Capítulo 4. El primer partido de Quidditch.

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A los poco días, Lynx estaba frente a la puerta de Severus. No había podido evitar pensar en su herida, debía tratarse cuanto antes. De hecho, le sorprendía que él no lo hubiera hecho aún. Se lamentaba profundamente no ser capaz de apartar aquel pensamiento de su cabeza. Se preocupaba por él, incluso después de tanto tiempo. ¿Llegaría alguna vez a olvidarse de él? Lo dudaba. ¿Acaso había olvidado a Lily? ¿O a Regulus?

El nombre de este último resonó en su cabeza, ensombreciendo su rostro... Había intentado dejar todas aquellas muertes atrás, sobre todo la de Regulus, pero era imposible. A veces recordaba sus ojos, la forma en que la miró por última vez, como había sostenido su rostro entre sus manos y la había besado. Sabiendo que sería la primera y la última vez.

Tragó con dificultad. No podía dejarse dominar por las emociones. Lily siempre le dijo que era demasiado expresiva porque sentía las cosas con mucha intensidad. Cuando él murió, fue cuando sus palabras la convencieron...

Estaba pensando si llamar o no; no sabía porque estaba ahí, ni que esperaba. Quizá calmar su corazón dolorido, quizá lo necesitaba más de lo que ella pensaba...

-Dudo que alguien te abra.

Severus estaba detrás de ella, su pierna seguía herida y cojeaba. Lynx intentó ocultar su nerviosismo al verle, pero sus manos se movían nerviosas y Snape era un experto en leerla.

Él la observaba, con cautela como si fuera un animal asustado se acercó a ella, hasta apoyar sus manos a ambos lados de la puerta. No quitó ni un solo segundo la vista de aquellos ojos azules... Podía sentir como algo se removía en su interior, como si algo tirase de él hacía ella. Se inclinó hacía su rostro, podía olerla y aquello lo aturdía. Lynx lo miraba de vuelta, lo veía cansado y fatigado y aun así su mirada era tan intensa.

-Yo... -Lynx se aclaró la garganta- vengó a ver si necesitabas ayuda.

Ella miró su pierna y luego su rostro. Él estaba dudoso, pensando si era buena idea invitarla a su despacho donde estaba además su habitación.

-Estas cansado, solo déjame ayudarte. -insistió

-No sé si deberías estar entre pociones... pero me arriesgaré. -parecía de buen humor, incluso bromeaba.

Se inclinó más hacia ella, más de lo necesario. Él usó su varita para abrir el despacho, pero no iba a negar que se inclinó para sentir su cabello rozar su nariz. En cuanto la puerta estuvo abierta, Lynx aprovechó su libertad para entrar. Se sentía un poco aturdida.

El despacho disponía de un enorme escritorio y miles de vitrinas con frascos, libros y pociones. La puerta de la derecha daba a la habitación, por lo que evitó mirar en esa dirección.  Pero la puerta estaba abierta y estaba realmente nerviosa al ver la cama, era lo único que demostraba que aquello era una habitación.

Las Selwyn en Hogwarts (Saga La familia Selwyn) #1Where stories live. Discover now