Salvador, guardián y el prospecto de Ino.

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Cuando Sakura por fin pudo salir de la habitación, lo primero que hizo fue a los calabozos a ver a Sai. Itachi le había dicho que no había sigo castigado ni privado de ningún tratamiento o alimento, pero que debían alojarlo ahí por cuestiones de seguridad hasta que se definiera su castigo.

-Sai- lo llamo, provocando que el joven se pusiera de pie y se acercara a la reja que los separaba.

-Princesa- la reconoció rápidamente. - ¿Qué es lo que hace acá? Este no es un lugar para alguien como usted- Miro detrás de ella, enfocándose en el príncipe heredero que los observaba.

-Sakura quería venir a chequearte- le contestó a la pregunta que no hizo- Ya hemos definido tu castigo- le informo.

En consiguiente, el chico entre rejas se coloco de rodillas frente a ella, esperando que hablara.

-Kisame-san, por favor abra la reja- solicito ella, a lo que el hombre obedeció. -Sai, ayudaste a que me secuestraran- comenzó a hablar con voz autoritaria- Pero, también me salvaste, del secuestro, de un ultraje y vaya a saber que iba a suceder luego si Sasori lograba su cometido-

≥ Hemos decidido con el príncipe heredero, que tu castigo será ser mi escolta por tiempo indeterminado- finiquito con una sonrisa.

Al escuchar aquello, Sai levanto la mirada con los ojos completamente abiertos.

-Perdón, puede repetir lo que acaba de decir mi señora- solicito, sin poder creer lo que sus oídos escuchaban.

-Serás mi escolta, hasta que yo lo decida- ella rio, porque su salvador parecía ser capaz de mostrar emociones.

-Pero, princesa... yo soy un plebeyo... no tengo entrenamiento, como podría atreverme a ocupar un cargo tan importante... yo...- La voz le temblaba, estaba tan nervioso.

-Esa es la parte divertida de ser una princesa Sai, puedo elegir sea lo que sea que quiera, y ese de ahí me lo dará- le guiño un ojo, mientras señalaba con su pulgar al morocho detrás de ella, quien simplemente rodo los ojos y fingió que la conversación no iba con él.

El la miro como si fuera una especie de ángel frente a sus ojos, porque le estaba dando una vida nueva literalmente, había salvado a su hermana y ahora a él. Decir que le debía la vida era poco.

-Entrenaras conmigo todos los días a partir de ahora- informo Itachi con la voz dura- Tienes que probar que puedes proteger a la futura emperatriz-

- ¿Futura emperatriz? - pregunto, sorprendido. Era mucha información en muy poco tiempo.

-Shh. Aun es un secreto- Sakura le sonrió.

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El entrenamiento que Itachi le impuso fue prácticamente asesino, lo hizo sudar, sangrar y llorar, literalmente hablando. Habían descubierto que efectivamente tenía talento para las armas y la defensa, lo que solo había terminado por motivar al príncipe, que lo tomo como un proyecto personal.

Cuanto él no lo entrenaba -la forma en la que era llamada su tortura-, Kisame o Sasuke se encargaban de cubrirlo. Entonces, en ese tiempo logro desarrollar increíbles habilidades.

A la semana había comenzado sus rondas al cuidado de la pelirosa princesa, siguiéndola a todas partes donde fuera. Había visto lo duro que trabajaba y lo dedicada que era, al punto que la admiro aún más.

También había sido testigos de algunas de las muestras de afecto de los futuros emperadores. Probo que su falta de expresión y general silencio eran más que apreciado por ellos.

Ahora puntualmente hablando, estaban en el invernadero de su señora. Por lo que la pelirosa le había dicho, se reuniría con una amiga heredera de un ducado, por lo que debía mantener las formas en todo momento, sea con lo que sea que su amiga saliera.

Personalmente no había entendido sus palabras, vaya a saber a que se refería la princesa con "Sea lo que sea que su amiga saliera"; pero conocía las normas, las había aprendido de sus profesores, además de refinarlas con los consejos de Sakura.

Con eso se refería, a que no solo había aprendido defensa y uso de armas, sino que también postura, orden y modales básicos, como hablar con propiedad y tratar a otros nobles.

-Frente, sigo envidiándote por tener este ligar. Marquesina con suerte- se escucho un bufido desde la entrada del lugar; rápidamente Sai volteo, para ver quien se había atrevido a referirse a la -no oficial- princesa heredera de aquella forma tan despectiva.

A quien vio, lo dejo completamente encandilado. Era una mujer alta y rubia, simplemente preciosa. Con unos ojos celestes brillantes y el cabello larga hasta su cadera, era la mujer mas hermosa que había conocido.

-Tus modales los dejaste en casa cerda- la pelirosa se burlo de ella.

-Calla tu culo soberbio- volvió a bufar- tu culo pronto a coronarse- rio entonces.

Para sorpresa de Sai, ambas mujeres, a pesar de intercambiar insultos, se abrazaron con mucha emoción, la preciosa rubia incluso lloro en los brazos de su amiga.

-Por fin me dejan verte- siguió llorando. - Tu estúpido futuro esposo no dejaba a nadie verte. ¿Sabes lo mal que estaba? Tu como una princesa en una torre protegida por un muy sexy dragón y yo solo sacando arrugas en mi casa llorándole a papa que me hiciera entrar al castillo- siguió- ¿Sabes que no dejaban entrar a nadie al palacio? Cerraron las puertas, rodearon todo el perímetro con guardias, aun hoy esta así...-

El morocho escuchaba con asombro las formas que ella utilizaba para referirse a los futuros emperadores, no tenía vergüenza o reparo, era tan espontanea.

-Y no sabes lo que uso TenTen para el ultimo baile, alguien debería asesorar a esa pobre chica... Oh y Gaara No Akasuna se comprometió con Misuri...- la rubia seguía bombardeando con información a la princesa, saltando de un lado a otro, con distintas informaciones, solo para ponerla al día. Hablaba muy rápido, pero Sakura parecía poder comprenderla perfectamente.

Estuvieron así por lo menos dos horas, antes de que la rubia reparara en él.

-Shika comenzó algo con Temari, aun no se si me gusta mucho esa pareja, pero...- entonces, freno de golpe su hablar- Mierda Sakura tu y tu maldita frente me estaban ocultando a ese guardia- rugió.

- Sabes que Sai puede escucharte, ¿verdad cerda? – se rio la pelirosa- Sai, mi nuevo guardián. Ino, la cerda- los presento.

El morocho recordó las formas que su princesa le había enseñado, por lo que se arrodillo delante de la rubia y con cuidado tomo su mano para besarla. La futura duquesa se sonrojo, sorprendida por su acción.

-Pequeña duquesa Ino, es un placer conocerla. Mi nombre es Sai- lejos de la cara tranquila y seria que usualmente mantenía, le regalo una pequeña sonrisa sincera.

-Tu serás mi esposo- declaro ella, sorprendiendo a todos los presentes.

Sakura solo pudo reírse, porque siempre había admirado a su amiga y su capacidad por comprender sus sentimientos y declararlos sin vergüenza. Lejos de ella que estuvo meses para comprender lo que sentía por Itachi y cuanto lo amaba, Ino había visto a Sai y declaro lo que quería.

Por otro lado, Sai quedo sorprendido. Había sido abandonado por su padre, quedado huérfano y a cargo de una beba con apenas unos años de edad, se vendió a si mismo como esclavo para poder cuidar de ella y había sido obligado a soportar tantas cosas para sobrevivir... y ahora, era guardián de la princesa heredera, futura emperatriz, y aparentemente el prospecto a pareja de una futura duquesa.

-A tu disposición, bonita- agrando su sonrisa entonces, por primera vez en su vida.  

Los modales hacen al hombre. ItaSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora