Izumi Uchiha.

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Ese día había terminado con su trabajo sorpresivamente antes de las 17hs, generalmente se extendía hasta la noche, pero hoy parecía ser menos por algún motivo del que no se iba a quejar. Pensó en buscar a Sakura para salir a merendar, quizá tomar el té con esa torta de manzana y caramelo que a ella tanto le gustaba, pero desistió de la idea, ya habían desayunado y almorzado juntos, y no quería molestarla.

Llamo al encargado de trabajo, y le pregunto si no tenía más para que pudiera adelantar en las horas que le quedaban. Este asintió y luego de unos minutos, le trajo una nueva pila, más grande de lo que esperaba, pero se puso a completarlos.

El trabajo de un príncipe en su mayoría, era encargarse de cosas más pequeñas, para quitarle peso al rey de sus funciones. Mientras Fugaku decidía si entrar en una pelea o que contratos hacer con el extranjero, Itachi se encargaba los roles de los miembros del ejército, y los presupuestos más generales.

Sakura había sido un complemento ideal para su trabajo, la chica tenía buenas ideas que eran prácticas y rápidas, con beneficios a corto y largo plaza. Muchas veces se encontró pidiéndole su opinión y siguiendo su consejo.

Llevaba por lo menos una hora sellando permisos y corrigiendo informes, cuando una persona entro en la oficina, sin tocar la puerta.

Izumi Uchiha tenía su misma edad, un cabello castaño largo, y ojos negros. Era algo así como su prima tercera, hija de un tío del que no recordaba el nombre pariente de su padre. La chica era muy hermosa, él no intentaría ni siquiera negarlo, pero por el único motivo que Itachi la soportaba era por su lazo familiar, ya que después de eso, Izumi era caprichosa y molesta.

Cuando eran niños, ella quería casarse con el -hecho que sabía aún no había cambiado- pero no se limitaba a gritarlo en todos lados y a todo el mundo, sino que también mentía y creaba conflictos.

Era, como ya había dicho, caprichosa y maleducada, por esos mismos motivos, era que había entrado a su oficina sin tocar la puerta. Internamente, Itachi agradeció que Sakura no estuviera ahí, no quería que se conocieran.

Gracias a que él no había definido a su prometida, Izumi creía erróneamente que ella seria la futura reina del imperio, e Itachi ni siquiera intento desmentirla, porque llego a un punto donde no le importaba lo que ella hiciera siempre y cuando lo dejara en paz; por eso, cuando entro a su oficina con aires que no le correspondían, el frunció su ceño.

- ¿Qué haces aquí Izumi? Esta es mi oficina, debes tocar antes de entrar- la reprendió rápidamente.

- Mou Itachi-kun, eres tan malo- se acercó caminado a su escritorio de forma coqueta, pero freno de golpe cuando vio el segundo escritorio blanco al lado izquierdo de la habitación. - ¿De quién es eso? – pregunto, con el ceño fruncido.

- Es el escritorio de Sakura- respondió tranquilo.

- ¿Y quién es Sakura? - el bonito rostro de Izumi se contrajo con molestia, ambos sabían que estaba mintiendo, era imposible vivir en aquel territorio y no conocer el nombre de la pelirosa.

- La princesa del imperio- finiquito el joven, antes de volver su atención a los papeles nuevamente, quizá, si la ignoraba, ella se iría.

- Ah, la niña de cabello rosado- La chica camino por la oficina, frenando frente a los seis dibujos enmarcados hechos por los niños del instituto. Entre ellos, señala el primero, y con tono sarcástico continua- Le hace justicia. – el tono viperino no paso desapercibido para él.

Había señalado el dibujo que había hecho "Nei" -sin apellido-. Lógicamente, con 5 años se entendía que los dibujos no eran una obra de arte, apenas pasaban por garabatos deformes con un sentido. La mancha en el dibujo tenía cabello rosado, y una gran sonrisa, características que Nei recordaba de Sakura y quería plasmas en su dibujo. Se deducía entonces, que el comentario de Izumi no era más que una chicaneada en contra de la Uzumaki.

- A mí me gusta más el tercer dibujo, el de Tenshi, un niño de lo más dulce, nos dibujó a los tres juntos, creo que le veo futuro al dibujo- la sonrisa burlona de la Uchiha se borró al ver el garabato mencionado, porque si bien tampoco se distinguían claramente las formas, se notaban que eran un morocho alto con el cabello largo, una mujer pelirosa y un niño, que justa daba las características tenía cabello negro y ojos verdes. El Intento de retrato del niño, era un estereotipo de Itachi y Sakura junto a un hijo con el pelo de él y los ojos de ella.

- No es gracioso Itachi-kun. ¿Por qué tú te conformarías con una niña, cuando puedes estar conmigo? – se deslizo al escritorio del heredero y se apoyó contra la madera de este, quedando enfrentados.

Cuando la chica se inclinó hacia adelante, Itachi se inclinó atrás, para que no lo tocara, pero no rindiéndose en su intento, Izumi extendió sus manos para alcanzar su rostro, en respuesta el chico las tomo de volada, ni siquiera quería compartir aire con ella, menos que pusiera sus manos sobre él.

Se puso de pie con el ceño fruncido, sujetando fuertemente las manos de la chica contra el escritorio para que no se moviera más del lugar.

- No sé ni me interesa a que juegas Izumi, te deje en claro muchas veces esto, pero lo repetiré una última vez antes de dejar de ser amable contigo por la relación entre nuestros padres, no me interesas, no quiero nada contigo. Sakura será la princesa heredera apenas acepte comprometerse conmigo, y se convertirá en la reina de este imperio después de eso, ella es quien tendrá ese puesto, no tu. Y no es solo porque yo elijo a Sakura, sino porque el reino merece una mejor emperatriz, el mismo pueblo la eligió a ella. – el tono duro de Itachi, cerca de su cara, la estaba haciendo perder los colores en su piel, él nunca le había hablado así- Te lo reitero una vez más, Sakura es a quien quiero, no tu. No te vuelvas a acercar asi o se te prohibirá la entrada al palacio, ¿Has entendí...? -

Itachi no pudo completar su pregunta, porque de pronto la puesta de la oficina se abría dando paso a tres personas; Sakura estaba acompañada de Nara Shikamaru y Sasori Senju cuando vieron la posición entre los morochos.

Izumi estaba apoyada en el escritorio, con el cuerpo hacia atrás en un intento de alejarse del chico, pero que no se veía con esa intención, mientras Itachi sostenía sus manos en el escritorio y estaba parado frente a la chica, con el cuerpo inclinado a ella. Cualquiera que no hubiera estado escuchando la conversación que habían estado manteniendo, los malpensaría. Cualquiera, como los recién llegados.

- Uy Itachi-kun. Creo que hemos sido atrapados- soltó una risita como si tuviera vergüenza del hecho. 

Los modales hacen al hombre. ItaSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora