Quiero ser todo

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POCHE

Miré una vez más la expresión de satisfacción en el rostro de Daniela, antes de darme cuenta de que estábamos tiradas en su cama, recostadas de una forma no muy cómoda. Besé sus labios una vez más y me puse de pie, contemplando la hermosa vista.

La vista del culo de Daniela. Pero no era sólo el culo de Daniela. Era el culo de Daniela enrojecido por los azotes que le había dado. ¿Me dolía la mano? Claro, pero nada podría quitarme la sensación de haber dado placer a esa mujer.

Mi mujer.

¿Leíste eso ahí arriba? ¿Me estás llamando loca? No me culpes a mí, culpa a mi subconsciente, que hace apenas una hora me llamaba idiota por pensar así, ahora nombraba a Daniela como mi mujer. Imagínate… Pero me gusta mucho ese título.

Me dirigí al baño de Daniela con un solo pensamiento en mi mente: ¿y si ella volvía con el chico virgen?

Hacía poco más de una semana que la conocía y ese pensamiento me angustiaba como nunca antes me había angustiado nada. No soy idiota, sé que pensar así de alguien que conozco desde hace menos de un mes era una locura, pero ¿qué podía hacer?

¿Qué hacer? Fóllala tantas veces como sea posible antes de que vuelva con el hijo de puta... O  simplemente no la dejes volver con él. 

Confieso que la primera opción me agradó más ya que me encantó follar el apretado coñito de Daniela. Su boquita glotona… Y ese culito que seguro que me encantará follar también.

Antes de que mi polla se pusiera dura de nuevo, expulsé todos esos pensamientos y busqué un poco de crema en la encimera de su baño. Dejé a un lado todos los Victoria Secret y cogí el aceite para bebés, volviendo al dormitorio. Daniela tenía los ojos cerrados y seguía en la misma posición en la que la dejé. Su respiración era tranquila y parecía un ángel en ese estado de semiconciente.

Puse un poco del aceite en mi mano y lo pasé lentamente por su delicioso culo, escuchando un suspiro proveniente de ella. Se retorció un poco, pero yo seguí acariciando y frotando el aceite lentamente, viendo cómo su piel enrojecida absorbía el líquido poco a poco.

Qué visión del paraíso, santo cielo.

-¿Qué estás haciendo? – preguntó en un susurro.

-Te froto un poco de aceite de bebé en el culo para que no sientas tanto ardor por la mañana. – Respondí, besando el final de su columna vertebral mientras terminaba con el aceite. – Listo.

Se inclinó sobre la cama y se arrodilló, quitando la colcha rosa y acostándose inmediatamente después. Levantó la vista hacia mí y dio un golpecito en el lugar vacío a su lado.

-Acuéstate aquí conmigo.

¿Quién sería yo para negar una petición tan sencilla pero satisfactoria? Sonreí ligeramente y me acerqué a ella, acostándome a su lado y tirando de ella para que se recostara sobre mi pecho. Nos quedamos en un cómodo silencio durante unos segundos e incluso pensé que ya estaba dormida cuando su voz resonó en la habitación.

-¿Fue cierto lo que dijiste? – susurró mientras me acariciaba el pecho derecho, poniéndome la piel de gallina.

-¿Qué?

-Sobre… Nunca haberte corrido dentro de una mujer mientras actuaban. – Podía sentir un tinte de vergüenza en su voz, lo que la hacía aún más maravillosa a mis ojos.

Daniela tenía ese toque de dureza y delicadeza, mezclado en una sola persona. Y eso es muy raro.

-Es cierto. Realmente me hiciste perder el control y eso nunca me había pasado. Incluso quiero disculparme contigo por dejar el set así. Fui una idiota al dejarte sola justo después de tu primera escena, pero lo hice porque me habían sacado de mi zona de confort y no sabía cómo reaccionar. – murmuré, pasándole la mano por el pelo.

ESTRELLA PORNO (caché) {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora