20. UN FIN DE SEMANA DIFERENTE.

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Por fin hemos terminado la campaña de la clínica estética y hecho la presentación. Ha sido cuanto menos agotador pero tanto yo como todo el equipo estamos muy contentos con el resultado.
Este fin de semana solo tenemos intención de desconectar de todo y descansar.
Sanem lleva unos días excesivamente cansada. Con el fin de avanzar en la agencia se pasa el día sin parar.
En cuanto llegamos a casa solo piensa en ducharse y cenar. Nada más ponerse en el sillón para ver algo en la tele cae fulminada.

El sábado salimos a navegar.
Cómo de costumbre nos levantamos pronto para aprovechar el día. Cuando el sol empieza a salir nosotros ya estamos en el barco.
Estamos en otoño pero hace un día bastante bueno y soleado.
-Sanem: Can echaba de menos esto.
-Can: Yo también.
-Sanem: Voy a bajar a por unas bebidas. Quieres algo de picar?
-Can: Sí. Elige lo que quieras que seguro me gustará.

SANEM:
Voy a la cocina, al bajar los pocos escalones comienzo a marearme, hemos estado algo más de un mes sin pisar el barco en marcha y ya he perdido el equilibrio.
Pongo la tetera al fuego. Abro uno de los armarios para sacar unos frutos secos y colocarlos en una bandeja que estoy preparando. Cuando me dispongo a subir me vuelvo a marear y se me cae todo.
Pego un grito.
-Sanem: Ahhh! Mierda.

El té se ha caído por mis piernas y me he quemado un poco. Paso mis manos rápido e intento recoger todo el lío que he formado entre tazas, cristales, y frutos secos.

-Can: Sanem? Todo bien por ahí abajo?
-Sanem: No.

Can baja enseguida.
-Can: Qué te ha pasado? Estás bien?
-Sanem: Me he quemado.
-Can: Joder. Ven aquí. Te has tropezado?

Coge mi mano para ayudarme a salir de todo el desastre que he formado.
-Sanem: Estaba un poco mareada y al no controlar se me ha caído la bandeja.
-Can: Sanem, tienes sangre, te has cortado la mano. Te duele?
-Sanem: No me duele, ni si quiera me había cuenta.
Me he quemado un poco la pierna pero estoy bien.

Can coge el botiquín y pasa una gasa con suero por mi pierna. Me dice que no parece nada preocupante, saca un tubo pequeño de pomada para quemaduras y me la pone sobre la pequeña mancha que se ha formado sobre mi muslo y canilla. Me pone un apósito en la mano y me hace sentarme un momento en la cama.

Recoge todo el reguero que he dejado por toda la cocina. Retira los cristales y subimos a la cubierta.
-Can: Siéntate aquí, abajo el barco se mueve más.
-Sanem: Está bien.

Can maneja el barco. No me quita ojo.
Me tumbo y sin pensarlo me quedo dormida.
No se cuanto tiempo he dormido pero cuando me despierto no me siento mejor que antes, sino todo lo contrario. Intento mirar a un punto fijo y respirar a ver si me calmo. Can se da cuenta y viene para sentarse al lado mío.
-Can: Sanem, tienes mala cara y estás sudando. Vamos a volver al muelle.
-Sanen: No de verdad que sólo es un poco de mareo.
-Can: Y si te pones peor de noche? Qué vamos a hacer tan lejos?
-Sanem: Tranquilo. Estoy bien. Voy a buscar un libro que tengo en el bolso.

En el fondo lo he dicho para que no se preocupe. Quiero distraerme a ver si se me pasa, me encuentro muy revuelta pero no quiero estropear el fin de semana.
Cuando me pongo de pie de nuevo, pierdo el equilibrio. Can me sujeta por un brazo con cuidado, tengo que cerrar los ojos, parece que me voy a caer.
-Sanem: Necesito bajarme de aquí.

Digo a punto de llorar.
-Cam: Ven, siéntate aquí.

Me deja en el suelo.
-Can: Sentirás menos mareo. Relájate. Nos vamos para casa.

La vuelta al muelle se me hace un mundo y eso que estamos relativamente cerca.
Cuando llegamos Can me ayuda a levantarme.
-Sanem: Siento haber estropeado el plan.
-Can: Sanem, no seas tonta. Estás mal, no has estropeado nada.

El Viaje De Nuestra Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora