Capítulo 3. Trol en las mazmorras.

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Alana despertó a las 8 de la mañana, se levantó y movió a su amiga un poco para que se despertase

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Alana despertó a las 8 de la mañana, se levantó y movió a su amiga un poco para que se despertase. Susan estaba acostada en su cama, estaba boca arriba, en una postura que parecía que se había caído del techo. Alana se había puesto su despertador para no llegar tarde. Aunque su sueño era bastante ligero. 

Susan se desperezaba mientras la rubia comenzó a vestirse, se colocó su uniforme de Hufflepuff y salió a la sala común. Susan la siguió poco después, un poco adormilada. Era el primer día de clase y ambas chicas estaban nerviosas.

-¿Qué tenemos a primera hora? -preguntó Alana, realmente no se acordaba de su horario.

-Pociones -aseguró Susan, pues se había aprendido el horario de los nervios.

Alana no sabía quien sería su profesor de Pociones, había escuchado en la sala común que era un tal Snape, pero nunca lo había visto, ni había oído de él. Debía ser reciente ya que su hermana cuando le hablaba de sus aventuras en Hogwarts, mencionó que el profesor era Slughorn.

Fueron al comedor a desayunar, también era el momento en el que llegaba el correo. Sus padres le mandaron una carta breve en la que le pedían que escribiese. Agarró un pergamino que tenía guardado para las clases y escribió. La lechuza oscura esperó pacientemente frente a ella, apoyada en la mesa. Agitó sus alas un poco impaciente cuando los minutos pasaban, aquel movimiento libero algunas plumas. Susan las apartó con cuidado para que no cayeran en su bol de cereales.

Justo cuando terminó la carta y la lechuza la agarró con su pico, los fantasmas entraron en el comedor. Los fantasmas volaban por encima de los estudiantes ocupando su lugar en cada mesa. El fraile gordo se colocó al lado de Alana mientras ella desayunaba.

-Buenos días. -saludo el fantasma.

-Buenos días señor fraile.

El fantasma movió su cabeza, asintiendo, parecía satisfecho de los modales de la chica.

Cuando terminó de desayunar miró hacía la mesa de los profesores, algunos se encontraban comiendo, pero otros no, como su hermana. Alana se sentía emocionada, tener a Lynx en Hogwarts le daba seguridad. No es como si fuera peligroso estar allí, pero si tenía problemas siempre podía acudir a ella.

Pero no pensó que Lynx ahora era profesora, y como tal, tenía que preparar sus clases. Tenía que dar clase desde los de tercero hasta los de séptimo. Eran muchas clases, y cada una con su temario, con sus criaturas... En el fondo, su forma de dar la clase, estaba muy influenciada por por Silvanus. No quería que memorizasen un libro, quería enseñarles criaturas, que las viesen, que las tocasen (si podían), que vieran que a pesar de todo eran seres vivos que merecían respeto y amor. Al final todos convivimos en el mismo mundo y la probabilidad de encontrarse podían ser mayor o menor, pero siempre existía la posibilidad. Saber como actuar en ese caso era fundamental.

Las Selwyn en Hogwarts (Saga La familia Selwyn) #1Where stories live. Discover now