Cuidando a unos Imbéciles

Recordando la noche anterior

La muchacha abrió las puertas del gremio con mucha tranquilidad, su hermana la acompañaba como siempre, su hermano estaba en una misión importante con cierta maga castaña. Ambas estaban más que relajadas hasta que un fuerte estruendo las asusto a ambas.

― ¿Pero qué carajo?―las Strauss volvieron a escuchar otro estruendo.

La puerta se abrió de golpe dejando ver a cuatro jóvenes y hermosas magas molestas.

― Mirajane... ―dijo Erza.

―Venimos a... ―continuo Levy.

―Darte una pequeña sorpresa ―concluyo Juvia.

―Aye ―concordó Lucy.

Mirajane trago fuerte al verlas a todas con miradas sádicas, fue divertido mientras duro.

Erza cambio su traje por uno de una asesina medieval, mientras que la Heartfilia saco su látigo y Juvia hacia uno de agua, y Levy detenía a Lisanna.

― ¡AAAAH! ―se escuchó un grito desgarrador.

...

Abrió los ojos poco a poco, la ventana estaba abierta y los rayos del sol le pegaban en la cara, froto sus ojos y dio un gran bostezo. Se levantó de la cama de golpe ya que no se acordaba el olor de donde estaba, vio a su alrededor y se acordó muy bien de donde estaba, siempre se la pasaba ahí metido y la noche anterior fue más que especial.

―Natsu... aaah ―gemía la rubia fuertemente.

Se acordó de eso y no pudo evitar sonrojarse. Natsu se levantó de la cama y se vio completamente desnudo. Pero recordó que había dejado ropa ahí en la casa.

Se puso su habitual chaleco, con sus mismos pantalones holgados, apenas ayer había regresado a la normalidad, tenía que ver todos los pendientes que tenía, o más bien saber a dónde se fue Lucy.

Salió de la casa de la maga estelar en dirección al gremio.

...

―Esto es tan vergonzoso ―dijeron los dos magos tapándose ahí.

El tercero estaba relajado ya que habitualmente se las pasaba en esas condiciones.

Todas las chicas en Fairy Hills tenían derrames nasales gracias al espectacular y erótico espectáculo que Gray, Gajeel y Jellal les daban.

Los tres despertaron en las habitaciones de las chicas que anteriormente les cuidaban y ellas se fueron dejándolos solos y sin que ponerse, ya que ninguna se imaginó que ellos regresarían a la normalidad tan pronto.

Los tres maldecían este momento aunque la noche anterior no estuvo tan mal.

―Cana-san... ―le hablo la peli azul a la Alberona ― ¿A qué horas les dará la ropa?

La nombrada tenía una botella de sake (en la mañana) en su mano derecha y en su brazo izquierdo tenía la ropa de los cuatro chicos pero la muy maldita quería seguir moviéndolos. Wendy se tapaba los ojos para no ver a los chicos pero era un poco inevitable, la Marvell estaba muy sonrojada mientras que Charles solo la miraba con cara de decepción.

―Cana, dales la ropa ―le pidió exceed blanca.

La castaña se rindió y se acercó más a la ventana para hablarles a los chicos.

― ¡Hey imbéciles! ―grito la Alberona.

Los chicos voltearon de mala gana hacia la ventana donde ella se encontraba.