Su salvador.

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- Contenido sensible. Violencia verbal e indicios de abuso. Leer bajo propia discreción-.

La desesperación que Sakura sentía era tan grande que las lágrimas caían sin parar. Sasori mantenía una mano sobre su boca, para evitar que pudiera emitir sonidos; deslizaba besos sobre su cuello y hombros, con la otra mano rompió el cuello del vestido, abriendo el escote.

Durante un segundo descubrió su boca, permitiéndole gritar y lo único que emitieron sus labios fue un grito desesperado en nombre de Itachi. Quería que apareciera, que la salvara.

Se maldijo por no poder hacer nada ella sola; siempre la habían cuidado, primero su padre, luego sus hermanos, Sasuke se había unido a su armada personar de guardias, luego Tsunade y finalmente Itachi. Siempre había estado segura, rodeada y mimada por personas que la amaban.

Quizá, eso era lo que más le dolía, que, en algún punto, creyó que Sasori era parte de ellos, confiaba en él y ahora le estaba haciendo esto... El propio hijo de la mujer que consideraba como una segunda madre.

El volvió a propinarle una cachetada por el grito, y volvió a cubrir con su mano su boca para que no volviera a gritar. Varios insultos salieron de él para ella, ofendiéndola y burlándose de ella por llamar al príncipe heredero.

Sintió su mano caliente en la rodilla, por debajo del vestido, y solo pudo llorar más fuerte. Sabía lo que sucedería a continuación y el cuerpo se le helo.

Cuando creyó que no quedaba más para hacer, la carroza en la que iban comenzó a zarandearse, casi cayendo.

Se ilusiono, pensó en Itachi, en su padre y sus hermanos. Ellos estaban ahí para rescatarla. Muy lejos estaban esas suposiciones de la realidad.

-Señor Sasori, ¿Está bien? - cuestiono una voz desde afuera del móvil. Muy probablemente quien había estado direccionando la carroza, ergo, el cómplice del pelirrojo.

-Si. Ten más cuidado inútil, podrías haberme lastimado- se quejó el hombre, que aun cubría su boca para evitar que ella pudiera pronunciar algún sonido. Lejos de una respuesta, el silencio se dio del otro lado de la puerta.

Sakura lloro más fuerte, porque eso significaba que continuarían camino y volvería a estar a Mercer de Sasori. Nuevamente, lejos estaban sus pensamientos de la realidad.

De pronto, un hombre entro con ímpetu dentro del pequeño espacio de la carroza, aun en la noche pudo distinguir el negro de su cabello y su pálida piel. De un segundo a otro había golpeado al Senju y lo arrojo fuera.

Ahora que podía llorar de verdad, lo hizo con fuerza. ¿Qué le haría ese sujeto?

-Princesa- la llamo, pero no podía parar con su llanto- Princesa, escúcheme por favor- Rogo, pero aun así no lograba calmarla. -Mi nombre es Sai señora. Usted ayudo a mi hermana, Nei, ella fue ingresada a su academia,

El nombre de aquella niña resonó en la cabeza de la mujer, era la pequeña que le había enviado un regalo a ella y a Itachi, una de las pequeñas en situación de calle que ingreso en la Institución real para niños y jóvenes; recordó su pequeña carita de 5 años, morocha, de ojos verdes.

Reconocía su nombre sobre todo porque era la alumna favorita de Itachi, él siempre le decía que los ojos verdes y el cabello negro era como si fuera hija de ellos, que así era como se suponía que sus colores se mezclaran.

Poco a poco se fue calmando, de pronto, dejo de sentir frio y se dio cuenta que aquel joven, Sai, había envuelto su capa alrededor de ella, cubriendo los destrozos que Sasori había hecho sobre su vestido.

-Princesa, no sabía que era usted quien estaba en la carroza, lo siento por lo que hice. Tengo que sacarla de aquí, por favor, permítame ayudarla- ella asintió y él entonces la cargo en brazos para sacarla de ahí.

Los modales hacen al hombre. ItaSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora