Esta es la historia de dos hermanas y de una familia bastante peculiar.
Alana Selwyn, es una bruja y como tal, recibe una carta de Hogwarts para asistir al colegio de magia y hechicería. No puede evitar la emoción, después de todas las historias que...
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El verano por fin terminó y eso solo significaba que por fin volvía a Hogwarts. Esta vez su madre tenía mucho trabajo, así que solo su padre la acompañó a la estación de tren, se despidió de él con un abrazo y un beso prometiendo escribirle. Miraba a su alrededor buscando a sus amigos pero había tantos alumnos de todos los años que era imposible. Finalmente se rindió y se subió al tren sola. Caminó por los distintos vagones buscando a sus amigos pero solo encontró a Hermione.
-Menos mal que te veo por un momento pensé que ninguno habíais subido al tren.
Ambas chicas ya llevaban el uniforme puesto, una de Gryffindor y la otra de Hufflepuff. Alana arrugó su frente.
-Tampoco he visto a Ron ni a Harry.
-En qué problema se habrá metido esos dos... ¿Cómo van a llegar a Hogwarts si no se han subido al tren?
-Bueno, no sabemos si no están en el tren quizá deberíamos de revisar todos los vagones,... para asegurarnos.
Hermione asintió. Ambas chicas se levantaron y cada uno fui a una dirección diferente para mirar en los vagones. Fue pasando por los distintos vagones hasta que al abrir uno, vio a Draco Malfoy con sus amigos, Vincent Crabbe, Gregory Goyle y una chica de cabello oscuro y lacio, Pansy Parkinson. Por un segundo, Draco la miró a los ojos. Ella se giró para cerrar la puerta.
-Espera. Puedes quedarte. -Draco habló rápido antes de que pudiera cerrar la puerta.
Pansy miró a Draco sorprendida pero solo por un segundo, luego su expresión se volvió aburrida, eso sí no parecía quitarle el ojo a Alana. Draco empujo a Crabbe que estaba sentado a su lado, dejando un hueco. Alana se sentía incómoda, no sabía cómo rechazar la oferta sin parecer grosera.
-Eh... Gracias, pero estoy buscando algo.
-Te está ofreciendo un lugar para sentarte, deberías aceptarlo y ser más agradecida. -Pansy protestó con un tono mordaz y seco, sin mirarla.
Aquella chica parecía molesta con su sola presencia, pero ella no podía entenderlo, no le había hecho nada malo, de hecho, era la primera vez que la veía. Aquel era su segundo año y el año pasado, básicamente había estado con Ron, Harry y Hermione, sin contar algunos miembros de su propia casa como Susan. Lo cierto es que no era muy sociable era bastante introvertida y reservada, por lo que, en ocasiones le costaba relacionarse con otras personas. Por eso ese segundo año se había propuesto ser más agradable y abrir su círculo de amigos. Ahora tenía dos opciones: sentarse con Draco y sus amigos ignorando el hecho de que dos de sus amigos no se encontraban en el tren, o ignorar la oferta que estaban haciéndole y seguir su búsqueda aunque eso suponía quedar mal frente a ellos.
Viendo cómo Draco no había dudado en empujar a su compañero, no le quedó más remedio que sentarse. Pansy la miraba con molestia, sus ojos danzaban entre Draco y ella. Malfoy miraba a Alana de reojo mientras miraba por la ventana del compartimiento, disimulando.
