Rojo.

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Pasaron unas semanas antes de volver a poder hablar con ella. La había visto a la distancia -lo cual lo hizo sentir como un pervertido, pero no era su intención- la chica había estado caminando por el patio y tomando él te de forma regular, siempre usando el mismo tipo de vestidos en colores suaves, con movimientos lentos y delicados, y usual gracia.

También, había tenido la oportunidad de verla entrenar con sus hermanos, la chica era rápida y certera con los golpes de cuerpo a cuerpo, si bien era un poco más lenta con la espada se notaba tenía habilidad y entrenamiento.

Por su hermano se enteraba que en los almuerzos y cenas hablaba con su padre de temas importantes y le aconsejaba desde la perspectiva de los habitantes del pueblo, pues, como le había dicho antes, Sakura era considerada la primera princesa del imperio, por lo que regularmente se reunía o recibía cartas, tanto de nobles como de gente común, para escuchar sus problemas y necesidades, y compartirlo entres las cabezas del imperio.

Si quedaba una alguna duda dentro de él, de que Sakura era su ideal de mujer perfecta, se extinguía a medida que más la conocía.

Pero él no había podido acercarse, porque estaba ocupado con los tramites del reino. Si bien todavía no se aclaraba quien de los dos herederos serian quien ascendería al trono de forma pública, internamente ya se sabía que Itachi sería el rey, y Sasuke el archiduque Uchiha, por lo que se le encargaban a él todas las tareas correspondientes a el puesto.

En esas últimas semanas había organizado presupuestos, hablado con familias influyentes, creado estrategias y entrenado con el ejército en grupos pequeños para evaluar el nivel de cada soldado, eran alrededor de 800.000 hombres, por lo que había llevado un tiempo, y todavía no concluía.

Por estos motivos, no había podido ir a ninguna clase con la pelirosa, pero se había conformado con tomar pequeñas dosis de observación, viéndola pasear, tomar el té o entrenar. Incluso algunas noches, volviendo tarde de la oficina había pasado apropósito por el patio que daba a su balcón, permitiéndose deleitarse con la vista de la mujer que empezaba a amar bajo la luz de la luna.

Pero esa tarde, hizo un espacio en su agenda para ir a una de las clases. Portaba su uniforme como príncipe, porque había tenido una reunión con el duque Shikaku Nara antes, pero se extendió más de lo planeado, por lo que no pudo cambiarse antes de ir con ella.

Itachi, a pesar de que tenía muchas otras ocupaciones, no había pasado por alto un detalle muy importante que rondaba en su cabeza desde aquella noche.

Para conquistar a la Uzumaki, primero debía impresionarla, pero no podía descansar en su currículum, que de por sí ya decía futuro heredero al trono, estratega, gran guerrero, sex simbol, yerno codiciado, entre otros. Sabía que nada de eso causaba efecto alguno en ella, al contrario, lo empujaban para atrás.

En eso venia pensando, cuando llego al lugar donde se reunirían. Estaba su hermano, sentado con la chica, y bebían el té platicando. Apenas ellos repararon en él, su vista se enfocó completamente en Sakura, quien al verlo se puso de pie para recibirlo.

Por primera vez, estaba utilizando un color que no era pastel, sino un fuerte y llamativo rojo, su cabello rosado estaba tomado en un recogido completo, adornado con un tocado dorado, y su rostro tenía una leve capa de maquillaje que realzaba su belleza.

Inesperadamente ante esta visión Itachi quedo estático en el lugar. Nunca la había visto así, y estaba más hermosa que nunca. Sakura dio un paso hacia él, con las mejillas rosas y una pequeña sonrisa.

- ¿Itachi? - le pregunto.

De nuevo su nombre en sus labios se sintió tan bien. La visión de la chica caminando hacia él, con el vestido rojo y la expresión en su rostro, Itachi se preguntó si se había muerto y llegado al cielo. Dejo de prestarle atención a su alrededor, no existían ni Sasuke, ni los sirvientes, ni el suelo ni el cielo, solo ella.

Los modales hacen al hombre. ItaSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora