Capitulo 7

1.1K 83 3
                                    

-Peter, ¿aquella no es la petisa asquerosa y su amiga? -señaló Gastón.

-Sí son, pero no son asquerosas -las miró con compasión-. Sólo son nuevas, dejalas tranquilas, Gast.

-Es que no puedo. Osea, mirá lo que son boludo, son la villa -rió y Agustín se les acercó.

-¿Qué hacen, gays? Oh, otra vez aquellas dos. Que pesadas.

-Van a tener que acostumbrarse a verlas, porque están en este colegio y van a durar por mucho tiempo. No porque nosotros estemos acá desde el año del congo somos mejores -dijo Peter defendiendo más a Lali que a Cande.

-Uh, bueno, ya se calentó el lunar -rió Gastón-. Cuando recapacites nos avisás -fueron sus última palabras, antes de volver al campo de juego.

Peter se quedó mirando fíjamente un punto: Lali. En cómo la había tratado su primer día, también había obtenido tu merecido, esa tierra tenía tanto olor a moribundo que se tuvo que bañar, al menos, cinco veces. Rió ante el recuerdo de ese día, Mery se había puesto como loca y en todo el camino hacía las habitaciones venía rezongando y puteando, ya que temía que alguien la viera. O peor aún, que la planta tuviera algún bicho que pudiera arruinar su pelo, en este caso, piojos.

En cuanto a Lali, se veía tan linda, jugando y corriendo por toda la cancha, aunque fuese casi poco visible, ya que la altura de Lali no es lo mejor que pudiera tener. De todas formas, a él le gustaban las chicas petisas.

El primer tiempo había acabado, ella se acercó hacía un árbol a tomar de su agua mineral. Momento perfecto, pensó Peter. Se acercó hacía ella y se colocó a sus espaldas, del otro lado del árbol. Pudo observar que ella miraba algo en la copa del arbol, así que, en silencio, se acercó un poco más: había una manzana colgada en dicho lugar.

-Ay, que ganas de comerte -dijo Lali, hablándole respectivamente a la manzana-. Ah, ya sé.

Sopló con fuerza en la dirección de la rama, fuertemente el árbol comenzó a moverse de un lado a otro. Era la única planta que se movía, ya que los demás estaban completamente quietos, ¿qué estaba pasando aquí? La manzana cayó, en las manos de Lali y esta le pegó una feroz mordida.

-¿Qué hacés? -le preguntó apareciéndose por atrás.

-¿Yo? Nada -dijo con total naturalidad.

Algo raro había en ella, y él lo iba a descubrir.

-¡A LA CANCHA, COMIENZA EL SEGUNDO TIEMPO! -gritaba la entrenadora. Lali se paró y dejó sus pertenencias bajo el mismo árbol:

-En otro momento hablamos, Peter -sonrió-. Ahora andá con tus amigos, que no te vean conmigo -auch, eso había dolido.

Y ella ahí, naturalmente, como si nada había pasado. La veía jugar, tan feliz. Hasta que una pelota, proveniente del campo de fútbol, caía a toda velocidad por el cielo. Se paró rápido e intentó advertirle, pero ya era tarde. Cayó sobre la cabeza de Lali, dejándola completamente inconsciente. Corrió rápidamente hacía ella, pero era casi imposible verla, ya que un amontonadero de alumnos se habían acercado a ver el hecho

PowersWhere stories live. Discover now