El Viaje De Nuestra Vida.

93. HACERLO LO MEJOR QUE PUEDA.

Saco a Sanem de la agencia y vamos a a comer. Me quedo embelesado mirando como casi engulle ese plato de pasta con salsa de nata y calabacín. 
-Sanem: Can? Qué miras? Me he manchado?

Niego con la cabeza.
-Can: Sólo estoy viendo como mi glotona favorita disfruta comiendo.
-Sanem: Glotona yo?
-Can: Si.
-Sanem: Es que ya no aguantaba más. Entre tanto beso no me has dejado desayunar tranquila. No he comido nada.
-Can: Has sido tú, que te has levantado muy feliz.
-Sanem: Lo soy. Y esto está de muerte. No quieres probarlo? Yo si quiero probar el tuyo.

Sanem me hace reír, es tan feliz con la comida, espero que esto no le siente mal, verla otra vez con náuseas y vómitos me mataría.
Con su tenedor pincha mis ravioli y cuando lo prueba muerde sus labios y me hace reír.
-Sanem: Definitivamente la comida italiana es de lo mejor que existe en el mundo.
-Can: Mejor que lo que yo te cocino?

Sanem agita sus cinco dedos, queriendo decir más o menos.

Después de comer volvemos a la agencia. Nos reunimos todos para empezar a hacer todos los cambios. Nos ponemos todos las pilas pero creo que hoy no es nuestro día. Nada más terminar paso por Sanem y nos montamos en el coche.
-Sanem: Can, he estado tentada a contarle a Ceycey...
-Can: Sanem, por qué te gusta tanto hacerlo sufrir?
-Sanem: No lo hago para que sufra pero no sé porque necesito revelarle todos mis secretos, creo que ya es una especie de adicción.
-Can: Con el día que hemos tenído hoy no creo que el pobre lo hubiese soportado.

SANEM:
Por fin estamos en casa no me lo creo. Con todo el gusto del mundo me lanzaría sobre el sofá hasta que fuera la hora de cenar pero no puedo. Estoy luchando con Deniz para que se meta en la ducha, cuando lo consigo Yildiz llora porque se ha dado en la rodilla y quiere que la coja, Ates está dándole a Tesla aceitunas. De cuando a dónde un perro come aceitunas? Cómo ha logrado Ates llegar hasta el último estante de a nevera para coger el tarro?

Veo a Can hablar por teléfono en el jardín y yo sólo quiero llorar. Cuando Yildiz se calma dejo a Deniz jugando y la meto junto con Ates en la bañera en lo que preparo sus pijamas sobre sus camas, he tardado literalmente 2 minutos y ya oigo como alguno de ellos llora. Ahora es el turno de Ates,  Yildiz, que lleva muy bien el rol de hermana mayor, quiere lavarle el pelo y ella quiere hacerlo sola. Nunca dejo que se laven el pelo solas, siempre las ayudamos Can o yo para asegurarnos de que lo hacen bien.

Una vez han entrado en razón y les he aclarado el pelo a las dos, las envuelvo en sus toallas y ayudo a vestir. Voy a la cocina y mientras les caliento la cena, Can entra en casa y veo los cielos abiertos.
-Sanem: Can, necesito de tu ayuda no me dejes con todo por favor.
-Can: Lo siento Sanem, era una llamada importante. Por qué no has esperado?
-Sanem: Porque necesito que se vayan a la cama pronto, estoy agotada.
-Can: Vete a ducharte tranquilamente, les daré la cena y prepararé algo para los dos.

Entro en el dormitorio cierro la puerta y respiro profundamente.
Me desnudo, me miro frente al espejo, mis manos van a mi vientre plano, toco la cicatriz de la cesárea de los trillizos, miro mis caderas, mis pechos y luego me fijo en mi cara, tengo las ojeras marcadas pero no puedo estar más feliz de que mi cuerpo esté dando vida a otro ser. Me meto en la ducha, pongo el agua bastante caliente y dejo que caiga un buen rato antes de empezar a enjabonarme. Aproximadamente 15 minutos después estoy secándome, poniéndome un camisón y desenredando mi pelo. Cuando salgo a llevar la ropa sucia los niños están casi en silencio acabando su cena. Can girado cocinando la nuestra. Ahora parecen angelitos.

Una vez han terminado los llevo sus camas y cuando les leo un cuento me quedo dormida. Me doy cuenta porque Can me llama, está en la puerta con Ates de manos. Al parecer me he quedado dormida antes que ellos. No doy para más.