4. Doña Blanca

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Por estas fechas, cuando el clima comienza a ser un poco más cálido en Michoacán, se festejan las fiestas patronales del pueblo en el que vive Antonio desde que nació. Es muy bonito ver cómo todo el pueblo se viste de sus mejores galas, los colores son más vibrantes, la gente es más amable, hay más visitantes, la comida tiene más sabor. Pareciera que todo ser vivo en el pueblo está expectante para estas celebraciones. Y eso es lo que le gusta tanto a Antonio.

Su familia siempre participa en la kermesse que se lleva a cabo en la explanada del templo principal. Sus papás venden pan dulce y sus hermanos y él venden juguetitos para entretener a los visitantes, desde niños hasta viejitos que quieren revivir sus días más brillantes. Son bien conocidos en el pueblo gracias al pan tan rico que venden, y además, los niños son muy alegres, así que tienen muchos amigos que pasan por el puesto de vez en cuando para preguntar si pueden jugar un rato. Los padres de Antonio les dejan ir un rato después de comer, que es la hora del estupor, de la siesta, y de la preparación para la noche; sin embargo, los niños ya saben a qué hora regresar para ayudar con la venta.

Cuando el sol baja y el cielo está oscureciendo, la gente comienza a llegar, así que los niños ya están atentos en el puesto, ofreciendo diferentes tipos de pan y también promocionando los juguetes que tienen, atrayendo la atención con sus enérgicas invitaciones.

⸺ Buenas, oiga, doña Paulita, ¿me puede anotar un pan y al rato que venga mi mamá se lo paga?⸺ Adela, la hija de la doctora que trabaja en el hospital central y que también es su vecina, es muy cercana a la familia de Antonio, así que es como una prima para los niños.

⸺ Claro que sí, mi niña⸺ la señora, bien conservada a mitad de sus cuarentas, atiende a la pequeña con buen humor y cuando le da lo que le pidió le hace el recordatorio⸺. Acuérdate de no estar afuera tan tarde y sola, Adela. Ya ves cómo se ponen las cosas, no vaya a ser que te pase algo. Si quieres te vienes con nosotros, que de todos modos no nos vamos tarde, para que te acompañen los muchachos y ya caminamos juntos. 

⸺ Muchas gracias, doña Paulita, yo creo que sí me voy a quedar con ustedes, había pensado ya irme a mi casa, pero pues mejor los acompaño⸺ los adultos parecen aliviados con las palabras de la muchacha, así que le hacen espacio en el puesto para que estén juntos.

Sin embargo, el buen ambiente termina cuando se escucha mucho ruido en la cantina que está en contraesquina del templo. De ahí salen a tirones tres señores, los tres con el sombrero a medio poner y las cejas bien juntas, gritando tontería y media, amenazando a todo mundo, molestando a las muchachas y gritándole a los muchachos. Avanzan apoyándose entre ellos, ninguno pudiendo caminar en línea recta ni con la espalda erguida.

Antonio presta atención y se pone alerta, pues sus padres y su hermano mayor no han quitado sus ojos de los tres hombres que están alborotando para mal la fiesta. Sabe que tiene que ser valiente, pero también muy inteligente para lidiar con gente que no está en sus cabales.

⸺ ¡Tú! Tú te quedas aquí conmigo, ¿cómo ves?⸺ el más alto de los tres agarra al pasón a la primera muchacha que ve que está más cerca de él, la toma por el brazo y ella forcejea para que la deje en paz. Los amigos ebrios se ríen de la situación y comienzan a gritarle a la joven.

⸺ Déjate querer… él tiene mucho dinero y mucho poder… te conviene decirle que sí… para que no te desgracie la vida, niña⸺ dice luchando contra el hipo el más robusto, con un bigote largo y todo por ningún lado.

⸺ ¿Cómo te llamas?⸺ el tercero se acerca a ella y se regodea en lo asustada que se ve, sus ojos son muy grandes y su cara está pálida gracias al miedo que tiene.

⸺ Rosario⸺ es apenas un susurro entrecortado, pero que entienden los tres hombres a la perfección.

⸺ Ay, Rosarito, mi amor, te voy a comprar algo para que se te quite lo pálida que estás, ¿qué quieres?, ¿Una cervecita?, ¿un tequilita?, ¿un churro…?⸺ el hombre alto voltea a su alrededor y se le iluminan los ojos cuando ve el puesto de pan de la familia de Antonio⸺. Ah, ya sé, ahorita, vente, vamos.

Juegos en el ombligo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora