Capitulo 18

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-¡Sè dònde puede estar! -gritò Eugenia, estaba algo pàlida.

-¿Estàs bien? -preguntò Cande, sostenièndola por atràs.

-Sì. Seguramente se la llevaron a la casa de gobierno, ¡o a su vieja casa! -gritò.

Cande, Paula y Gastòn se pusieron se mi lado y al unìsono preguntamos:

-¿Casa de gobierno?

-¿Porque se la querrìan llevar ahì? -interroguè yo.

-Em... es una historia larga, ademàs, si se las cuento mi mejor amiga me mata. Ay, ojalà que estè bien -rogò, juntando sus manos y miràndo al cielo.

-Bueno, hagamos asì: salimos y vamos primero a la casa donde vivìa, ¿sabès dònde queda? -le preguntè a Euge.

-Sì.

-Ok, vamos a revisar primero aquella zona. Despuès vamos a la casa de gobierno y como sea tratamos de entrar, ¿sì? -planeè en menos de tres minutos.

-¿A vos te pasa algo con Lali? -me mirò Gastòn, arqueando una ceja- Nunca te habìas puesto asì...

-Es mi novia -confesè.

-¿¡QUÈ!? -gritaron Paula, Euge y Cande al unìsono- ¡Esa hija de puta no nos contò nada! -rieron.

-Fuè anoche, mientras todas ustedes dormìan... Bueno, a mi camioneta, ¡YA! -gritè y todos salimos corriendo.

***

-Ay, Lali, Lali, Lali... ¿Enserio pensaste que ibas a poder librarte de mì? -acariciàndole la mejilla.

-Señor, creo que no le va a poder responder, està desmayada -riò el hombre que la traìa en brazos.

-Ya sè, imbècil. Metela en el cuarto vacìo -dijo, acercàndose a otro hombre que estaba frente a un computador.

-Ya tenemos a dos. Nos falta un tercero pero... ¿dònde podrìa estar? Quizà ni estè en este paìs, quièn sabe.

-Debemos encontrarlo o encontrarla pronto, ya se està acercàndo la fecha.

-Por eso, yo creo que tambièn es parte del Mandalay.

-¿Por què lo dices?

-Porque no creo que haya sido una coincidencia que Mariana y Rocìo se hayan encontrado en el Mandalay. Tal vez el tercero estè ahì tambièn.

-Puede ser, eh... -dijo, pasàndo sus manos por la barbilla en modo de duda.

***

-¡Mas ràpido, Peter! -gritaba Gastòn- Vas a cuarenta por hora, boludo.

-¡No voy a cuarenta por hora!, si querès venì a manejar vos a ver si sos tan ràpido -lo desafiò.

-¡Pueden apurarse, es mi amiga la que està ahì encerrada! -gritò Eugenia desde atràs.

-Tambièn es la mìa -corrigiò Cande.

-¡Y la mìa tamb...

-¡Ya sè que es su amiga, pero tambièn es mi novia! -gritò Peter, interrumpiendo a su hermana.

-¡Bueno entonces apurate, pelotudo! -le pegaba Gastòn.

-La pròxima a la derecha -dirigiò Eugenia- es una casa verde.

Asì, ni bien doblaron, estaba la casa totalmente enrejada, excepto el balcòn del cuarto de Lali, dònde ella habìa escapado.

-Esta es... acà vivìa Lali y su padre -señalaba Eugenia-, conozco una entrada que es por donde ingresaba yo sin que Carlos se dè cuenta -sonriò- que buenos recuerdos.

-¿Por dònde entrabas? -preguntò Peter apresurado.

-Por acà -dijo.

Mientras Peter, Gastòn y Eugenìa -que les iba indicando el camino- subìan, Paula y Candela le dieron unas vueltas a la manzana.

Euge los hizo subir a un àrbol que llegaba hasta un poco màs alto que el techo de la casa. De ahì, saltaron al tejado y se acercaron lentamente al balcòn de la habitaciòn.

-Linda pieza tenìa Lali eh -sonriò Peter, olièndo los aromas de la tierna habitaciòn color fucsia.

-¿Viste? Bueno, ahora ustedes vayan abajo, yo me quedo acà arriba.

Peter y Gastòn bajaron, la casa parecìa pequeñìsima por fuera, pero por dentro estaba lleno de pasillos y cosas que hacìan que se perdieran dentro del enorme hogar. Revisaron por todos lados, pero era obvio que no habìa nadie.

-Esta casucha està vacìa -dijo Gastòn, una vez que subieron nuevamente a donde estaba Eugenia.

-Bueno, bajemos entonces y vamos para la casa de gobierno, supongo que debe estar ahì, si no...

-¿Si no què?

-No lo sè -para ese entonces ya se habìa quebrado-. Es mi amiga, chicos, MI AMIGA. No la cuidè, soy una bosta -admitiò y se tirò a llorar en los brazos de Gastòn.

-No te preoupes, la vamos a encontrar -afirmò Peter-. Mi novia està en peligro, en ese caso la culpa fue mìa, porque la noche anterior le habìa prometido cuidarla, y mirà en la situaciòn en la que estamos ahora...

-Basta chicos, con làgrimas no vamos a arreglar nada. Voy a llamar a Candela y Paula, para esta noche les aseguro que Lali va a estar entre nosotros


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¡Las quiero!

Juli.

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