Perdóname

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Nela aparcó bruscamente frente al edificio de Poche y frenó con tanta fuerza que el sonido de los neumáticos resonó en la calle prácticamente vacía. Tuve que agarrarme al salpicadero del coche para no golpearme la cabeza con el cristal y, si no fuera por la adrenalina que aún corría por mis venas, seguramente estaría llorando del susto.

-Lo siento Dani. Estoy muy nerviosa y feliz al mismo tiempo. – dijo, eufórica. – Ve. Yo esperaré aquí abajo.

Su sonrisa era tan grande que luché conmigo misma por pensar en darle una patada en la cara. Nela era mi mejor amiga y estaba allí para ayudarme; pelear con ella en ese momento sería el colmo de la estupidez.

Le devolví la sonrisa y abrí la puerta, saliendo del coche. Me levanté el dobladillo del vestido y caminé rápidamente hacia el edificio de Poche, viendo las puertas automáticas de hierro, cerradas. Con una mano temblorosa, pulsé el botón del interfono y pronto apareció el portero. Me miró con extrañeza, obviamente preguntándose qué demonios hacía allí una mujer vestida de novia.

-Hola, realmente necesito hablar con María José. ¿Pueden anunciarme, por favor? Me llamo Daniela Calle.

Me miró un poco más y cada segundo se sentía como horas. ¿Por qué tardaba tanto?

-Lo siento, pero la Sra. Garzón no está aquí. Se fue hace un rato, menos de una hora, en realidad.

¡Oh, mierda!

-¿Sabes a dónde fue?

-Incluso si lo hiciera, señorita… Sería muy poco ético por mi parte dar información sobre la vida de los residentes. Pero, si quieres, puedo decirle a la señorita Garzón que la has buscado. Daniela, ¿no?

Poche no estaba allí. Sabía muy bien que me iba a casar, sabía exactamente a qué hora iba a entrar en la iglesia, y si no estaba allí para detenerme sólo había un lugar en el que podía estar ahora mismo.

-Eso no será necesario. Muchas gracias por la información.

Le ofrecí una sonrisa amistosa al portero y me di la vuelta, dirigiéndome hacia el coche. Nela me miró con extrañeza.

-¿Qué ha pasado? – preguntó, saliendo del coche.

-Poche no está en casa.

-¡Qué putas, joder! Me pregunto si está con Amalia. Puedo llamarla si quieres…

-No tendrás que hacerlo, Nela. Sé dónde está y no voy a esperar ni un segundo más para ir por ella. – Dije, mirándola directamente. - ¿Me puedes prestar tu coche? Yo… Ahora quiero hacer esto sola. Quiero arreglar mi error por mi cuenta.

Me miró con expresión de duda.

-Dani… ¿Estás segura?

-Estoy segura. – Respondí, asintiendo. Me acerqué a ella y la atraje hacia mí, abrazándola con fuerza. Sabía que siempre podía contar con esa mujer loca pero totalmente verdadera. – Te quiero, Nela. Muchas gracias por todo, por tu apoyo, por cada palabra amable, y por cada consejo. Si estoy aquí ahora, es en parte porque me has abierto los ojos.

-No hace falta que me des las gracias. – murmuró, devolviéndome el abrazo. – Siempre estaré aquí para todo. – Cuando se alejó, levantó la llave del coche y la puso en mi mano. – Ve. Te deseo toda la suerte del mundo.

-Realmente lo voy a necesitar. – murmuré, esbozando una triste sonrisa.

Me devolvió la sonrisa antes de abrazarme una vez más y empujarme hacia la puerta del coche. Me subí y me acomodé al volante, haciéndole un gesto más antes de arrancar el coche y ponerlo en marcha.

ESTRELLA PORNO (caché) {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora