Capitulo 26

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Poco a poco fue abriendo los ojos. El llanto de un bebé hizo que su corazón palpitara aún más rápido, ¿dónde estaba?

–Te despertaste, mi amor –murmuró una voz conocida: Peter.

–Mhh... Sí, ¿Dónde estoy?

–Estás acá, estamos acá, en el Mandalay. Los salvaste, mi vida, los salvaste...

– ¿Salvé que?

–Los bebés, ustedes los salvaron. Los salvaron, ¿Entendes? –repetía.

Todavía le dolía la cabeza, le costaba recordar. Poco a poco fue entendiendo.

– ¿Cómo terminé aquí?

–Estábamos bajando a los niños y subiéndolos en camionetas para que los lleven a revisar, y luego con sus familias –le respondió Rocío, que estaba al lado de Peter–, cuando un hombre te empujó, rodaste con la niña en brazos y te golpeaste la cabeza. Por suerte, Peter estaba escondido, pero pudo salir y atajarla antes que cayera al piso.

– ¿Gastón?

–Él fue a buscar jugo para brindar, Lali. Cumplimos nuestra misión –le dijo, abrazándola fuertemente.


– ¡La llave, ahí está! Debemos quitársela e ir donde tienen a los chicos.


–No puedo creer lo que ven mis ojos... ¡Mira todos estos chicos! ¿Qué ganan arruinándoles la vida? –Preguntó Gastón, acercándose a una cuna: los habían encontrado.


Rocío leía sus ataques, Gastón las defendía con un palo y Lali atacaba con objetos voladores.


Ahì estaban, llegando al muelle. Todos los hombres vestidos de negro estaban atados en una habitación, mientras ellos bajaban los bebés uno por uno: los habían salvado.


–Sos hermosa... Tu mamá se va a poner muy feliz cuando sepas que te salvamos del horror... –murmuró, mientras le sonreía.

–Lali... la mamá de está pequeña falleció en el secuestro. Estos hijos de su madre le dispararon.

– ¿Q... –no pudo terminar su frase, un golpe en la nuca la hizo perder rápidamente el conocimiento.


Eran pequeños recuerdos que venían uno por uno a su mente. Gastón entró por la puerta, y detrás de él, todos sus amigos, incluyendo a Paz.

–Felicidades, chicos. Salvaron a esas criaturas.

–Yo todavía no entiendo nada –se quejó Candela, cruzándose de brazos.

–Vas a entender algún día –le respondió Eugenia, golpeándole levemente la espalda.

Luego recordó, un segundo antes de que ella despertara oyó un bebé, ¿Qué había sido eso?

Vio que Peter se paró y se acercaba a una pequeña cuna, levantando en sus brazos una pequeña persona, cubierta con una manta rosada.

–Mi amor, te presento a Emiliana. Bah, ese fue el nombre que le puse yo.

– ¿Te robaste una bebé, Peter? –preguntó alterada mientras se paraba.

–No, esta pequeña es la única que no tiene familia, y la traje por un motivo en especial.

PowersWhere stories live. Discover now