CALLE
Una semana y unos días después…
Nunca me dijeron que sería fácil tomar una decisión cuando tu corazón te pide a gritos una cosa y tu cabeza te pide otra totalmente distinta. Nunca me dijeron que sufriría por ello; ni que haría sufrir a alguien a quien quiero.
Mis tíos siempre me dieron la mejor educación, me enseñaron lo bueno y lo malo de la vida instruyendome en lo correcto, me enseñaron a tener sabiduría y a ser siempre una chica educada. Pero nunca me dijeron nada sobre el amor; tal vez porque empecé a salir demasiado pronto con Josh y pensaron que estaría con él para siempre.
Tal vez tenían razón, realmente estaría con Josh para siempre. Sí, estoy siendo tonta, cometiendo el colmo de la tontería, pero no podría retractarme ahora. Poche me había dicho muchas cosas (muy acertadas) y estoy segura de que no volverá a mirarme a la cara, así que …. ¿Qué tenía que perder?
Ya había dicho “sí” a toda esta locura. Lo que me quedaba por hacer era seguir adelante.
Sólo quedaba un día para mi boda y ya había escuchado suficientes sermones para hacerme desistir, pero aun así, no me había rendido. Ya estaba todo listo. El vestido de novia era perfecto, así como toda la decoración, el salón, la fotografía y el DJ.
Todas las damas de honor ya tenían sus vestidos en mano. Recuerdo perfectamente cuando fui con todas ellas a la mejor tienda de Los Ángeles para elegir los vestidos. La mayoría de las chicas eran mis amigas de la universidad y algunas eran amigas de Josh y mías. Por suerte, ninguna de ellas se enteró de nuestra reciente ruptura; sólo la gente de la familia y Nela lo sabían.
Y era obvio que todos los miembros de nuestra familia eran felices. Mis tíos pensaban que Josh era un gran partido; además de conocerlo desde pequeño, lo adoraban. El Sr. Y la Sra. Hutcherson también me querían, así que querían que este matrimonio funcionara aún más. Sería la unión de dos familias ricas. Al principio pensé que era perfecto, ¿qué novia no lo haría? Los familiares se llevan bien, nos apoyan y les gusta nuestro compromiso… Hoy en día, creo que todo esto es más un juego de intereses que de alegría para nuestra relación.
¿Pero qué podía hacer? Ya no sirve de nada quejarse. Lo hecho, hecho está y lo único que podía hacer era prepararme para "el gran día" de mañana.
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- No puedo creer que esté aprobando esto. – murmuró Nela, mientras mi tía Grace y la señora Hutcherson salían de la habitación del hotel que ocupábamos.
Me veía hermosa. Pero sólo por fuera. El maquillaje estaba bien hecho, mi pelo estaba trenzado con mechones dorados a un lado, la corona brillante -una reliquia familiar de la señora Hutcherson- estaba fijada en mi cabeza. El vestido de novia era maravilloso. Era todo blanco, con un escote pronunciado. Pequeñas piedras brillantes adornaban todo el busto hasta la cintura, haciéndolo aún más ligero, ya que no era entallado.
Pero eso fue todo. La belleza se detuvo ahí, porque, por dentro, el estado depresivo se mantuvo.
- Dani, aún estás a tiempo. – dijo Nela, deteniéndose a mi lado frente al espejo. Estaba preciosa con su vestido rosa bebé de dama de honor. – Te ayudaré a escapar, lo juro, y si Josh pregunta por ti, le diré que se vaya a la mierda.
Sonreí ligeramente, pensando que mi amiga era un poco graciosa.
- No voy a escapar, Nela. Sería muy infantil por mi parte.
- Dani, sólo piénsalo, estás a punto de cometer el error más grande de tu vida. Te casarás con ese tipo. Pasarás el resto de tu vida con un hombre que no es bueno, que no te quiere de verdad. Eres hermosa y lo único que quiere es exhibirte como un trofeo. Un logro que consiguió y mientras tú estés en ese estado de depreciación, él estará follando de nuevo con la mitad de su clientela. No lo hagas, Daniela, no tires tu vida por la borda de esta manera. No te mereces esto y tampoco Poche.
Tragué con fuerza. Tenía razón, claro que sí, pero iba a defraudar a mucha gente por no casarme. Empezando por mis tíos. Me criaron, me dieron amor y realmente apoyaron este matrimonio. También lo hizo la familia de Josh, y por mucho que tuvieran los ojos puestos en la gran fortuna que podría producir este matrimonio, no quería perjudicar a ninguno de ellos.
Ya había herido a la persona más importante de esta historia. Poche ya tenía el corazón roto; no podía soportar romper el de nadie más.
- Daniela, por favor. Poche está sufriendo tanto. Y tú también, no hagas esta estupidez, ¡por favor!
- ¡¡Suficiente, Nela!! – La corté, apartándome del espejo. – Ya estoy aquí, ¿no? Así que, me voy a casar y ya está.
Sacudió la cabeza y dejó escapar un largo suspiro, que combinaba con toda la tristeza y la indignación que sentía.
- Bien, hazlo. Pero cuando te vuelva a poner los cuernos y te convierta en la mujer más miserable del mundo, no vengas a llorar en mi hombro. No estaré aquí para soportar el dolor que sé que sentirás. Sólo diré la frase más usada en la vida de todos: “Te lo dije”.
Me miró por última vez antes de pasar junto a mí y cerrar la puerta tras de sí.
Media hora después de mi pequeña charla con Nela, mi tío llamó a la puerta de la habitación en la que me encontraba. Después de felicitarme un millón de veces, me abrazó fuertemente y me deseó felicidad en mi matrimonio.
Ahora estábamos charlando a pocos minutos de la iglesia.
A las cuatro en punto, la limusina aparcó frente a la doble puerta de madera de la iglesia católica donde iba a casarme. Y yo era, con mucho, la novia más desanimada del mundo.
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