EL AMANECER DE LA JUSTICIA

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Algún tiempo después...

Metrópolis:

Lois Lane estaba en el techo del Daily Planet, esperando cualquier señal de Superman. Habían pasado horas desde que se informó del último avistamiento. Ni Zod ni Superman estaban por ningún lado. Cuando la ciudad de Metrópolis comenzó a recuperarse del ataque de Zod y la batalla con los héroes, Lois miró al cielo, esperando.

Lex Luthor estaba sentado en su oficina. Sus contactos en inteligencia militar le informaron que Superman estaba vivo y Luthor no tenía ninguna duda de que se dirigía a LexCorp. La noche había caído sobre la ciudad. El alcalde había anunciado un día conmemorativo para todos los muertos en el ataque y, cuando la ciudad comenzó a recuperarse, Lex supo que su benefactor no estaba complacido. Una brisa sopló a través de la oficina cuando la ventana se abrió y Luthor volteo para ver a Superman de pie frente a él.

-Hola Superman... tengo entendido que derrotaste al ser que atacó a Metrópolis hoy – dijo Luthor, nervioso –

-No seas hipócrita, Luthor. Sé que guiaste a Zod a la Tierra. Incluso alguien con tus recursos no tiene el poder o la tecnología para liberar a alguien de la Zona Fantasma... así que quiero saber con quién estás trabajando – pidió Clark –

Luthor se levantó detrás de su escritorio, con las manos detrás de la espalda mientras caminaba hacia Kal-El, quien se sintió un poco debilitado. La mano derecha de Luthor se adelantó y golpeó a Superman en la mejilla, haciendo que sangrara un poco de la boca. Clark estaba un poco conmocionado cuando vio un anillo en el dedo de Luthor.

-Kryptonita...

-Sí, Superman. Me tomé la libertad de cortar un poco de la reserva para crear este anillo – Lex puso una sonrisa amenazante – No me dejare intimidar por ti.

Clark se enfocó y apuntó al anillo de Luthor, encendiendo su visión de calor. Lex sintió que el anillo en su dedo comenzó a calentarse e hizo una mueca de dolor cuando la banda de oro comenzó a derretirse, lo que lo obligó a quitárselo y arrojarlo al otro lado de la habitación.

-Ahora... quiero un nombre, Luthor.

-Yo... no sé su nombre, ni siquiera lo he visto – Lex aun se lamentaba por su dedo quemado – Cuando me contacta, aparece un símbolo en mi pantalla y escucho una voz... eso es todo.

-¿Símbolo? ¿Qué símbolo? – exigió saber Clark –

Lex volvió a su escritorio, tomó un bolígrafo y un trozo de papel, dibujó en él y le entregó el papel a Superman. Lo que vio envió un escalofrío a través de su columna vertebral. El símbolo del primero y el último, el principio y el fin. El Omega: Ω

Clark lo supo al instante. Las memorias de la fortaleza de la soledad le habían hablado de él. El gran conquistador espacial. El tirano del planeta de fuego Apokolips. Entonces Superman pronunció las palabras que le dieron a Lex la respuesta que había estado buscando durante los últimos años.

-Darkseid... ¡su nombre es Darkseid!

Clark estaba sumido en sus pensamientos mientras caminaba hacia la ventana. Uno de los mensajes de Jor-El decía que Darkseid había intentado invadir Krypton hace milenios, pero se retiró debido a la resistencia de su gente. Si Darkseid todavía existía, no solo haría todo lo posible para destruir a Superman, sino que la Tierra misma estaría en gran peligro. Sin embargo, Superman sabía que sus poderes bajo un sol amarillo deberían ser suficientes con los del tirano de Apokolips, y además, el ya no estaba solo. Había más héroes en la Tierra y eso sería un punto de ventaja para que se prepararan para la invasión.

Clark volteo para mirar a Lex una vez más, sacando a Darkseid de su mente mientras se ocupaba del asunto en cuestión.

-Por cierto Lex... sé que tienes algunos de los mejores abogados del país y crees que has cubierto tus pistas bastante bien, pero me asegurare de ligarte por todos mis medios a esta invasión – Clark lo amenazo – No te quedaras impune por esto.

El Hombre que Llego de las EstrellasWhere stories live. Discover now