Capítulo 7. El castigo de Alana

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La semana transcurrió normal, Norberto, el dragón, crecía a un ritmo acelerado

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La semana transcurrió normal, Norberto, el dragón, crecía a un ritmo acelerado. Era cuestión de tiempo que no pudieran ocultarlo, quizá semanas. Hagrid, era el único que parecía contento y fascinado por el animal, a pesar de que este lo mordía y quemaba su poblada barba.

La existencia del dragón, no  era un misterio para Lynx. Solo tuvo que unir cabos sueltos. Hagrid le preguntaba mucho sobre dragones, cosas demasiado técnicas, unido a las quemaduras y mordiscos, fue fácil para ella averiguar que tenía un dragón en su cabaña. Sin embargo, no conocía aún a Norberto, no había sacado tiempo en su agenda para ello. Hagrid dedicaba tanto tiempo al animal que descuidaba algunas de sus labores y dado que ella conocía su secreto, se vio en la obligación de encubrirlo.

Cuando Lynx llegó a la cabaña se encontró un pequeño ridgeback noruego, bueno pequeño para la rubia, el animal ya había crecido hasta el punto que podía tirar los objetos con la cola.

-Que dragoncito más mono. -dijo Lynx enternecida.

Estiró su mano despacio, primero para que la oliera y luego intentó tocar su hocico. Norberto no estaba muy colaborador y aunque la olió, intentó morder su mano cuando quiso acariciarlo. Lynx soltó una risilla por lo bajo, divertida aunque casi pierde su mano. 

Ella suspiró antes de enfrentar a su amigo.

-Hagrid no puedes quedarte el dragón y lo sabes  - ella se cruzo de brazos. A los dos les fascinaban las criaturas pero a veces uno de los dos debía ser la voz de la razón.

El interior de la cabaña era todo un desastre. En cuestión de una semana, Norberto había crecido bastante, por lo que, para la semana que viene sería mayor que ahora. Hagrid la miró con una expresión indescifrable. Siempre había deseado un dragón, todo el mundo lo sabía, pero era ilegal por una razón, eran animales salvajes y peligrosos que no podían ser domesticados. Solo la familia Selwyn hace siglos, consiguió domesticarlos y tenerlos a su favor. Aquello ocasionó una guerra por el poder que casi llevaba a la familia a la extinción. 

-Aún es muy pequeño... no puede sobrevivir fuera...

-No tienes que dejarlo solo en el bosque. Yo conozco a alguien que podría quedarse con él. Existe una reserva de dragones...

Hagrid suspiró. Sin quitar la mirada del dragón. En el fondo sabía que lo mejor para el dragón era estar con los de su especie.

-¿Y como vamos a llevarlo a esa reserva sin que nadie lo sepa?

Lynx sonrió con malicia. Nunca había sido alguien que seguía las normas y a la edad no había cambiado nada ella. El mundo siempre era controlado por personas que no tenían ni idea, ella, sin embargo, estaba dispuesta a vivir su vida a su manera.

-Eso déjamelo a mí. -dijo Lynx alzando su pulgar.

Hagrid se sintió tranquilo sabiendo que ella se ocuparía de todo, si tenía que ver con criaturas mágicas, no consideraba a nadie mejor que ella.

Las Selwyn en Hogwarts (Saga La familia Selwyn) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora