro día me obligó a volver con ella por asuntos...personales por así decirlo. Los padres de Cat me odiarían por haber hecho eso...

Mi Secreta Debilidad ©  ✔︎ {+18} [ 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛✨]Where stories live. Discover now