Capítulo 25

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Estoy ya en el avión que va a mi país, ha sido un largo viaje por el hecho de que no he podido pegar un ojo. Estoy cansada, triste y preocupada por lo que mis padres puedan decirme.

La pequeña Lucía es mi prima, pero yo la veo como mi hermanita, tiene 3 años y su madre murió cuando ella nació. Su padre no vale la pena ni mencionarlo, se fue y nunca más preguntó por ella.

Mis abuelos estuvieron a cargo de la peque, ahora no sé que pueda pasar.
Mis padres podrían cuidarla, pero ambos tienen problemas en sus huesos, a mi madre siempre le duelen los brazos y mi padre más de lo mismo en todo el cuerpo, no lo dicen porque según ellos "están bien" pero no es así.
Trabajaron tanto cuando yo aún era menor de edad para poder darme lo que necesitaba que ahora sufren las consecuencias, siempre quise devolverles el favor pero nunca me dejaron.
Sé que cuidar a un niño es mucho trabajo.

Tenía varios mensajes de Charles preguntando que había pasado, le dije que lo hablaríamos cuando llegue.
Lando me llamó para preguntarme lo mismo, le respondí de la misma forma.

Después de un rato largo, por fin llegue a mi antigua ciudad. Fui directo a casa.

- Hola Lu - dije entrando por la casa de mis padres.

- Hola - me dijo con un fuerte abrazo.

- Hola - dijeron mis padres al unísono.

Le di un gran abrazo a mis padres, a mi madre principalmente, más que nada eran sus padres los que fallecieron.

Hablamos un rato hasta llegar a la parte más importante.

- Tus abuelos dejaron testamentos - dijo mi mamá.

- ¿Que tipo de testamentos? - le pregunté.

- Algunos, empezando por el de la custodia de Lucía - respondió mi madre sacando los papeles de una carpeta.

- ¿Y su padre? - pregunté ya que en ese caso él tendría la custodia de Lucía.

- Dejó de existir hace tiempo - dijo mi madre - toma, leelo.

El testamento decía claramente que si algo les llegara a pasar a mis abuelos la custodia de Lucía pasa a ser de Sara Martínez. Con lo último quede en blanco.

- ¿Sara? - preguntó mi padre - ¿Estás bien?

- Si - dije saliendo del trance - ¿Por qué a mi?

- Eso lo hablamos hace un tiempo con tus abuelos, creemos que es lo mejor - dijo mi mamá - nosotros también estamos viejos y no creemos poder cuidar a Lucía, queremos que ella esté bien.

- ¿Y conmigo eso sucederá? - pregunté.

- Claro que si hija - dijo mi padre.

- Te vemos muy capaz de hacerlo - dijo mi madre - sabemos que contigo estará en buenas manos y no estarás sola, tu abuelo dejó mucho dinero guardado por si alguna de estas situaciones se daba.

No dije nada más, ahora tenía que organizarme ya que aunque fuera un trabajo duro, no puedo dejar sola a mi pequeñita. ¿Tal vez con ayuda de Sofi?

- Dejenme llamar a alguien - dije caminando hacia afuera de la casa.

El celular sonó, pero nadie contestó, imagino que debe estar ocupada...

Pues tendré que enfrentarlo sola.

- Está bien - les dije entrando nuevamente - pero no me quedaré aquí en Chile. Si la custodia es mía, ahora decido por ella y creo que lo mejor es irnos a vivir a un lugar donde tenga mejores oportunidades que aquí.

Matando La Distancia Where stories live. Discover now