CAPÍTULO 8

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Despierto con un sabor amargo en la boca, de estar harta de la vida, aburrida de lo mismo y estar encerrada en estas cuatro paredes

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Despierto con un sabor amargo en la boca, de estar harta de la vida, aburrida de lo mismo y estar encerrada en estas cuatro paredes. Me levanto sin ánimos de nada para obligarme a salir de esta pocilga, pero aquí el único problema es mi padre, de aquí salgo si o si,no quiero morir por Dios. Doy unos saltitos saliendo de la cama con los benditos dolores en el cuerpo, retomar la actividad física después de varios años conlleva sus consecuencias. Al salir de la cama me tambaleo y caigo al piso.

—Jajajaja Dios ¿Tanto hice ayer? Me llaman señora oxidada —me pregunto riéndome.

Hago fuerzas para levantarme y apoyarme de las paredes hasta llegar al baño, me siento al borde de la bañera y me encojo por el dolor muscular, me quito la pijama con todas las fuerzas que me da lo poquito que tengo de vida con este dolor, abro la pluma de la bañera para llenarla, si adivinan que voy hacer pues será ir a la cocina por busca de hielo, mientras espero que se llene con agua fría, tomo mi toalla y me la envuelvo en mi cuerpo, me queda tan perfecto gracias por lo tabla que soy.

《Te agradezco madre por heredar tus preciosos uvas pasas ( senos)》

Respiro con todas mis fuerzas y llenarme de energía antes de bajar por las escaleras.

—Bueno aquí voy —analizó riéndome nerviosa, los doce escalones del último piso de la casa, avanzó al primero y al momento de medio flexionar la pierna derecha retrocedo al momentico quejándome y maldiciendo por el dolor.

— Carajo que dolor..., bueno toca a la de Dios —la segunda opción que me queda es bajar las escaleras corriendo.

—Okey —me preparo sacudiendo mis manos —Uno...dos...ya! —bajo corriendo las escaleras gritando y sin parar bajo la segunda escaleras de la casa y las más largas que he visto en mi vida. ¿Qué casa tiene más de 20 escalones?.

Al bajar por completo las escaleras, me apoyo rápidamente de la pared cerca de la cocina, estirando un poco, al descansar por unos minutos, me dirijo a la cocina por una bolsa de hielo, abro el congelador y sacó la bolsa plástica, me la apoyo en mi pecho y no duró ni un segundo, la suelto rápidamente en el mesón de la cocina saltando de la quemadura del frío.

—¡Iiiii! —grito silenciosa —¿Cómo llevo esto hasta el baño?, preciso, ¿por qué elegí la tercera planta de la casa? —me quejo existencialmente.

Doy unos saltitos preparándome para correr hasta el baño, cojo un trapo y lo envuelvo a la bolsa de hielo, lo aferro a mi pecho y empiezo a correr apretando los labios, tentándome del dolor subiendo las escaleras. Al terminar, llego al baño dando saltos de trote para calentar un poco los músculos, abro la bolsa y lo echo a la bañera, cojo mi crema de cuerpo me lo hecho en el cuerpo masajeandolo, entro a la tina erizandome del frío y me hundo rápido tomando aire en mis pulmones, se me tensan los músculos por el frío y me quejo por las heridas que aún tengo de los golpes.

Ya quedándome sin aire, salgo del agua y me doy masajes en el cuerpo con fuerza para relajar los músculos. Después de un largo masaje, salgo del baño ya más relajada, voy al cuarto y decido ponerme ropa deportiva, busco entre las cajas que aún no desempaco por la flojera y el poco tiempo de mi vida que tengo para hacer algo como eso.

El Mundo Oscuro y NosotrosWhere stories live. Discover now